Por suerte, ahora somos conscientes de que la enorme pérdida de biodiversidad en el planeta es un tremendo error. Por ello se desarrollan estrategias para la conservación de especies en grave peligro de extinción. Es el caso del proyecto “Paleolitico Vivo”, iniciado hace un par de años en la provincia de Burgos y liderado, entre otros, por Eduardo Cerdá, naturalista y experto en la divulgación de la Prehistoria. Este proyecto trata de conseguir que ciertas especies silvestres puedan vivir en libertad, gracias a la enorme cantidad de espacios deshabitados de la Comunidad de Castilla y León. Las estribaciones de la sierra de la Demanda, entre 1.000 y 1.300 metros de altitud, con bosques cerrados de pinos, praderas y dehesas de viejos robles, ofrecen una oportunidad para la supervivencia de uros, caballos silvestres y bisontes. Estos animales limpian la vegetación que crece de manera caótica tras el abandono de las zonas rurales.
Con ello se evitan incendios, se potencia un turismo de calidad y, cuando estas especies lleguen a un desarrollo sostenible, su carne podrá ser degustada rememorando así la gastronomía de nuestros antepasados del Paleolítico. Gracias a un acuerdo con la Asociación TAKH de Francia, Burgos cuenta ya con una pequeña manada de ocho caballos de przewalskii, que pueden reproducirse y mantener viva la estampa de los caballos de la prehistoria. En la actualidad sobreviven en libertad unos 1.200 ejemplares del caballo de przewalskii en varios parques de Mongolia, China y Europa. Algunos pueden ahora trotar a su antojo por tierras de la península Ibérica.
Viviendo el Paleolítico: el caballo prehistórico de przewalskii