domi Seriedad no es responsabilidad

 

Vivimos en una sociedad en la que ser serio equivale a ser responsable. Muchas personas andan amargadas buscando el perfeccionismo, sintiendo culpa y remordimiento por todo lo que dejaron de hacer o dándole vueltas a lo que se equivocaron; y mientras, dejan de dar valor a todo lo que sí les funciona. La gente no sabe reírse de sí misma ni de sus circunstancias. Lógico, no nos educaron para ello.

En las seis definiciones que ofrece la Real Academia Española de la lengua sobre la palabra serio, en ninguna, aparece la palabra responsable como sinónimo:

  1. adj. Grave, sentado y compuesto en las acciones y en el modo de proceder.
  2. adj. Dicho de una acción: Propia de una persona seria.
  3. adj. Severo en el semblante, en el modo de mirar o hablar.
  4. adj. Real, verdadero y sincero, sin engaño o burla, doblez o disimulo.
  5. adj. Grave, importante, de consideración. Negocio serio. Enfermedad seria.
  6. adj. U. contrapuesto a jocoso o bufo. Ópera seria.

«¿Qué haces riéndote? ¡Ponte a trabajar!» Los años en los que compaginaba la dirección de recursos humanos con mi actividad en la clínica, oí esta frase más de una vez. Es más, por desgracia la oí muuuuchas veces. «Pero alma de Dios», pensaba yo para mis adentros por no enfrentarme a la dirección delante de los trabajadores, «¡¡no te das cuenta de que ríen porque se lo pasan bien en el trabajo!!» ¿Acaso ese directivo o jefe se para a pensar si están siendo creativos, eficaces, ágiles, eficientes, responsables? No, solo ve que se están divirtiendo y sacan la conclusión de que ellos les están pagando para que se rían. Y eso les molesta soberanamente. Pagar un salario a alguien que disfruta y se divierte no entra en sus esquemas. Así, sin más.

Porque todavía subyace la idea de que el trabajo es un castigo. Pero todos sabemos que el trabajo es un área más de la vida de las personas para desarrollarse, disfrutar y sentirse plenos. Las personas tratan de elegir su formación, desarrollo profesional y el trabajo que ejercen, y con mucha suerte y empeño, terminan dedicándose a lo que les apasiona. Con ello consiguen divertirse con lo que hacen, y es justo esta actitud la que les permite ser más creativos, resolutivos y trabajadores brillantes.

Pasárselo pipa en el trabajo debería ser uno de los grandes objetivos de las personas. Pasamos más de ocho horas en el puesto, con personas con las que compartimos más tiempo que con nuestra familia. Incluso puedes divertirte cuando tus circunstancias, como el tipo de empleo o el jefe que te dirige, no ayuden con esta causa. Porque realmente uno puede interpretar el papel que desea, fantasear y convertir un lugar hostil en un ambiente diferente. ¿Por qué no intentarlo? ¡Si de todas formas tienes que estar ahí un montón de horas!

La definición de responsable dice:

  • Dicho de una persona: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
  • Persona que tiene a su cargo la dirección y vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles, etc.

En ninguna de las dos definiciones se recoge que para tener cuidado o estar encargado de algo tengas que responder con el rictus serio y sufrir. Y mientras la RAE no lo recoja, no existe.

Si tu propósito es ser responsable, solo tienes que gestionar bien tu agenda, organizar tu tiempo, tener descritas tus funciones e ir una por una. Ya sabéis, la regla de la eficacia es ¡UNA COSA A LA VEZ! Pero no necesitas estar triste, serio o amargado para cumplir con tu deber.

¿Te sientes bien con las personas que sonríen, transmiten buenas noticias, te dan ánimo o tienen siempre soluciones en lugar de quejas? Son personas que te recargan las pilas porque su actitud es optimista, positiva y suma. Y seguro que son igual de cumplidoras y responsables que los que van a toda prisa por la oficina, diciendo lo estresadísimos que están y que no tienen tiempo para nada.

¿Cómo cambiar la actitud? 5 consejos para disfrutar más sin bajar el nivel de compromiso y eficacia:

  1. Entrénate para mirar el lado humorístico de la vida. Imagino que el humorista Forges debe ser muy responsable en su trabajo, pero de todo consigue escribir un chiste. Lleva años entrenándose para ver el lado gracioso de todo. Por ello no se preocupa menos que los demás, ni frivoliza o banaliza.
  2. Relativiza: ¿Esto que te preocupa y te estresa tanto hoy será tan tremendo mañana? ¿De verdad que te deberías preocupar tanto? Seguro que tienes la experiencia de haber sufrido mucho por cosas que luego no se dieron, no fueron tan catastróficas o no tuvieron solución.
  3. Pide disculpas. No sufras por un error, solo pide perdón y repara el daño. Tienes derecho a cometer errores y a aprender de ellos.
  4. Baja tu nivel de perfeccionismo. Como te exijas de más, siempre estarás frustrado. Es imposible estar todo el día tensando la cuerda. Y recuerda que no eres ni supermán ni superwoman. No puedes abarcar más de lo posible, y si tu jefe no lo entiende, trata de hacer un pequeño esquema de todo lo que te ocupas en el día, con los tiempos que le has dedicado. A veces las personas necesitan una prueba visual y objetiva para entender. No te enfades si te exige y utiliza la técnica del disco rayado: repítele una misma frase, «hago todo lo que está en mi mano», con el mismo tono de voz y volumen cada vez que te presione por encima de lo que es justo. No trates de justificarte, argumentar con lo que es evidente, sobre todo si se lo has explicado ya una vez. No lo entiende o no lo quiere entender. Así que repite tu frase y no dejes que su rabia, ineficacia, despotismo te machaquen. ¡¡Imagina qué escribiría ahora Forges!!
  5. No malinterpretes, ni a tu jefe, ni a tus compañeros. Si de verdad hacen o dicen cosas con mala intención, de nada te sirve envenenarte. Pero puede también que sea una distorsión o susceptibilidad tuya. A veces le vemos una intención a la gente que no tiene, como cuando piensas que un compañero pone el aire acondicionado «para fastidiarte» en lugar de porque él tiene calor. Tengas o no tengas razón, lo haga o no para fastidiarte, pensar que lo hace con esa intención te genera irascibilidad. Solo pide lo que deseas, sin malas caras, sin un tono acusatorio y sin clavar tus ojos en él como si fueras a liquidarlo con la mirada.

A partir de hoy te animo a ser responsable y reír, a ser responsable y disfrutar de tu trabajo, a seguir atendiendo con eficacia y agilidad lo mismo que hacías hasta ayer, pero disfrutando de tus responsabilidades. Los beneficios de disfrutar de lo que haces son enormes: podrás pensar de forma más creativa, tendrás menores niveles de ansiedad y estrés, vivirás a otro ritmo, físicamente te sentirás mejor, tu estado de ánimo será más positivo y puede incluso que mejor tu empatía con los otros compañeros.

http://www.huffingtonpost.es/patricia-ramirez/seriedad-no-es_b_6206666.html?utm_hp_ref=spain

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