Una colaboración de Francisco
Suele ocurrir, que en el camino de nuestra vida vamos tan concentrados en los resultados o en lograr los objetivos fijados, que no hay pausa para nada.
Para nada! Haciendo una analogía de esta falta de tiempo para una pausa y tomar conciencia de donde estamos y para que nos pasan las cosas, imaginemos que una parada de auto bus es como ese instante para tomar conciencia de lo que ocurre, de que lo obtenido de la vida es lo que estamos dándole a la misma.
En repetidas veces he podido comprobar la enseñanza que da el mundo aparentemente externo, cuando lo observo conscientemente (con conciencia) como un espejo donde reflejo lo que soy.
Ocurren experiencias realmente vivas en si mismas, y de incalculable valor; cuando con el tiempo nos volvemos a la conciencia de ver lo que ocurre en ese momento de la parada, antes de tomar el bus que nos encapsula en un objetivo, meta, etc. (
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Sí… andamos tan distraídos, abstraídos de lo que esencialmente necesitamos para ser felices en la sencillez misma de su posibilidad, que las cosas que deben pasar, no pasan porque las dejamos pasar sin darnos cuenta.
Estar atentos evoca un mirar, donde nada se escapa, y un saber hacer, con cada paso que damos por nosotros y nuestros semejantes… Las señales están en todas partes, solo que no se detectan con los ojos del cuerpo… Mirar con atención es ver desde adentro y con total libertad de SER.
IN LAKECH.
Quien es capaz de ver la belleza del alma ha penetrado en el oceano de la unidad.
Tao
Genial.