Un enfermo no ve la salud. Un pobre no ve dinero. Alguien preocupado no ve una solución o solo ve lo que no quiere ver. Confiar en que uno va a ver o tener lo que quiere o necesita en la vida no es ciertamente tan sencillo.
A primera intensión, la mente suelta infinidad de “peros”. Ya sea salud, una buena fortuna, un proyecto, un trabajo grandioso. Ya sea confiar en otra persona o hasta en uno mismo. Los “peros”, la incredulidad y la duda se disparan a menudo y casi en automático cuando queremos confiar.
Es normal dudar, y valorar las situaciones bajo nuestros puntos de vista y criterios. Pero cuando la duda se convierte en algo frecuente y acentuado, cuando va más allá y se convierte en una repetitiva preocupación, o incluso en miedo, entonces lo que esperamos que suceda va nublándose en nuestro interior de alguna u otra forma. La desconfianza y la inseguridad a veces nos hacen desvalorar nuevos caminos o formas de ver las cosas, nos hacen creer que no tenemos dominio de lo que pasa, o que no esta en nuestras manos resolver o crear algo que anhelamos.
El miedo es el más fuerte antagónico de la confianza. La confianza permite que fluyamos hacia donde queremo. El miedo paraliza y hace que tomemos decisiones basadas por lo general en información o experiencias pasadas, o muchas eces referidas a una consciencia social. Muchas veces repetimos caminos, la desconfianza no nos deja arriesgarnos, provocando con esto resultados limitados y muchas veces cansados y rutinarios, haciendo que uno se sienta atrapado en una misma rutina donde hay limitación o carencia.
¿Quieres salud? ¿Quieres algo más grandioso en tu vida? ¿Una fortuna maravillosa? ¿Más poder?
Entonces, sin duda, tienes que aprender a confiar en ti y a dejar atrás el miedo y la inseguridad. Y esto se logra arriesgandote un poco a lo snuenos caminos, porque el camino nuevo es lo que traera los nuevos tesoros y resultados más grandiosos.
Ahora bien. Debes comprender que el miedo, la duda y la precaución o inseguridad están asociados a un instinto de supervivencia. Por ejemplo: tener precaución al cruzar una calle o a cuidar a un niño pequeño de que no se acerque a la ventana sucede cuando se se activa un natural instinto de supervivencia. Ir al doctor, tomar medicina, no comer ciertos productos o alimentos lo hacemos para cuidarnos la salud. O el no querer dejar un trabajo porque este nos da buena paga para comprar lo necesario y tomar algunas vacaciones de vez en cuando,.
Este tipo de miedos activan ciertas actitudes casi mecánicas en nosotros: “No dejes de…” “Toma esta medicina…” “Cuidate que no vayan a…” . Y todo esto parece normal hasta que la vida se emepiza a hacer rutinaria y un tanto estancada. Cuando sentimos se estanca la salud, las finanzas, las relaciones. Y aunque queramos tomar nuevos caminos, lo comun, lo que es “normal”, llega a dominar sobre el nuevo camino.
Y, sin embargo, los miedos y la inseguridad son un desafío a vencer. Porque realmente hay algo dentro de uno mismo que es el que, de alguna forma, esta creando todo lo que uno vive y tiene en la realidad. La inseguridad y el miedo surgen cuando precisamente no confiamoz en nuestro aspecto creativo, y pensamos que lo de afuera está fuera de nuestro control o poder.
La confianza: un poder a cultivar
El miedo y la preocupación pueden ayudarnos en ciertos momentos a preservar la vida, pero también pueden mantenernos en situaciones que ya no queremos, que nos significan algo ya para nosotros. Pueden paralizarnos o impedirnos disfrutar de nuevas aventuras, de resultados más grandioso y de gozar la vida bajo nuevos matices y emociones.
La confianza es un poder que sentimos cuando estamos convencidos de que algo llegara a nuestra vida, porque tenemos el poder para crearlo. Es ese poder que sentimos cuando tenemos la certeza de que podemos influir en nuestra realidad.
¿Y cómo podemos sentir confianza en estos tiempos donde todo parece inspirar más bien inseguridad y temor? Empezando, primero, por reconocer que tú posees un poder para transformar e influir las situaciones que hay o habrá en tu vida. Empezando, sobre todo, por no dar el poder de tu gozo, paz o infelicidad a los demás. Si eres feliz o infeliz, si eres grandioso o te sientes limitado, si estás enfermo o te la pasas riendo. Tu eres el creador de esa vida que tienes y de la que esta por venir.
Mientras dependas de algo externo para estar bien, para hacerte feliz, para darte lo que quieres, no podrás confiar en ti, porque estarás confiando en que los demás te den, digan o hagan. Depender frena la confianza y te hace sentir carente y vulnerable a las decisiones ajenas y a poderes que no son tuyos. No dependas de lo que está afuera para sentirte bien, o para conseguir algo. Mejor, practica tu confianza, empezando por no traicionar o engañarte tu mismo.
Por ejemplo: puedes empezar a ser leal a lo que quieres y sientes. No hagas las cosas en función de lo que piensen los demás o de lo que pensaran. No vivas para complacer tu imagen o al vecino. Se honesto contigo y encuentra que es lo que realmente quisieras ver en tu vida. Luego, prueba caminos nuevos, los cuales ayudaran a fomentar tu confianza.
Muchas veces no queremos probar caminos nuevos porque tememos el resultado, y estamos demasiado acostumbrados al camino habitual. Por ejemplo: tomar medicamento es para muchos un hábito. Si tu le dices a estas personas que pueden curarse sin medicina, quizá muchos no lo crean. Y, sin embargo, el camino nuevo les podría hacer confiar en nuevas habilidades del cuerpo.
Para desarrollar confianza hay que arriesgarse poco a poco a lo nuevo, a lo que te hace “clic”. Es decir, a aquellas cosas que te despiertan interés o curiosidad, y que intuyes te traerán un beneficio o algo más grandioso que lo que tienes o eres. Así que prueba hoy mismo: piensa en algo que te gustaría probar o hacer, y que no te has atrevido por miedo a perder o a no tener, pero por otro lado sabes que te traería un beneficio o te liberaría o daría más paz, tiempo o alegría.
Si lo sientes, si ya lo tienes en mente, hazlo. Escríbelo en un papel y empieza a valorar la forma de concretarlo, confiando en que eso te llevara a un destino más grandioso, porque sin duda así será. Realmente no perderás nada al probar lo que realmente te inspira y has soñado algunas veces en secreto, sabiendo que te va a traer un bien. Lo único que podrías perder seria la duda. Cuando lo hagas y empieces a caminar de acuerdo a lo que quieres y sientes te inspira, y no de acuerdo a lo que perderás o temes, verás como poco a poco te empiezas a sentir una persona más segura, confiada y con poder.
Cambia de ruta
Si deseas resultados nuevos, necesitas probar esos caminos que te inspira tu corazón. Si sigues caminando los mismos caminos, notaras que en tu vida no habrá mucha emoción, y más bien te sentiras atrapado, bloqueado, encerrado y limitado. Y esto te hara estar enfadado e irritable en tu vida, te enfermaras, porque la enfermedad significa, en el fondo, que no estás fluyendo hacia donde quieres en verdad. Esto es lo que la enfermedad significa. Asi que confia en ti, en el camino que te inspira. Y siguelo. Fluye, aunque te cueste al principio, hacia donde crees que esta la aventura que sigue. No detengas la inspiración y la inquietud que hay dentro de ti. Sigue mapas nuevos y prueba. Los tesorso por los caminos recorridos ya han sido recogidos. Si en verdad qieres que llegue lo que quieres y necesitas, cambia hacia la ruta que indique eso que “te late“. Y si aun no sabes bien que te late, comienza por ir descartando de tu vida todo eso que ya no quieres o te hace sentri que no tienes el poder, la fuerza o la habilidad de cambiar tu vida.