Ha sucedido hace tres días. Hoy, en pleno siglo XXI. Y es que cada cinco años, y digo yo que menos mal que es cada cinco años y no es un festival anual, se sacrifican en el distrito de Bara, al sur de Nepal, en el siniestro Festival de Gadhimai y templo del mismo nombre, aproximadamente quinientas mil cabezas de ganado, especialmente cabras, corderos, cerdos, gallinas, patos, palomas y parece ser que sus piezas favoritas son los bueyes. Las cifras son escalofriantes.
Ya conocíamos este ritual sangriento pero hemos querido indagar un poco más en cuál es su origen y cómo se lleva a cabo.
Si bien sus orígenes son inciertos, se trata de una tradición hinduista. Nepal es un país con un 80% de la población perteneciente a esta religión. Los sacrificios se realizan en honor de la diosa Gadhimai, diosa del Poder, si bien es el nombre local de la diosa Kali, una de las diosas principales de esta religión, que simboliza la muerte y la destrucción. Para los hindúes representa el aspecto destructor de la divinidad así que es la que vence a los demonios y al mal.
Según testigos presenciales y algunos periodistas que han podido saltarse la prohibición de grabar este festival, la matanza sigue un orden ritual previamente establecido. Primero se ofrecen a la diosa cinco animales, a los cuales se les corta la garganta. Inmediatamente después, los búfalos son introducidos en una gran zona cercada donde son decapitados en una orgía de sangre.
Lo curioso es que la matanza de estos indefensos animales se produce, además, en las más cruentas circunstancias. No se les asesta un golpe limpio sino que se les mata a machetazos, provocándoles un inmenso sufrimiento ya que muchos de estos animales tardan en morir y son testigos de la abominación a la que someten a sus congéneres.
No satisfechos con esta descomunal matanza, los organizadores del Festival de Ghadimai insisten a sus fieles en que deben incrementar las piezas sacrificadas. Cada año más. Una vez más, nos preguntamos quién está de veras detrás de la organización de este holocausto de dimensiones bíblicas.
Como es sabido, dondequiera que haya tenido influencia la Hermandad, el sacrificio humano y de animales les ha acompañado siempre. Los dioses siempre dieron instrucciones a sus súbditos sobre cómo sacrificar a las personas y a los niños, siempre tratando de provocar el mayor terror y sufrimiento posibles. De alguna manera que se nos escapa, la adrenalina que suelta un ser humano o un animal ante el horror de ser sacrificado les gusta especialmente si bien no sabemos qué es exactamente la energía que extraen, tanto a nivel físico como a nivel energético, pero desde luego debe ser algo suculento teniendo en cuenta que aquellos que se esconden de nosotros y nos gobiernan desde la sombra, ese Ojo que todo lo ve, tiene un inmenso interés y no duda en gastar todos los recursos disponibles para hacer que el ser humano viva en una constante desazón. Virus, meteoritos, guerras, crisis, amenaza terrorista, cambio climático, agujero de ozono… Todo es poco para mantener aterrorizada a esta granja humana.
Si alguien piensa que aquellos siniestros dioses de los textos sagrados se fueron, no tiene más que echar un vistazo al telediario y, desde luego, seguir el rastro sangriento de todas aquellas fiestas o tradiciones donde se asesina a un animal.
http://www.mundodesconocido.es/el-reciente-holocausto-de-gadhimai.html
Que verguenza que sigan siendo tan primitivos ciertos seres humanos para no darse cuenta que son manipulados por la Oscuridad.
Pobres animals.