Una nueva campaña global lanzada por una coalición de organizaciones humanistas está desafiando las leyes de blasfemia.
La Unión Internacional Humanista y Ética (IHEU) dice que, tras los ataques contra Charlie Hebdo en Francia, llegó la hora de que los países deroguen las leyes contra la blasfemia que protegen las sensibilidades religiosas.
Sin embargo, esta normativa sigue siendo popular en muchas partes del mundo.
Los ataques al personal de la revista satírica Charlie Hebdo condujeron a una respuesta masiva en defensa de la libertad de expresión, tanto en Francia como en otras partes del mundo.
De forma igualmente intensa, en otras partes del mundo surgieron protestas tanto contra las caricaturas originales, como la subsecuente publicación de otra imagen del profeta Mahoma.
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En algunas versiones del Islam hay una prohibición particular de mostrar la imagen de Mahoma. Pero el delito de blasfemia puede encontrarse en muchas religiones y países.
Para sus simpatizantes, es una forma crucial de proteger los sentimientos religiosos y las minorías. Para otros, impide la libertad de expresión y puede uitilizarse para suprimir la disensión política.
Persecución de minorías
Sonja Eggerick es la presidenta de IHEU que trabaja para promover una sociedad étnica basada en la evidencia.
Dice que la campaña tiene la intención de apoyar a la gente local en el terreno que ya está trabajando contra las leyes de blasfemia.
«La idea de que un ‘insulto’ a la religión es un delito, es la razón por la que humanistas como Asif Mohiuddin están encarcelados en Bangladesh, la razón por la que seglares como Raif Badawi están siendo castigados con latigazos en Arabia Saudita y por la que ateos y monorías religiosas están siendo perseguidos en países como Afganistán, Egipto, Pakistán, Irán, Sudán y la lista continúa» dice.
Raif Badawi fue sentenciado a 1.000 latigazos en mayo de 2014 por un tribunal saudita después de que se le encontró culpable de insultar a figuras religiosas islámicas en su blog.
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Pakistán también tiene leyes severas que protegen los sentimientos religiosos.
Asia Bini, una mujer de 50 años madre de cinco hijos, ha estado en el corredor de la muerte desde 2010 cuando se le condenó por insultar al Islam durante una discusión por un vaso de agua.
John Pontifex, de la organización Aid to the Church in Need, que hace campaña por las minorías cristianas, dice que muchos casos nunca llegan a la corte.
«Éstas (leyes de blasfemia) cubren con una capa de respetabilidad los actos de violencia contra cristianos y otros acusados de crímenes que a menudo no han cometido» dice.
Pero ¿ayudan las leyes de blasfemia de alguna forma a la sociedad?
El Centro de Investigación Pew encontró que las normas son más comunes en Medio Oriente y el norte de África.
Y es en esta región donde pueden encontrarse los que abogan con más fuerza por las leyes.
La Organización de Cooperación Islámica, que representa a 56 estados islámicos, repetidamente ha tratado que Naciones Unidas apoye una medida internacional para prohibir insultos a la religión.
Dice que dicha resolución protegería a grupos de la discriminación.
El año pasado, el secretario general de la organización, Iyan Ameen Madani, indicó que la libertad de expresión estaba enfrentándose con las enseñanzas islámicas.
Criticó a los países que se rehúsan a limitar la libertad de expresión, los cuales, dijo, estaban dañanado a las minorías religiosas.
«Los países musulmanes que ponen en vigor leyes para asegurar el respeto de la santidad y reputación de los valores, escrituras y personalidades religiosas para la promoción de la paz en la sociedad, son criticados en base a que limitan esta libertad con las leyes de blasfemia» dijo.
Esas leyes no sólo se encuentran en Medio Oriente.
Blasfemia en Europa
En Dinamarca, el párrafo 140 del código penal es sobre blasflemia. No ha sido utilizado desde 1939 cuando un grupo nazi fue condenado por propaganda antisemita.
En diciembre en Birmania, también conocida como Myanmar, tres hombres fueron acusados por las autoridades por insultar la religión después de que supuestamente distribuyeron una fotografía que mostraba a Buda usando unos audífonos.
Algunos países europeos también criminalizan los sentimientos religiosos en cierta forma.
En 2012 hubo 99 sentencias por «blasfemia pública» en Malta, con castigos que iban desde multas a prisión.
Y en 2014, lesgisladores rusos votaron por una nueva ley contra la ofensa a sentimientos religiosos.
Esta surgió después de una protesta política de miembros del grupo Pussy Riot en la Catedral Ortodoxa de Moscú.
Las acusaciones contra las tres incluyeron «insultos a los sentimientos religiosos».
En Irlanda, activistas están furiosos porque el gobierno no ha cumplido una promesa de realizar un referendo sobre sus leyes de blasfemia, las cuales fueron introducidas en 2009.
Y el año pasado, un griego que hizo sátiras en Facebook de un monje ortodoxo muerto fue sentenciado a 10 meses en prisión.
Los que desean extender las leyes de insultos religiosos también están haciendo planes.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU dice que es probable que el asunto de insultar a religiones sea presentado en las próximas sesiones en marzo, a pedido de Arabia Saudita.
«Voces minoritarias»
La campaña de IHEU, sin embargo, no trata de alentar la discriminación, dice Bob Churchill, su director de comunicaciones.
«Nuestra campaña no está dirigida contra las leyes que se oponen a la incitación al odio, las cuales son legítimas» afirma.
Churchill también rechaza la acusación de imperialismo cultural.
«La realidad es que las voces minoritarias para el cambio y la reforma están allí. El problema es que a menudo no pueden escucharse».