El estadounidense Richard K. Moore (dice en newdawnmagazine.com, de donde hemos traducido el siguiente artículo suyo de hace 7 meses) trabajó durante 30 años en importantes firmas de software en Silicon Valley (siendo él al parecer un ingeniero con grado de doctorado), y luego en 1994 (al jubilarse) se trasladó a Irlanda para proseguir su «trabajo real».
Desde entonces él ha estado estudiando los problemas que la Humanidad está enfrentando, y explorando los caminos a su solución.
Él es un prolífico escritor, con un popular blog (cyberjournal.org), con docenas de artículos publicados en revistas y publicaciones online, y ha publicado un libro,Escaping the Matrix: How We the People Can Change the World.
Este texto, revisando los últimos 200 años de Historia, se enfoca en describir la planificada conducta de los que él denomina como dice el título, las dinastías de banqueros centrales, gente que ha buscado hacerse con el control del mundo entero mediante la esclavitud financiera, para convertirlo en su feudo privado.
A pesar de ciertos detalles, puede considerárselo como una acertada pintura de tema social, que incluye algunas posibles proyecciones de los caminos recorridos. La crítica es clara e innegable, y la solvencia del autor también.
…y Su Proyecto de un Nuevo Orden Mundial:– El JuegoFinal Ha Empezado –
«Déjenme emitir y controlar el dinero de una nación
y no me preocupará quién redacte las leyes»
Mayer Amschel Rothschild
1744-1812, fundador de la Casa de Rothschild
Quizá la única cosa importante que hay que saber acerca del poder en el mundo hoy es que la mayoría de las naciones no tiene el control de sus propias divisas.
En vez de eso, los bancos centrales privados y con fines de lucro – como
el Sistema de la Reserva Federal en Estados Unidos – crean dinero de la nada y luego lo prestan a interés a sus respectivos gobiernos.
Esta es una estafa increíblemente provechosa, pero eso no es lo peor de ello.
Los bancos centrales no sólo tienen el poder de crear dinero gratis, sino que ellos también tienen el poder de establecer las tasas de interés, decidir cuánto crédito se emite, y decidir cuánto dinero es puesto en circulación.
Con este poder los bancos centrales pueden – y lo hacen – orquestar los ciclos de auge y depresión, permitiendo a los multimillonarios dueños de los bancos sacar ganancia de las inversiones durante los períodos de prosperidad, y comprar bienes a precios bajísimos durante las depresiones. Y ésta todavía no es la historia entera.
La más provechosa de todas las actividades de los bancos centrales ha sido la financiación de importantes guerras, en particular las dos Guerras Mundiales.
Cuando las naciones se involucran en la guerra, con su misma supervivencia en juego, los gobiernos estiran sus recursos al límite en la competencia por prevalecer. La lucha para conseguir más financiación llega a ser tan importante como la competencia en el campo de batalla.
Los prestamistas aman a un prestatario desesperado, y enormes fortunas han sido hechas concediendo créditos a ambos bandos en los conflictos: mientras más dure una guerra, mayor ganancia para los banqueros centrales.
La Riqueza Centralizada Conduce al Poder Centralizado
«Algunos de los más grandes hombres en Estados Unidos están temerosos de algo. Ellos saben que hay un poder en algún lugar, tan organizado, tan sutil, tan vigilante, tan coordinado, tan completo y tan penetrante, que ellos no hablan sino con susurros cuando lo condenan»
Woodrow Wilson
1856-1924, 28º Presidente de Estados Unidos
Nuestros sistemas políticos, basados en partidos que compiten para ser elegidos, son intrínsecamente propensos a la corrupción.
Tal como la lucha por la financiación es importante en las campañas militares, así mismo es importante en las campañas políticas. Los adinerados donantes son capaces de conseguir un tratamiento especial cuando se trata de legislaciones y regulaciones que afectan sus intereses comerciales. Esta clase de corrupción, sin embargo, es sólo la punta del iceberg.
Una manera más efectiva de que la riqueza se traduzca en poder es mediante la colocación de agentes – individuos leales a los adinerados patrocinadores – en posiciones de influencia y poder.
Por ejemplo, cuando
los Rothschild y
los Rockefeller unieron fuerzas para establecer la Reserva Federal, ellos reclutaron a un profesor desconocido,
Woodrow Wilson, le prometieron convertirlo en el Presidente, y aseguraron una promesa correspondiente de que él firmaría el proyecto de ley de la Reserva Federal cuando el tiempo llegara.
Con la influencia de ellos sobre los jefes de partido, su control de los periódicos, y una ilimitada financiación, ellos fueron capaces de hacer elegir a Wilson. Él puede haberse arrepentido más tarde de su trato con el diablo, como se sugiere en la cita suya mencionada.
Un ejemplo más moderno es Obama, quien en 2009 fue encomendado por Henry Kissinger (él mismo un agente clave de los Rockefeller) para crear un «nuevo orden mundial».
Como Wilson, Obama apareció desde la nada política, fue propulsado hacia la Presidencia, y demostró su lealtad estando en el cargo. En el caso de Obama, se trataba de traspasar rápidamente la Casa Blanca a los agentes de los banqueros centrales de Wall Street, Timothy Geithner y sus amigotes.
Ellos hacen la política; Obama hace los discursos.
Esta clase de cosas ha estado ocurriendo durante siglos, primero en Europa y más tarde en Estados Unidos. Lo que comenzó como la colocación de unos pocos agentes claves ha evolucionado con el tiempo. Lo que tenemos ahora es una red internacional de control, con agentes claves colocados en los partidos políticos, los gobiernos y sus agencias, los medios de comunicación, los concejos corporativos, los servicios de Inteligencia, y los militares.
En el centro de la red están las dinastías bancarias centrales – los Dioses del Dinero – quienes permanecen mayormente detrás del escenario, moviendo los hilos del poder real.
La Ingeniería de la Transformación
«En política, nada sucede por casualidad. Si ello ocurre, usted puede apostar a fue planeado de esa forma».
Franklin D. Roosevelt
1882-1945, 32º Presidente de Estados Unidos
¿Ha fantaseado usted alguna vez acerca de qué haría si usted tuviera riqueza y poder?
Para unos la respuesta podría ser una vida de ocio y disipación, pero para muchos sus pensamientos se enfocarían en cambiar el mundo, haciendo «mejor» al mundo.
Un ejemplo icónico sería
Bill Gates, que prefiere usar el grueso de su fortuna para hacer cambios en el mundo – principalmente con lo que tiene que ver con la reducción de la población – más que a dedicarla a amasar todavía más riqueza.
Los Dioses del Dinero son como eso. Ellos han tenido riqueza y poder, en gran exceso, durante generaciones, y a diferencia de usted y yo, ellos pueden hacer más que fantasear.
El negocio en el que ellos se han involucrado durante los pasados dos siglos no ha sido acumular más riqueza sino más bien transformar al mundo en su propio deseado tipo de feudo privado. Ellos han estado llevando a cabo esto en una serie de proyectos transformacionales a una escala global.
Lo que se menciona como el «
Nuevo Orden Mundial» es simplemente el último en esta serie de proyectos.
El Gran Proyecto de Estados Unidos: Una Base Ideal de Operaciones
Cuando las colonias estadounidenses consiguieron la independencia de Gran Bretaña, fue creada una nueva nación que claramente tenía el potencial para llegar a convertirse en realmente una gran potencia mundial.
Un enorme continente, más grande que toda Europa, y con inmensos recursos, estaba disponible para ser conquistado y explotado. Si los Rothschild pudieran hacerse con el control de Estados Unidos, ellos podrían usarlo como una base de operaciones para consolidar su poder globalmente.
Durante el siglo XIX Estados Unidos creció hasta llegar a convertirse en una formidable potencia industrial.
Asociamos este ascenso al poder con nombres como Carnegie, Mellon, J. P. Morgan y Rockefeller, quienes llegaron a ser conocidos como los «barones ladrones». Sin embargo, fue el dinero de Rothschild, y de los bancos vinculados con los Rothschild, el que desempeñó el papel principal en la financiación de este proyecto de industrialización.
Los Rothschild estaban preparando cuidadosamente su futura base de operaciones.
J.D. Rockefeller fue el más grande de los barones ladrones, y fue capaz de integrarse al panteón de los
Dioses del Dinero en términos más o menos iguales a los de los Rothschild.
Con Estados Unidos establecido como una importante potencia industrial, el siguiente paso para los Dioses del Dinerofue tomar un firme control de este gigante que ellos ayudaron a crear.
Como se ha descrito, esto fue llevado a cabo con las habituales manipulaciones entre bastidores mediante la creación de
la Reserva Federal en 1913.
El Proyecto de la Primera Guerra Mundial
El siguiente paso fue poner en oposición a las potencias europeas unas contra otras.
Con el apoyo de los Rothschild, como está descrito en el libro Hidden History, una conspiración secreta de las élites británicas tramó la «Gran Guerra» contra Alemania, cuyo poder industrial y financiero comenzaba a eclipsar al del Imperio británico. La intención de la conspiración era conservar la supremacía británica.
Los
Dioses del Dinero, sin embargo, estaban jugando a un juego más profundo. Alemania perdió la guerra, pero fue Estados Unidos el que surgió como el principal beneficiario, no Gran Bretaña.
Mientras las potencias europeas se desgastaban en la guerra, EE.UU. estaba suministrándoles los medios para hacer aquello, y aquellos suministros estaban siendo pagados por préstamos hechos posibles por la nueva Reserva Federal, que había sido establecida justo a tiempo para aquel propósito.
Cuando la guerra terminó, las potencias europeas debían sumas astronómicas a EE.UU., y éste había expandido enormemente su capacidad industrial en el proceso de suministrar materiales de guerra.
Antes de la guerra, Estados Unidos, Gran Bretaña, y Alemania estaban más o menos a la par como potencias industriales.
Con una participación militar insignificante, EE.UU. surgió de la guerra con mucho como la mayor potencia industrial, y como la nación más rica del mundo también. Pero Estados Unidos era sólo una Gran Potencia entre muchas.
No tenía una flota de categoría mundial ni tampoco tenía un ejército de categoría mundial.
Los Experimentos del Comunismo y el Fascismo
El Gran Proyecto de los Dioses del Dinero siempre ha sido, como se mencionó anteriormente, transformar al mundo en su propio feudo privado. Con su Gran Proyecto de Estados Unidos ellos estaban construyendo la base de operaciones geopolítica que sería necesaria para conseguir aquel objetivo.
Pero permanecía la cuestión de cómo ellos gobernarían su feudo una vez alcanzado. Ellos quieren tener el control absoluto de la población, y querían experimentar con diferentes medios para ejercer dicho control.
Ellos vieron su primera oportunidad para experimentar en las ideas revolucionarias de Karl Marx, Friedrich Engels, León Trotsky y Vladimir Lenin.
El régimen zarista en Rusia se estaba debilitando, y había sido forzado, por la Revolución de 1905, a poner en práctica reformas significativas. Debilitado aún más por las derrotas a comienzos de la Primera Guerra Mundial, una segunda revolución comunista tenía todas las probabilidades de éxito.
Había un peligro, sin embargo, de que la segunda revolución conduciría a una forma democrática de socialismo, que no sería la clase de régimen que los
Dioses del Dinero querían para su eventual feudo.
Ellos vieron en Lenin y Trotsky a unos líderes con ideas autocráticas que satisfacían sus objetivos. Ellos dispusieron que Lenin fuera transportado desde Suiza, y Trotsky desde Nueva York – ambos a San Petersburgo—, donde ellos crearon la facción bolchevique y tomaron el control de la secuela revolucionaria.
Los
Dioses del Dinero luego financiaron el desarrollo de la Unión Soviética, y de esa manera lanzaron un experimento con un régimen autocrático basado en valores colectivistas.
Los Dioses del Dinero vieron en las ideas del extremadamente carismático Adolf Hitler su segunda oportunidad de experimentar.
Cuando Hitler fue arrestado por conducir el Golpe de Estado de la Cervecería de 1923, ellos arreglaron que se le diera una cómoda existencia en la cárcel, donde él fue capaz de desarrollar sus ideas en su gran obra,
Mein Kampf, que articuló un manifiesto que proponía, entre otras cosas, buscar el Lebensraum (espacio vital) y esclavizar a los Eslavos.
Las ideas de Hitler se centraban alrededor del nacionalismo, el expansionismo, la eugenesia y métodos de control demográfico.
Si Hitler debía llegar al poder en Alemania, aquello proporcionaría una oportunidad para experimentar con una clase muy diferente de régimen autocrático. Además, debido a sus ideas expansionistas y su odio al comunismo, esto proporcionaría los medios para llevar a cabo otro proyecto en la transformación geopolítica, una segunda Gran Guerra.
Hitler era también atractivo para las élites alemanas, que vieron en él una posibilidad de restaurar a Alemania como una Gran Potencia. El resto, como se dice, es historia.
Tramando el colapso económico de la República de Weimar, y por otros medios, Hitler fue en efecto ayudado para llegar al poder en Alemania.
Él no era ningún peón sin embargo, y mucho de su odio, en parte gracias al hecho de que los Rothschild son judíos, estaba orientado a los Dioses del Dinero mismos, a quienes él se refería como los «gnomos de Zurich».
Aquel odio no restó mérito al valor del experimento nacionalsocialista para los Dioses del Dinero.
El Proyecto de la Segunda Guerra Mundial
«Si vemos que Alemania está ganando deberíamos ayudar a Rusia, y si Rusia está ganando deberíamos ayudar a Alemania, y de aquella forma dejarlos que maten a tantos como sea posible».
Harry S. Truman
1884-1972, 33er Presidente de Estados Unidos, New York Times, 24 de Junio de 1941
El siguiente paso en el Gran Proyecto de Estados Unidos era lograr que todas las otras Grandes Potencias se pusieran unas contra otras, a una escala mayor que en la primera Gran Guerra.
Esta vez, sin embargo, EE.UU. debía desempeñar un papel militar principal, de modo que pudiera emerger de la guerra no sólo como una Gran Potencia más sino como la primera súper-potencia global del mundo.
Un papel militar principal, sí, pero uno muy ventajoso, donde EE.UU. sufrió bajas insignificantes comparadas a las bajas astronómicas de la mayoría de los otros combatientes.
Desde su segura base estadounidense de operaciones, los Dioses del Dinero ayudaron a organizar el rearme de Alemania y el rápido ascenso de Japón como una moderna potencia industrial y militar, mientras continuaban apoyando el desarrollo de la Unión Soviética. De esta forma, como se dice, los patos fueron puestos todos en fila [para dispararles].
Estados Unidos entonces fingió una benévola neutralidad y observaba mientras Japón peleaba con China, y Alemania peleaba con la Unión Soviética.
Estados Unidos esperó su tiempo y esperó el momento más oportuno para unirse a la lucha. Cuando llegó la ocasión, EE.UU. provocó sistemáticamente a Japón, y no hizo ningún intento de defenderse del ataque contra Pearl Harbor, aunque Roosevelt conocía el momento exacto en que el ataque iba a ocurrir.
El pueblo estadounidense había estado fuertemente contra la entrada en la guerra, y Pearl Harbor, como estaba planeado, instantáneamente transformó a la opinión pública, permitiendo a EE.UU. entrar en la guerra con el apoyo aplastante de su pueblo.
Un «Día de Infamia» en efecto, pero completamente tanto para Roosevelt como para Japón. Nuevamente, el resto es historia.
Al final de guerra EE.UU. tenía el 40% de la riqueza y la capacidad industrial del mundo, el dominio de los siete mares, bases militares permanentes esparcidas alrededor del mundo, y un monopolio sobre las armas nucleares. Cada otra potencia principal estaba reducida a escombros y ahogándose en la deuda, que era lo que se quería.
Con EE.UU. establecido como la primera súper-potencia global, los Dioses del Dinero se dispusieron a crear un orden mundial de posguerra que fuera dominado por Estados Unidos.
So pretexto de establecer un régimen de paz mundial y estabilidad, EE.UU. se las arregló para que las otras potencias occidentales fueran castradas militarmente. Por su parte, EE.UU. mantuvo y expandió su músculo militar.
Mientras que el experimento nacionalsocialista terminó tras la guerra, la Unión Soviética sobrevivió como una Gran Potencia.
Como el aliado de guerra primario de EE.UU., y a la luz de las armoniosas intenciones profesadas por el sistema de Bretton Woods, los soviéticos pensaban con mucha ilusión en la coexistencia pacífica con Occidente, a pesar de sus considerables diferencias ideológicas.
Esto no iba a ocurrir, ya que no calzaba en los planes de los
Dioses del Dinero, a la vez que ellos continuaron con su Gran Proyecto de dominación global.
Estados Unidos y Gran Bretaña, ambos firmemente bajo el pulgar de los Dioses del Dinero, inventaron el mito de una «amenaza comunista», y proclamaron la Guerra Fría, que sirvió para varios propósitos.
Primero, fue acompañada por una política de contención, que estaba orientada a impedirle a los soviéticos, y a sus primos ideológicos chinos, participar en el auge económico de posguerra, y también a inhibir a naciones como Corea y Vietnam en su decisión de seguir un camino socialista.
Segundo, la Guerra Fría proporcionó una excusa para que EE.UU. siguiera ampliando su fuerza militar y sus programas intervencionistas.
El Proyecto del Imperialismo Colectivo
Con EE.UU. como una súper-potencia irrestricta, un régimen de Pax estadounidense prevaleció en lo que fue eufemísticamente llamado el «Mundo Libre».
Sin la necesidad de defender sus Imperios separados, las antiguas Grandes Potencias europeas fueron capaces de participar junto con EE.UU. en un gran programa de neo-imperialismo. Esto condujo a la mayor época de crecimiento económico que el mundo haya visto alguna vez.
El crecimiento se convirtió en la norma esperada; cualquier episodio de no-crecimiento fue considerado como una aberración. La expectativa de crecimiento se convirtió en una parte estructural de las economías nacionales, conduciendo a una rutinaria financiación del déficit, endeudamiento de los gobiernos, y aumento de las deudas públicas, las que se le debían a los bancos centrales.
No había ningún plan alternativo:
si el crecimiento tambaleaba – un temido episodio de recesión – el único recurso era pedir prestado todavía más, si una economía debía seguir funcionando.
El auge de crecimiento de la posguerra condujo a una prosperidad sin precedentes en todo Occidente, así como en Japón, el cual en la época de posguerra podía ser considerado como parte de Occidente.
Además, se introdujeron amplios programas de reforma social, como el
Servicio Nacional de Salud (National Health Service) en el Reino Unido, y disposiciones para un Estado benefactor de incluso un mayor alcance a través de toda Europa Occidental.
En parte debido a la disolución de los Imperios tradicionales, y en parte debido a las medidas de reforma social, había un sentimiento en el mundo de posguerra de que los valores democráticos estaban en ascenso. Los gobiernos eran más sensibles a las necesidades y los deseos de las personas.
Los valores de la Ilustración de la libertad personal y de los derechos de los ciudadanos fueron venerados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Parecía como si hubiera llegado una nueva edad dorada de democracia y condiciones sociales en constante mejoramiento.
Estabilidad económica más un crecimiento económico perpetuo, junto con la paz garantizada por un benévolo Tío Sam: ¡cuán dulce era aquello!
Con su régimen de posguerra los
Dioses del Dinero habían seducido al «Mundo Libre» en una burbuja de dependencia. La
Carta de Naciones Unidas garantizaba el principio de la soberanía nacional, y nadie (excepto Charles de Gaulle) pareció comprender que cuando es otro el que garantiza la propia soberanía, ya no se tiene soberanía.
El crecimiento se convirtió en el nuevo opio del pueblo, y nadie pareció comprender que el crecimiento perpetuo en un planeta finito es una imposibilidad matemática.
Con la mayor parte del mundo voluntariamente atado a una cuerda de dependencia del liderazgo estadounidense, y con Estados Unidos firmemente bajo el pulgar de la Reserva Federal, los Dioses del Dinero podían proceder ahora a conducir al mundo por el camino del jardín hacia la subyugación total.
El Proyecto de Desestabilización Global: Nixon y el Patrón Oro
Durante casi 30 años, desde 1944 hasta 1971, el
sistema de Bretton Woods funcionó más o menos como estaba anunciado.
El dólar fue fijado al oro, con las otras divisas fijadas al dólar, proporcionando la estabilidad financiera prometida. El crecimiento continuó, proporcionando la prosperidad esperada y crecientes niveles de vida.
Sin embargo, con EE.UU. profundamente involucrado en una guerra costosa e imposible de ganar en Vietnam, la economía estadounidense estaba comenzando a flaquear. En 1971, a fin de seguir financiando la guerra,
Nixon retiró al dólar del patrón oro.
El proyecto de la Guerra Fría había proporcionado una oportunidad para abandonar el proyecto de estabilidad. Los valores monetarios podían ahora fluctuar, permitiendo la especulación monetaria, e introduciendo la incertidumbre en la valoración de las transacciones internacionales. Ningún gran daño resultó al principio, pero un pilar central de la estabilidad financiera había sido removido.
Hoy, sólo un porcentaje diminuto de las transacciones monetarias tiene que ver con la economía real, y el resto es especulación desenfrenada y desestabilizadora.
En 1980 los Dioses del Dinero pasaron su proyecto de desestabilización a una velocidad superior.
Ellos hicieron los arreglos para que sus agentes (Ronald)
Reagan y (Margaret)
Thatcher tomaran el mando en EE.UU. y el Reino Unido, y fue lanzada una campaña de propaganda por los medios de comunicación para introducir de nuevo la desacreditada por mucho tiempo doctrina económica de no-intervención (laissez-faire), que había creado las horrorosas condiciones Dickensianas de la época victoriana.
Basado en un análisis económico fraudulento promulgado por la Escuela de Economía de Chicago de Milton Friedman, se afirmó que la reducción de impuestos y regulaciones corporativos conduciría a una economía más fuerte y los beneficios se acrecentarían para todos, incluyendo los presupuestos gubernamentales.
El carismático Ronald Reagan habló de,
«quitar al Gobierno de nuestras espaldas», y proclamó que «el Gobierno no es la solución, es el problema».
Hay por supuesto mucha verdad en aquellas palabras, pero el aumento del poder corporativo a costa del poder gubernamental no era en absoluto un camino o a la prosperidad o a la libertad personal.
Uno podría haberse preguntado cómo una carrera como actor de cine y anunciante de televisión calificaba a alguien para ser Presidente, pero el misterio desaparece cuando uno comprende que el trabajo principal del Presidente es
decir mentiras de manera convincente a un público crédulo, en apoyo de las agendas de los
Dioses del Dinero.
Junto con reducir impuestos y regulaciones corporativos, las nuevas políticas económicas incluían animar a las corporaciones para mover sus operaciones a países de bajos salarios, lo que condujo a la des-industrialización tanto de Estados Unidos como de Gran Bretaña.
El régimen de Bretton Woods estaba siendo sistemáticamente socavado, y la decadencia tanto de la estabilidad como de la prosperidad fue así asegurada.
El Proyecto de la Unión Europea
Las poblaciones de Europa Occidental continental, habiendo experimentado en sus propios umbrales los estragos del totalitarismo y la guerra, eran menos vulnerables a la clase de propaganda fácil que tuvo tan buen éxito entre las poblaciones más protegidas de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Se requirió una campaña más matizada para desestabilizar a Europa continental.
La campaña de propaganda para vender el Tratado de Maastricht no hablaba de «sacar al Gobierno de nuestras espaldas», lo que no hubiera funcionado muy bien en aquellas economías, donde el Estado benefactor era popular y exitoso.
En vez de ello se argumentó que una Unión Europea pondría a Europa a la par con el poderoso Estados Unidos, y se argumentó incluso que la Unión Europea era necesaria para prevenir futuras guerras entre las potencias europeas.
La realidad de la Unión Europea era que entregó a Europa directamente en las manos de los Dioses del Dinero.
A diferencia de las naciones europeas mismas, que son gobernadas por Parlamentos y Primeros Ministros elegidos, el régimen de Bruselas está dominado por la
Comisión Europea, que no es electa y que los
Dioses del Dinero pueden arreglar fácilmente que sea provista de personal por sus propios agentes seleccionados.
Una parte central de la campaña de propaganda a favor de la Unión Europea habían sido promesas sobre «subsidiaridad».
Las decisiones según se afirma iban a ser tomadas en el nivel más bajo posible, dependiendo de los asuntos implicados: no había que temer una pérdida de soberanía.
Bruselas iba a tomar decisiones sólo en asuntos que afectaran a la Unión Europea en conjunto. Una vez que la Unión Europea fue establecida, sin embargo, el término «subsidiaridad» comenzó a desaparecer del uso, y con el tiempo cada vez más poder ha sido transferido desde los gobiernos nacionales a Bruselas.
Hoy, cada aspecto de la vida en la Unión Europea es afectado por montones de regulaciones ilegibles de la Unión Europea.
El clavo final en el ataúd de la soberanía nacional europea, y de la estabilidad financiera, vino con la adopción del Euro en 1999. Sin la capacidad de controlar sus propias divisas, las naciones no tenían ningún control real de su viabilidad financiera.
Hoy la locura de una moneda común, entre naciones con circunstancias económicas completamente diferentes, es bien cubierta en la prensa financiera.
Pero la verdad de esta locura estuvo allí desde el principio, y los Dioses del Dinero estaban bien conscientes de ello.
El Proyecto Neoliberal y la Globalización de la Pobreza
En 1994 el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) fue firmado por Estados Unidos, Canadá y Méjico.
Este tratado debilitó las economías y la soberanía de las tres naciones. So pretexto del «libre comercio», se trataba realmente de potenciar a las corporaciones a costa de las naciones, es decir, la revolución Reagan-Thatcher en esteroides. De acuerdo a tales tratados, las corporaciones tienen el derecho de demandar a los gobiernos si las regulaciones debilitan las ganancias corporativas.
La seguridad del consumidor, la protección del medioambiente y los derechos de los trabajadores son de poca preocupación para la corporativamente controlada Organización Mundial de Comercio, que dictamina sobre dicha demandas.
Desde entonces varios tratados similares de «zonas de libre comercio» han sido proseguidos implicando diversas combinaciones de naciones.
El Proyecto Neoliberal aceleró a fondo en 1995, con el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), sustituyendo al Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT).
La OMC prontamente lanzó una campaña sistemática para aumentar el poder de las corporaciones, por medio de tratados de «libre comercio» que son obligatorios para todos los miembros de la OMC, incluyendo por supuesto a la Unión Europea.
El efecto total del Proyecto Neoliberal ha sido disminuir el nivel de vida, socavar la soberanía nacional, desestabilizar las finanzas nacionales y, en general, destruir todo lo que el sistema de Bretton Woods estaba destinado a proteger.
En el llamado «tercer mundo», en particular en el África subsahariana, los estragos del Proyecto Neoliberal han sido extendidos todavía más adelante por las acciones del Fondo Monetario Internacional y por otros medios, como lo ha documentado John Perkins en Confessions of an Economic Hitman (Confesiones de un Asesino Económico a Sueldo).
Los gobiernos son animados, o forzados, a asumir deudas que ellos no tienen ninguna capacidad de reembolsar.
Cuando los gobiernos luego recurren al Fondo Monetario Internacional por ayuda, son concedidos préstamos adicionales, pero ellos son gravados por condiciones draconianas. Los gobiernos son obligados a cortar la asistencia social, y se les requiere que vendan a las corporaciones sus activos nacionales – como los derechos de agua – a precios de liquidación.
Se convierte en algo ilegal para la gente, para dar un ejemplo de lo que significa «draconiano», recolectar el agua de la lluvia, ya que se considera que esto es un robo hecho a las corporaciones que han comprado los derechos de agua de una nación.
Por tales medios se ha creado pobreza sistemáticamente dondequiera que el Fondo Monetario Internacional ha logrado cavar con sus garras.
Desestabilización de los Valores de la Ilustración: La «Guerra contra el Terrorismo»
El
11 Septiembre de 2001 los
Dioses del Dinero organizaron la demolición controlada del Centro Mundial de Comercio, y arreglaron también que ello fuera culpado sobre una conspiración imaginaria de Al-Qaeda destinada a «destruir nuestras libertades».
De hecho nuestras libertades han sido destruidas, pero no por Al-Qaeda sino por los
Dioses del Dinero mismos.
El 11-S, un acontecimiento llevado a cabo bajo una falsa bandera, fue seguido de la Ley Patriota (Patriot Act), que destruyó todas las garantías constitucionales de las libertades civiles, lo que condujo a los campos de concentración, la legitimización de la tortura, la detención indefinida sin recurso legal, y al establecimiento de un régimen policiaco estatalque no responde ante nadie.
En parte debido al impacto psicológico del 11-S, en parte debido a la influencia oculta de los Dioses del Dinero, y en parte debido a acontecimientos adicionales bajo falsa bandera (p. ej. los bombazos del 7/7 en Londres), los gobiernos en todas partes han puesto en práctica una legislación «antiterrorista» que menoscaba seriamente las libertades civiles que habían sido consideradas durante mucho tiempo como sacrosantas.
Junto con permitir la reducción interna de las libertades civiles, la «Guerra contra el Terrorismo» también se convirtió en una excusa para el intervencionismo militar, una excusa entre muchas otras. Además, vimos la aparición de intervenciones «humanitarias», y la fabricación de excusas como las inexistentes «armas de destrucción masiva».
Tales excusas posibilitaron las guerras
contra Irak y Afganistán.
Otra táctica intervencionista, usada, por ejemplo, en Kosovo y Libia, ha sido el reclutamiento de terroristas mercenarios para que desempeñen el papel de «luchadores por la libertad nacional». Esto entonces proporciona una excusa para intervenciones «humanitarias».
En el
caso de Siria, los terroristas mercenarios han sido los medios primarios de desestabilización.
Uno difícilmente puede mantenerse al corriente de todas las intervenciones. En África, Estados Unidos ha configurado el AFRICOM, un comando militar establecido para facilitar las intervenciones y la desestabilización a través de todo dicho continente.
Uno puede identificar los motivos geopolíticos y económicos de estas diversas intervenciones, como el control de la energía y los recursos minerales.
Sin embargo, desde una perspectiva mayor, el efecto total ha sido debilitar el principio de la soberanía nacional, y también crear un gran número de «Estados fallidos».
La Transformación de la Economía. La Demolición Controlada del Capitalismo
Como se mencionó anteriormente, el crecimiento económico no puede continuar por siempre en un planeta finito.
Muy claramente el paradigma de capitalismo/crecimiento debe llegar a un final tarde o temprano. Basado en estos hechos, muchos analistas han estado prediciendo el colapso de la civilización.
Algunos incluso ven esto como algo bueno, como una oportunidad para construir una nueva sociedad desde cero.
Estos analistas o bien no entienden el grado hasta el cual el poder está centralizado en el mundo de hoy, o ellos suponen que aquellos que tienen el poder son ciegos y estúpidos; los Dioses del Dinero no son ni lo uno ni lo otro.
Más bien que dejar que el capitalismo colapse por su propia cuenta, ellos han hecho los arreglos para un colapso controlado, de modo que ellos puedan conformar un resultado de su propia elección.
El colapso financiero de 2008 no ocurrió por casualidad; fue un proyecto tramado por los Dioses del Dinero. No habrá ninguna recuperación del colapso porque una recuperación no está en los planes. En vez de una economía basada en la actividad del mercado, debemos tener una micro-economía globalmente dirigida, como lo presagia el amplio despliegue de los «medidores inteligentes».
Las lecciones aprendidas en el experimento soviético deben ser aplicadas globalmente.
El fundamento para el proyecto de colapso de 2008 era el establecimiento de la regla de «a precio de mercado», también conocida como Basilea II. Éste fue un edicto del Banco de Pagos Internacionales (BIS), el banco central de los bancos centrales, con su oficina central en Basilea, Suiza.
Esta regla requiere que los bancos valoren sus activos de acuerdo a por cuánto ellos podrían ser vendidos inmediatamente en los mercados.
Lo que esto significa es que una baja temporal en algún valor de los activos disminuye el valor de todos los activos relacionados. Esto es de poca preocupación en los mercados en ascenso, pero en cualquier clase de descenso serio esto puede hacer a un banco insolvente de manera innecesaria.
Los mercados fluctúan realmente, y los bancos rutinariamente sobrellevan las sacudidas en los valores. La regla «a precio de mercado» significa que un golpe al mercado sobrevivible puede convertirse en un descarrilamiento: una bomba de tiempo ha sido colocada en el sistema financiero global.
Con esta bomba en el lugar, el escenario estaba listo para el proyecto de demolición.
El primer paso, arreglado por los agentes de Wall Street de los
Dioses del Dinero, fue la abrogación de la
Ley Glass-Steagall en Estados Unidos. Esto dio a Wall Street la libertad que necesitaba para continuar con el resto del proyecto.
Luego, las líneas de crédito globales fueron abiertas ampliamente, creando toda clase de préstamos que nunca podrían ser reembolsados, particularmente en el mercado habitacional estadounidense. Aquellas hipotecas incobrables fueron luego agrupadas en «derivados», y falsos seguros les fueron anexados de modo que a los derivados se les pudiera dar una calificación de
Triple-A.
Estos derivados tóxicos fueron entonces comercializados agresivamente en los mercados globales.
Una burbuja «habitacional» había sido creada; los derivados tóxicos esparcieron el riesgo a través de todo el sistema bancario, y la bomba de tiempo aseguró que cuando la burbuja reventara, el sistema bancario sería declarado insolvente.
Pero eso no fue lo peor.
Si un banco, o algún negocio, llega a ser insolvente, lo más sensato es colocar el negocio bajo una administración judicial y hacer los arreglos para una disposición ordenada de sus activos y pasivos. Lo que esto significa en el caso de un banco insolvente es que el banco puede ser cerrado un viernes, y reabierto el lunes bajo propiedad estatal.
Los préstamos incobrables pueden ser entregados a los acreedores no respaldados, y las operaciones bancarias normales pueden ser reanudadas. El banco puede luego ser hecho funcionar por el Estado, o puede ser vendido de nuevo al sector privado.
Como si este bien conocido y ordenado procedimiento no existiera, los Dioses del Dinero fueron capaces de promulgar una doctrina absurda llamada «demasiado grandes para quebrar».
A fin de ayudar a facilitar esta estafa, los funcionarios obedientes y los medios de comunicación afirmaron que los bancos no estaban sufriendo de insolvencia sino sólo de una crisis de liquidez temporal. Basado en esta mentira, se lanzó un programa demencial de rescates bancarios. Como los bancos eran insolventes, los gobiernos probablemente no podían cumplir con sus obligaciones de rescate financiero fraudulentamente asumidas.
Como los pagos por los rescates llegaban a su plazo, los gobiernos fueron obligados a pedir prestado para cumplirlos. Los
Dioses del Dinero ahora tenían a los gobiernos exactamente donde ellos los querían.
El resultado, como había sido planeado, fue la transformación de la insolvencia bancaria en la insolvencia del gobierno. Los gobiernos consiguieron sus préstamos necesarios, pero con onerosas condiciones anexas, la misma clase de condiciones que el Fondo Monetario Internacional había estado exigiendo por sus préstamos a países del «tercer mundo» durante décadas.
En vez de que los bancos hubieran sido declarados en quiebra, los gobiernos estaban siendo forzados a la quiebra, comenzando con aquellos con la mayor vulnerabilidad por las operaciones de rescate financiero:
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Portugal
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Irlanda
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Grecia
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España,
…los PIGS.
Los Dioses del Dinero enviaron a sus agentes (troikas) hacia esos países, asumiendo el control de los presupuestos nacionales.
Se decretó un régimen de austeridad, garantizando que no podría haber ninguna recuperación económica, y comenzó una liquidación de activos nacionales, a precios de liquidación. Países como Francia y Alemania han sido económicamente bastante fuertes para sobrevivir al asalto inicial, pero a medida que la economía global siga deteriorándose ellos también serán arrastrados finalmente hacia la trampa de la insolvencia.
Mientras más ellos tratan de salvar la Eurozona, más ellos serán sumidos en la deuda. Estados Unidos está ya endeudado por encima de su cabeza, en parte por los rescates financieros, y en parte por motivos propios, como la sobre-expansión militar.
A través de todo Occidente se está creando el siguiente escenario: en vez de que las naciones soberanas funcionen de acuerdo a las fuerzas del mercado, tendremos naciones que son poseídas por los Dioses del Dinero, funcionando sobre la base de presupuestos asignados por los bancos centrales.
El objetivo de la forma de gobierno centralizado habrá sido en la práctica conseguido por medio de la deuda, y se habrá logrado también un régimen de micro-manejo económico, como ya ha ocurrido en las economías más débiles.
La Fase Final – La Des-Norteamericanización y el Aumento de Poder de Naciones Unidas
«La crisis del Golfo Pérsico es una oportunidad inusual para forjar nuevos lazos con viejos enemigos (la Unión Soviética)… De estos tiempos turbulentos puede surgir un Nuevo Orden Mundial bajo unas Naciones Unidas que funciona como fue previsto por sus fundadores».
George H. W. Bush
discurso del estado de la Unión, 29 de Enero de 1991
En el contexto de múltiples intervenciones, guerras, ataques de drones, etc., en los que Estados Unidos, generalmente con la ayuda del Reino Unido, rutinariamente se involucra – con poca o ninguna consideración por el Derecho internacional, la opinión pública o las consecuencias para los civiles.
Fue muy sorprendente que primero el Primer Ministro del Reino Unido
David Cameron y luego el presidente estadounidense Obama abandonaran su promesa de responder a la «línea roja» señalada por Obama sobre el presunto uso de armas químicas por parte de Siria, remitiendo el asunto al Parlamento y al Congreso, donde los votos «NO» eran casi seguro que surgirían.
Nadie reconoció de inmediato que un cambio trascendental fue señalado por esta retractación sin precedentes, pero la magnitud del cambio pronto se hizo evidente para todos cuando los acontecimientos posteriores comenzaron a desplegarse.
El primer notable acontecimiento subsecuente fue el repentino ascenso a la prominencia diplomática del presidente rusoVladimir Putin.
Aquello, sin embargo, fue eclipsado por el anuncio de que Washington e Irán iban a involucrarse en lo que suena como algo muy prometedor de cara a las negociaciones sobre la cuestión nuclear, para disgusto extremo del Primer Ministro israelí
Netanyahu, quien hasta entonces parecía ser la cola que menea al perro estadounidense en Oriente Medio.
Tan trascendentales cambios a una escala global no suceden por casualidad, como hemos visto en nuestra vertiginosa revisión de dos siglos de Historia.
Tales acontecimientos deben ser interpretados en el contexto de la agenda de los Dioses del Dinero, y en particular con su Gran Proyecto para transformar al mundo en su propio feudo privado. Ellos han «despejado el lugar de construcción» desestabilizando al mundo con las diversas formas ya descritas, y ellos han comenzado ya a micro-manejar los presupuestos nacionales.
Ha llegado el momento, aparentemente, de seguir con la instalación formal de su
Nuevo Orden Mundial.
No por la fuerza, sino por aclamación popular.
La Aparición Repentina de Putin como un Líder Mundial
Ha estado ocurriendo una lucha durante algún tiempo entre EE.UU. por una parte, y Rusia, China y las naciones del
grupo BRICS por otra, en cuanto al deseo de estas últimas de un mundo multipolar más bien que de un mundo unipolar dominado por Estados Unidos.
La persistencia del dólar como una divisa de reserva, y el excepcionalismo estadounidense en general, han sido una seria preocupación, y siempre EE.UU. ha sido celoso para proteger lo que ha visto como sus legítimas prerrogativas.
En los casos de Siria e Irán, por ejemplo, los llamados a la cordura hechos por Putin y otros fueron ignorados, o fueron respondidos con la tradicional arrogancia estadounidense.
De repente todo esto cambió. Putin en particular ha sido elevado al status de líder mundial respetado, y habría sido inconcebible sólo hasta hace un tiempo que EE.UU. hubiera dejado a Rusia a cargo de desmantelar las armas químicas de Siria. Putin no ha cambiado su melodía o su estilo; él está diciendo las mismas cosas que siempre ha estado diciendo.
El Multipolarismo se ha convertido de la noche a la mañana en una realidad.
La Des-Norteamericanización
El intervencionismo estadounidense, y la indignación contra aquél, no son por supuesto nada nuevo. Pero particularmente desde el 11-S tales episodios se han hecho cada vez más peligrosos.
Con amenazas de guerra contra Irán, con un «pivote en el Oriente» apuntado contra China, y otros movimientos recientes, parecía que estábamos aproximándonos hacia una situación que podría incluso provocar una confrontación nuclear total a una escala global:
el cumplimiento del siniestro «Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense» (
PNAC).
El mundo, según hemos estado viendo en los informes de los medios de comunicación, desde la retractación de la «línea roja», está más que dispuesto a acoger la des-norteamericanización.
El liderazgo estadounidense, ampliamente bienvenido después de la Segunda Guerra Mundial, hace mucho ha caído en desgracia. Uno casi puede oír un suspiro de alivio al leer algunas de las palabras optimistas de los expertos.
¿Y quién no podría sentirse aliviado por el giro de los acontecimientos que hemos visto, donde Washington ya no parece estar tomando las decisiones importantes?
Cuando
Obama habla, típicamente oímos
la retórica de un político; cuando
Putin habla, oímos
las palabras razonadas de un astuto estadista.
El Aumento de Poder de Naciones Unidas
«El tener hijos [debería ser] un castigable crimen contra la sociedad, a menos que los padres tengan una licencia del gobierno…
A todos los potenciales padres [debería] obligárseles a usar químicos anticonceptivos, y el gobierno producir los antídotos para los ciudadanos elegidos para la paternidad».
David Brower
primer Director Ejecutivo del Club Sierra
No se requiere mucha imaginación para ver hacia dónde están encaminados estos acontecimientos.
La diplomacia se está situando en el escenario central, y se están escuchando nuevas voces en el discurso de la «comunidad internacional». Están creciendo las expectativas de que las tensiones existentes desde hace mucho tiempo y las crisis latentes pueden finalmente llegar a ser solucionables.
Cuando los verdaderos resultados comiencen a alimentar estas expectativas, como ocurrirá cuando se resuelva la
crisis con Irán y cuando los medios de comunicación comiencen a decir la verdad, surgirá lo que equivale a una protesta pública para llevar adelante este progreso, para asegurarse de que la razón y la diplomacia se conviertan en la norma en las relaciones internacionales.
Fuera ya de la crisis creada por el excepcionalismo estadounidense, estaremos intentando una «solución», hincándole el diente al proceso de Naciones Unidas.
¡No más vetos estadounidenses en desafío al sentimiento global! ¡No más
aventurerismo militar estadounidense (ni israelí)!
Que Naciones Unidas haga el trabajo para el que fue diseñada, escucharemos, para proporcionar un foro donde los asuntos realmente puedan ser resueltos, y para tener la capacidad de implementar en terreno las decisiones resultantes.
Unas Naciones Unidas «reformadas» no serán llamadas un gobierno mundial, pero la clase de poderes concedidos por las «reformas» equivaldrán a lo mismo.
La palabra «subsidiaridad» puede aparecer nuevamente, de ser necesario, para silenciar las voces discrepantes, pero como ocurre con la Unión Europea, tales garantías carecerían de significado.
Es importante notar que estos recientes avances y cambios están todos en el ámbito de la geopolítica. En este empuje hacia la forma de gobierno centralizado toda la atención está siendo enfocada en los asuntos de paz y guerra.
Cada uno, probablemente, quiere la paz y la estabilidad entre las naciones. Nos están ofreciendo un atractivo caballo de madera llamado la Paz, pero no estamos oyendo mucho acerca de lo que hay dentro del caballo. Tenga cuidado con los regalos que ofrecen las élites.
De hecho sabemos muy poco sobre lo que hay dentro del caballo, pero tengo el espacio suficiente aquí para un ejemplo o dos. Agenda 21 es uno de los más atemorizantes cargamentos que el caballo lleva.
Esta agenda comienza con legítimas preocupaciones en cuanto a la sostenibilidad, y las transforma luego en un Monstruo Verde que pretende micro-manejar cada aspecto de nuestras vidas, a un grado que hace parecer al antiguo régimen soviético casi como la libre empresa.
A cualquiera que no esté familiarizado con
la Agenda 21 se le aconsejaría que haga un poco de investigación.
En el ámbito de las relaciones internacionales hay algunos indicadores terroríficos, en particular en lo que se refiere a los ataques con drones. Uno esperaría que aquellas máquinas diabólicas fueran proscritas totalmente si nos encaminamos hacia un mundo más armonioso.
Pero no: ya Naciones Unidas está considerando el asunto de los drones, y quiere establecer una especie de sistema de calificación para distinguir los buenos ataques de los malos.
Lo cual nos lleva a la cuestión del «terrorismo».
Como he afirmado ya, y la evidencia realmente es decisiva, la mayor parte de lo que es llamado «terrorismo» son realmente operaciones realizadas bajo una falsa bandera, es decir, los actos de mercenarios que trabajan para agencias de Inteligencia occidentales, en la búsqueda de alguna desestabilización o proyecto de cambio de régimen.
Si la pretensión es continuar sosteniendo – en nuestro mundo basado en la diplomacia – que todo este «terrorismo» es verdadero, y que las libertades civiles deben seguir siendo sacrificadas, entonces nuestro caballo de madera no es tan atractivo como podría parecer a primera vista.
Hay dos cosas de las que podemos estar seguros, en relación con nuestro caballo de madera.
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Primero, Naciones Unidas terminará micro-manejando la sociedad, por medio de burocracias irresponsables, como el Fondo Monetario Internacional, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la Organización Mundial de la Salud, etc.
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Segundo, con tantos de nuestros sistemas tradicionales intencionalmente desestabilizados, podemos esperar que se nos dé una «solución», en términos de un nuevo paradigma cultural y económico.
http://armonicosdeconciencia.blogspot.com.es/2014/08/el-juego-final-ha-empezado-los-dioses.html
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ELLOS VIVEN, NOSOTROS DORMIMOS.
Gracias domi por compartir, una larga historia la cuál ellos han escrito el libreto y nos a sido ocultado, como tu dices vania debemos despertar no queda otra.