Mucho se ha escrito sobre la crisis de valores que atravesamos como sociedad, atrapados en las fauces del capitalismo feroz y dando la espalda a un planeta que no deja de mandarnos signos de agotamiento. Sin embargo, una gran parte de la ciudadanía no tiene intención de resignarse ni de mirar para otro lado. Muchos, además de seguir denunciando de manera crítica y comprometida las causas de la pobreza que hacen invivible este mundo para millones de personas, deciden dedicar su tiempo a ejercer labores de voluntariado y contribuir de esta manera a transformar esa realidad incómoda que nos rodea.
Como dice Eduardo Galeano «son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable».
En este día internacional del voluntariado, destaca la iniciativa EU Aid Volunteers(#EUAidVolunteers) puesta en marcha este año por la Comisión Europea, que incorporará unos 4.000 voluntarios en los próximos seis años para apoyar el trabajo que realizan en terreno diversas ONGs europeas. En palabras de Kristalina Georgieva, comisaria europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las crisis «se trata de una oportunidad única para enviar señales positivas en estos tiempos de crisis económica y de aumento de las crisis humanitarias. Queremos expresar la solidaridad europea y ayudar a aquellos que más lo necesitan».
Los jóvenes que participan en este programa reciben una intensa formación previa para poder ejercer con profesionalidad su tarea de voluntariado en Burkina Faso, Colombia, Haití, Líbano y Palestina, los cinco países seleccionados en una de las iniciativas piloto ya en marcha durante este 2014. La gran mayoría coinciden en que se trata de una experiencia única: «Como voluntaria me llevo enormes aprendizajes, entre ellos entender mejor la complejidad de los procesos de desarrollo que terminan dando resultados a largo plazo», señala Carmen de Miguel, una de las voluntarias españolas participantes que ha pasado seis meses en Buenaventura (Colombia), donde la ONG Alianza por la Solidaridad trabaja para que las personas desplazadas por el conflicto armado puedan tener acceso a vivienda, agua y medios para ganarse la vida.
La ONG italiana GVC y la alemana AWO también participan en esta ambiciosa iniciativa de voluntariado internacional que pretende convertirse en un referente a nivel europeo. Un programa que ha permitido a la voluntaria italiana Erika Bozzato conocer de primera mano la realidad que viven los refugiados sirios en Líbano y la difícil tarea de instaurar unas prácticas de higiene y salud en los campamentos que los acogen. «Es una experiencia impagable y una posibilidad única de acercarnos a realidades complejas que te marcan para siempre», concluye Bozzato. Erika, como el resto de los 4.000 voluntarios que vivan estas y otras experiencias durante estos próximos años verán ya la realidad con otros ojos y pasarán a formar parte de esa ciudadanía crítica y concienciada, convencida de su capacidad transformadora y de la necesidad de exigir a sus gobernantes soluciones para que no siga incrementándose la brecha de la desigualdad. ¡De la apatía a la acción!
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