«Los Ciegos Confundidos»


Los ciegos y el elefante es una parábola con origen en la India, desde donde alcanzó una difusión notable. Ha sido utilizada para ilustrar la incapacidad del hombre para conocer la totalidad de la realidad. En distintos momentos se ha usado para expresar la relatividad, la opacidad o la naturaleza inexpresable de la verdad, el comportamiento de los expertos en campos donde hay un déficit o falta de acceso a la información, la necesidad de comunicación, y el respeto por perspectivas diferentes.

Es una parábola que ha penetrado diversas tradiciones religiosas y es parte del acervo jainista, budista, sufi e hindú. El relato es muy conocido en Europa y América.
En el siglo XIX el poeta John Godfrey Saxe creó su propia versión con forma de poema​, «El ciego y el elefante»​:

Entonces estos hombres de Hindustan
Disputaron en voz alta y por largo tiempo,
Que en su propia opinión
Excesivamente friós y firmes,
Si bien cada uno estaba en parte en lo cierto
Y todos estaban equivocados.

El poema comienza:
Había seis hombres de Indostan
Muy propensos a aprender,
Quienes fueron a ver el elefante
(A pesar de que todos ellos eran ciegos),
Para que cada uno de ellos por observación
Pudieran saciar sus intelectos.
Ellos concluyen que el elefante es como una pared, una víbora, una lanza, un árbol, un abanico o una soga dependiendo de la parte que tocaron. Los hombres debaten acaloradamente, pero sin llegar a la violencia. En la versión de Saxe el conflicto nunca se resuelve.

A menudo en las guerras teológicas,
Los disputantes, pienso,
Encarrilados en la total ignorancia
De lo que los otros decían,
Y hablaban sobre el elefante
Que ninguno de ellos había visto!

«Monjes ciegos examinan un elefante»
impresión ukiyo-e por Hanabusa Itchō (1652–1724)

Dos veces usó Buda la parábola de los ciegos confundidos. En el Canki Sutta describe una fila de ciegos que están tomados uno del otro como un ejemplo de aquellos que siguen un texto antiguo que ha pasado de generación en generación, tal como el caso de los Evangelios cristianos (Mateo 15.14) haciendo referencia a que los ciegos guían a los ciegos. En el Udana utiliza la parábola del elefante para describir las luchas sectarias:

El Buda finaliza la historia de los ciegos comparándolos con predicadores y estudiosos que son ciegos e ignorantes y tienen sus propios puntos de vista: «Muy similares son estos predicadores y estudiosos que sostienen sus diversos puntos de vista mientras se encuentran ciegos y no perciben lo que les rodea…. En su ignorancia ellos son peleadores y discutidores por naturaleza, cada uno de ellos sosteniendo una idea distinta de la realidad.»

Luego Buda recita el siguiente verso:
«O como se aferran y discuten, algunos que sostienen ser honorables predicadores y monjes!
Para discutir, cada uno se aferra a su punto de vista. Este tipo de hombres sólo ven un lado de las cosas.»

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