vania Los Cuentos de Hadas y su verdadero Origen

En Samhain hemos entrado en la Mitad Oscura del año, la zona de sombra donde ésta se manifiesta para hacerse notar y en determinados casos ser transmutada en otra cosa, algo más nutritivo que permita seguir avanzando a nuestro espíritu por las sendas de este mundo. Desde hace siglos, sobre todo en lo que a ciertas corrientes neopaganas atañe, se trata sistemáticamente de “borrar” esa sombra, lo oscuro que forma parte de la vida, aquello que es incómodo, cruel o violento y mostrarnos un mundo color de rosa que poco o nada tiene que ver con la realidad. Tratan de cercenarnos un conocimiento iniciático esencial para los brujos: la sabiduría que se oculta tras las sombras, aquella que hay que reconocer y enfrentar pues es aquel fiero dragón que nos muestran los viejos Cuentos de hadas al que el héroe, nosotros, hemos de enfrentarnos al menos una vez en la vida.

Lo que sucedió con los llamados Cuentos de Hadas fue lamentable ya que se eliminó su verdadera esencia, su propósito esencial, lo que desvelaban, como relataremos más adelante.

Los cuentos son fascinantes, mágicos e inspiradores, la esencia de la narrativa más pura, más directa, desgarrada y brutal. Las personas, al escuchar estos cuentos, grabamos sus mensajes a fuego en el alma con unas enseñanzas fundamentales que nos servirán para afrontar los grandes desafíos que encontraremos en nuestras vidas, sus injusticias, sus contradicciones y sus recompensas. Algunos cuentos de hadas están basados en leyendas que incorporaban una creencia espiritual de la cultura en la que se habían originado y eran contados para emular verdades que todo el mundo experimentaba pero que necesitaban ser contadas en voz alta, como una forma de exorcizarlas o simplemente de conocerlas.

Muchos Cuentos de hadas y las leyendas existentes tras ellos son de hecho versiones edulcoradas de hechos históricos que tuvieron lugar en tiempos remotos pero que resultan incómodos por lo violentos. La moral de estos cuentos era brutal y sus imágenes, cruentas y fuertes no podían ser borradas de la memoria como si no hubiese pasado nada.

A comienzos del siglo XIX, Jacob y Wilhelm Grimm, se decidieron  a recopilar historias que se transmitían oralmente en pueblos, aldeas y las regiones boscosas centro europeas. Ambos hermanos querían, como filólogos, preservar la tradición oral alemana que se perdía inexorablemente con el paso del tiempo. La primera colección de cuentos estaba basada en esos hechos reales que hemos mencionado. Pero hubieron de reinterpretarlos y dulcificarlos para poder vender los libros debido a la moral cristiana imperante.

Anterior a los hermanos Grimm encontramos a Charles Perrault, un escritor francés del siglo XVII que al igual que los Grimm, se decidió a recopilar los cuentos que se narraban entre la alta burguesía y la aristocracia. Creó así su famosoLos cuentos de Mamá Oca, recopilando estos cuentos de hadas y también versionándolos debido, de nuevo, a la moral cristiana. Como anécdota, diremos que estos cuentos nunca fueron dirigidos a un público infantil ya que en aquellos tiempos no se pensaba en los niños como un público potencial y no existía el género literario que hoy conocemos como literatura infantil.

La moralidad que estas historias contienen es más importante y reveladora que todos los dramáticos acontecimientos que tienen lugar en esos relatos. Son cuentos que advierten, que nos muestran el mundo tal cual es, sin ambages, sin mentiras. Donde no siempre ganan los “buenos” sino más bien lo contrario pero que, desde luego, nos trazan un mapa de los peligros de la vida, de los caminos que habremos de recorrer y nos aportan un legado valiosísimo para emprender esos caminos sin sufrir peligro o, al menos, evitando el máximo posible. Los finales felices que suceden en los cuentos infantiles son un insulto a la inteligencia. La gran maestra, Ana María Matute, escritora admiradísima, presentando en Barcelona la reedición de sus cuentos infantiles dijo lo siguiente: Caperucita Roja era una niña tonta, porque todos nos acostamos con el lobo, pero no lo confundimos con la abuela!” La moraleja de los cuentos tiene muchas lecturas y Caperucita se fio de un extraño pero además fue ingenua en exceso, lo que la condenó a muerte.

Matute tiene también un cuento interesantísimo llamado El verdadero final de la Bella Durmiente, donde nos enseña que el verdadero cuento, la verdadera historia comienza cuando el príncipe se lleva a Aurora a su castillo y a su reino. Nos cuenta la historia de cómo una joven ha de enfrentarse al mundo real y sus problemas, una vida en la que su príncipe azul no es tan dulce como le mostró en un principio y su nuevo reino no es tan maravilloso como se lo contaron.

Estos cuentos poseen la verdadera esencia de las antiguas tradiciones y cultos paganos que fueron, una vez, el libro de creencias de nuestros antepasados. Sus quehaceres y sus vidas estaban marcados por estos ritmos y mareas del tiempo que les mostraban como sucede todo, como todo se transmuta y se convierte en otra cosa siendo nosotros los catalizadores de todas esas fuerzas que habitan el mundo, aquellas que se esfuerzan en molestarnos, perturbarnos y arruinar el ecosistema y aquellas que se empeñan en lo contrario. Luz y oscuridad en un ciclo eterno que siempre se sucede, una y otra vez y en esa marea, nosotros, transformándonos y buscando las llamas del conocimiento en esa tiniebla o en la luz más resplandeciente.

A continuación copio un párrafo del libro Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista junguiana y, tal como ella describe en su introducción, cantaora de cuentos. Una mujer que se ha dedicado a recopilar los cuentos de hadas originales de las tradiciones de culturas maravillosas como la mexicana, la de los países del este y centro de Europa y la región de los grandes lagos en los Estados Unidos. En este párrafo esta increíble mujer nos resume lo que realmente sucedió con los llamados Cuentos de hadas:

(…) En el caso de los hermanos Grimm (entre otros recopiladores de cuentos de hadas de los últimos siglos), hay poderosas sospechas de que sus confidentes (narradores de cuentos) de aquella época “purificaron” los relatos para no herir la susceptibilidad de los piadosos hermanos. A lo largo del tiempo, se superpusieron a los viejos símbolos paganos otros de carácter cristiano, de tal forma que el viejo curandero de un cuento se convirtió en una perversa bruja, un espíritu se transformó en un ángel, un velo de iniciación en un pañuelo o una niña llamada Bella (el nombre habitual de una criatura nacida durante el solsticio de verano) se rebautizó con el nombre de Schmerzenreich, Apenada. Los elementos sexuales se eliminaban. Las amables criaturas y animales se transmutaban a menudo en demonios y cocos.

De esta manera se perdieron muchos relatos didácticos sobre el sexo, el amor, el dinero, el matrimonio, el nacimiento, la muerte y la transformación. De esta manera se borraron también los cuentos de hadas y los mitos que explican los antiguos misterios de las mujeres. Casi todas las viejas colecciones de cuentos de hadas y mitos que hoy en día se conservan se han expurgado de todo lo escatológico, lo sexual, lo perverso (incluso las advertencias contra todas estas cosas), lo precristiano, lo femenino, las diosas, los ritos de iniciación, los remedios para los distintos trastornos psicológicos y las instrucciones para los arrobamientos espirituales.

Mujeres que corren con los lobos. Introducción. Clarissa Pinkola Estés. Ediciones B. 2005.

En otro post veremos algunos de los cuentos originales tradicionales y sus diferencias esenciales con los cuentos que nos contaron de niños.

http://brujeriadelcerco.blogspot.com.es/2014/11/los-cuentos-de-hadas-y-su-verdadero.html

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