Manifestando el Misterio

Después de mostrar a los cristianos colosenses una visión del universo que dejaría a Stephen Hawking y a Albert Einstein totalmente sin aliento, Pablo les muestra al Padre.
En un punto, presumiblemente antes de la Creación, podemos ver al Padre diciendo:
“He descubierto Mi gran placer. Mi gran placer es que todo lo que hay en Mí- toda Mi gloria, todas Mis riquezas, toda Mi gracia, todo Mi poder- la totalidad de quien Soy como Dios, viva en Mi Hijo.”
Así que toda la totalidad del Dios Padre- Su eterna Deidad- se volcó en el Hijo de Dios para hacer en Él Su morada.
Enmedio de esa describción superlativa de Pablo sobre el carpintero de Nazaret,, el apóstol revela el misterio- “El misterio de todas la edades”- que había estado escondido, oculto en la misma naturaleza de Dios pot todas las edades de la edades.. Todo lo que Pablo estaba diciendo de Jesús a los colosenses en el primer capítulo de su carta, nos lleva directos a este gran y glorioso misterio, de hecho, es el tema principal de esa misiva.
¿Y cual era ese misterio que había estado escondido en Dios desde antes de los tiempos?
Era algo que no se podía resolver mediante un analisis. No era un principio, una regla, ni una ley. Ni siquiera era una serie de preguntas, o una colección de cuestiones que tardarían una vida en responder.

Era- y es- la maravilla de todas las maravillas.
El misterio de Dios es este:

Que la Persona que es la imagen visible del Dios invisible;
Aquel en el cual toda la plenitud de Dios habita;
El que es la residencia viva de la Trinidad;
La Persona en la cual vive, respira y se hace la eternidad;
El que es antes del tiempo;
El que es de la A a la Z, el Alfa y el Omega, el principio y el final;
El primogénito del universo creado, que resucitó de la muerte y nuca morirá;
Aquel que conquistó la muerte, el pecado y la tumba;
El Creador, Salvador, y Redentor. El que te perdona;
El que mantiene toda la creación unida en Sí mismo;
Aquel que es el Poder de la Gloria y la Majestuosidad;
Aquel que es la Cabeza, la Autoridad y la Fuente de la Iglesia;
Aquel por quien, y a través de quien, todas las cosas fueron creadas;
Aquel por el que todas las cosas encuentran su significado y su realidad;
Aquel por el que todas las cosas en la tierra y en el cielo son reconciliadas con Dios;
Aquel que crucificó con su sangre cada ley, cada regla, y cada regulación que hubiera condenado al amado pueblo de Dios;
El que es Supremo en todos los ámbitos y que tiene las primicias en todas las cosas, el Hijo del Amor del Padre;
Aquel que no tiene igual en la historia de la humanidad;
Aquel que sostiene y guarda las profundidades del universo…

¿Ese glorioso, impresionante, increible, incomparable, expansivo, maravilloso, majestuoso, poderoso, espectacular, tremendo, inmenso, infinito, vasto, grande, triunfador, victorioso, radiante, precioso, magnífico, Cristo ha decidido volcar toda Su totalidad en donde?

¡Dentro de tí!

“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
Col. 1:27

De la misma manera que el placer del Padre era morar en el Hijo, así mismo le place a Cristo morar en ti. Todas las riquezas de la gloria de los Cielos han sido depositadas dentro de ti.
Ese es el misterio de todas las edades:
Que este inmenso Señor, la Palabra de DiosViva, ha escogido hacer su hogar dentro de tu ser.
Ni siquiera la palabra “Impresionante” puede describirlo, ¿No es cierto?
Pero aún hay más.
No solamente Cristo vive en ti, sino lo que es aún mas importante: tu puedes vivir mediante Su vida.
“Cuando Cristo, vuestra vida…
(Col. 3:4a)

Has sido invitado a compartir la vida con tu Hacedor y tu Creador.
Y encima de todo ello, tú has sido hecho completo en Él, enteramente, absolutamente, y totalmente aquí y ahora.
¿Por qué razón vamos a ir a buscar otras cosas?
¿Cómo podemos ser consumidos con cualquier otra cosa que no sea nuestro Señor Jesucristo?
¿Y cómo puedes buscar o tratar de obtener una graduación más alta que Él mismo?
Él es suficiente, de hecho, Él es incluso mucho más que suficiente.
Jesucristo es como un vasto océano. Él es demasiado inmenso para explorarlo en su totalidad, y demasiado rico para sondearlo. Tu y yo somos como una botella.

La extraordinaria maravilla del evangelio reside en que
la botella está en el océano,
y el océano está en la botella.

Esta es la Palabra de Dios que Pablo de Tarso, “administrador del misterio”, fué llamado a predicar y declarar. Este es el alto evangelio que fué revelado a un pequeño grupo de ex-paganos gentiles en el oscuro pueblo de Colosas en el primer siglo. Y ese es el mensaje que todos los que predicamos la Palabra de Dios estamos llamados a proclamar hoy en día.

– Frank Viola
De su libro, “Jesus Manifesto”
Traducido por el gestor de este blog

http://salvoporgracia.com/?p=642

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