domi El miedo, tu gran aliado

Vamos a hacer una instrospección a una de los mecanismos de defensa mas inútiles de la historia del cuerpo humano: EL MIEDO.

Veamos, tú estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño, ¿y qué haces? Te tapas con la sábana. Muy bien! ¿Que pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? Eso seria una gran ofensa para los cuchillos Ginsu.

Y te preguntaras, ¿pero este hombre que sin motivo apartente quiere asesinarme, de donde habrá salido? He aquí la respuesta unánime: de debajo de la cama. La reacción obvia es mirar debajo. Digo obvia por decir algo, porque ¿qué ganas mirando? ¿que te mate antes? Muy bien, fantástico.

Además, que aver si vas a mirar un dia, y va a haber alguien. La conversación es peculiar: -Errr… buenas noches! … qué, asesinando un ratillo eehhh…?

Otro momento cumbre es cuando estás solo en casa y oyes un ruido. Te levantas, acojonao, en calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien ahí?- No se tú, pero yo si voy a asesinar a alguien, no contesto. Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien sólo puede estar detrás de la puerta del cuarto de baño, porque lo demás ya lo has registrado. Así que decides asomar la cabeza poco a poco, más que nada para que, si hay alguien, te dé a gusto.

Otra situación. Vas en coche con ese colega al que tanto le gusta coger las rotondas como los loopings del Hot Weels, y te acojonas. Y tú decides que en esos momentos de flaqueza y horror, pondrás tu vida en las manos de la más segura construcción creada en todos los tiempos por el ser humano: la asita de plástico. Que se abran los mares, que se rompa la tierra, que tú ahi agarrao, hasta el fin del mundo. Luego tenemos la variante señora, que sustituye nuestro infalible mecanismo por su bolso. Como tampoco sabes que lleva, pues no puedes decir mucho. Quien sabe que llevan ahí: un chaleco salvavidas, unas provisiones de emergencia, el reloj de James Bond… uno no sabe que esperarse, quizá vaya equipado con airbag de serie.

La variante de este medio de transporte es la bici. ¿Quién no ha enganchao una cuesta empinada y ha visto que aquello se descontrolaba? ¿Qué hará nuestro protagonista, el cuerpo humano, ante esta situación? Pues descontrolarse más. Soltar pies de los pedales, y en casos extremos, las manos también. ¡Claro que sí! ¿Que crees, que vas a salir volando como ET?

Tienes que bajar al garaje y no hay luz. Empiezas a pensar con fantasmas o si habrá alguien escondido y, ¿qué haces? Cantar. “Tengo miedo, tengo miedo, no lo sabes tú bien”! Eso es, da más datos. Lanza una bengala. ¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará “Mierda, otro que se me ha cruza do de acera,que nochecita llevo”. Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa, que los atracadores solo atacan en la acera de los pares?

Ah! El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y de repente el ascensor hizo un ruido extraño. “Brramb”. ¿Y qué hizo la señora? Agarrarse a mí! Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.

No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si por ejemplo hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de nuestra sábana a prueba de balas, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un movil en posición vibrador. Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia tí y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo, quedarse quieto.

Más reacciónes qeu tiene el cuerpo por su cuenta. Gritar. Claro que sí, es muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te incendia la sartén ¿qué se le ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: – Los huevos!!!- y si viene otra persona, se une a tus gritos: -¡Que se te queman los huevos!- Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos? Hombre, por favor!
En el terrible caso de que el ladrón que nos encontremos sea ambivalente con las aceras, entonces el cuerpo activa su última arma secreta: el sudor. Aquí no sabemos muy bien lo que intenta el cuerpo. Una opción sería ahuyentar al agresor con nuestro hedor natural. Muy mofético. Y muy poco útil. Dudo que le asusten esos rondeles debajo de tus brazos. La otra opción, al más puro estilo Marvel, sería resbalar entre sus manos y huir heroicamente. Yo no lo probaría.

¿Habrá algo más inútil y estúpido que cagarse de miedo? Bueno sí, morirse de miedo.

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http://noeresunbuencolega.wordpress.com/

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