Según algunos expertos, el avance imparable de esta epidemia podría provocar un millón de muertes para el próximo enero y acabar finalmente con 5 millones de africanos si no es frenada a tiempo. Pero, ¿es probable que el virus se transmita por vía aérea en proximidad, convirtiéndose en una plaga que diezme a esa población? ¿Qué posibilidades hay de que se extienda por otros continentes? ¿Pudo haber sido creado en laboratorios con fines militares y escaparse accidentalmente o bien diseñado para despoblar países repletos de recursos con una gran importancia estratégica por sus aplicaciones tecnológicas? ¿Se temía que revelasen esto los 7 investigadores muertos durante este verano? De ser así, ¿quiénes estarían tras este plan tan siniestro?… acompáñenos, si se atreve, en nuestra búsqueda de una horrible verdad.
Cuando hace 5 meses denunciábamos que el ébola podía ser un arma bioterrorista capaz de reducir drásticamente la población de algunos países africanos y sembrar el miedo en el mundo, ésta parecía una idea sin fundamento. Pero ahora poseemos evidencias concretas sustentando la hipótesis de que este brote podría haberse iniciado en unos laboratorios donde se realizaban experimentos militares, al tiempo que la alarma mundial crece cada día.
Ya a principios de agosto, la propia OMS declaraba que la actual epidemia de ébola es la más desafiante en su historia. Y por primera vez la epidemia había alcanzado grandes ciudades dotadas de aeropuertos internacionales. Además, a diferencia de anteriores grandes brotes, restringidos a pequeñas aldeas, ahora la inmigración y el tráfico ilegal de subsaharianos a España e Italia ha alcanzado proporciones alarmantes e incontrolables.
Casi todos criticaron a un experto alemán cuando, a comienzos de septiembre, advirtió que la actual epidemia de ébola podría matar finalmente a 5 millones de africanos si no era frenada a tiempo y recomendaba aislar los países donde ya era muy probable que se convirtiese en pandemia, al no poder tomarse en éstos las medidas adecuadas para evitarlo. Pero a medida que pasaban las semanas el número de afectados iba creciendo exponencialmente. Y ya el 23 de septiembre los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades norteamericanos (CDC) estimaban que, para el 20 de enero de 2015, podrían estar infectadas entre 550.000 y 1,4 millones de personas en esa zona de África. Y, ante semejante alarma de pandemia que amenaza con llegar a otros continentes, anunciaban que EE UU enviaría más de 5.000 militares a la zona. Hay quienes piensan que eso podría ser como poner a lobos cuidando a corderos.
7 muertes muy sospechosas
Paralelamente a esta plaga, la sorpresiva irrupción de un islamismo alarmante, la incursión israelí en Gaza y el grave conflicto en Ucrania, otro suceso inquietante, este verano los medios informativos hablaron hasta la saciedad de un avión malayo que inexplicablemente fue abatido sobre Ucrania el 17 de julio, sin que tengamos posibilidad de saber cómo, por qué ni por quién. A bordo del mismo viajaban un centenar de personas que acudían a un Congreso sobre el SIDA. Entre los expertos en virus, a los que acompañaban activistas sociales y familiares, estaba el periodista Glenn Thomas, coordinador para los medios de la OMS en Ginebra y gran entendido en ébola y VIH-SIDA.
Fueron unas muertes muy oportunas, porque algunos eran virólogos de primera línea y podrían llegar a saber mucho sobre el origen, naturaleza y posibles remedios de la epidemia de ébola e incluso de cómo combatirla. Pero sobre todo porque, antes de partir, Thomas habría explicado que poseía evidencias que no estaba dispuesto a ocultar de que se podrían haber realizado manipulaciones de diagnósticos positivos de ébola, a fin de justificar un tratamiento sanitario coercitivo a las poblaciones, el cual podría incluir el uso de una vacuna experimental que según los conspiracionistas no haría sino propagar la epidemia…