Una consciencia adecuada implica algo más que sólo consciencia porque la consciencia puede llegar a ser un esfuerzo. “Consciencia adecuada” quiere decir consciencia sin tensión, en relajación. Si intentas estar consciente y por ello creas tensión, esta tensión destruirá todo tu trabajo, debes por tanto recordar dos cosas: consciencia y relajación, sin esfuerzo.
La consciencia es el fruto de la relajación. Donde quiera que sientas tensión en el cuerpo, relaja esa parte. Si todo tu cuerpo está relajado, tu consciencia crecerá más rápido. Simplemente observa y… verás, sin hacer ningún esfuerzo, sin afanarte; es una consciencia natural. Al principio parece una paradoja –consciencia sin esfuerzo– pero una vez que comienzas a trabajar con ella, poco a poco encuentras la fórmula. Es un truco. Una vez que has aprendido el truco, una vez que has conocido un solo momento de consciencia sin tensión, estás en el camino, nunca volverás a ser la misma persona.
Luego relájate y deja que las cosas sean como son. Una muy, muy pasiva consciencia: esto es meditación. Si a veces te olvidas de observar, ¡ no pasa nada! Cuando te acuerdes, vuelves a observar de nuevo. Cuando te olvidas, te olvidas. Esto es relajación, esto es aceptar la vida como viene. Entonces surge una gran alegría. Nunca estás cansado y nunca te distraes porque no hay nada que pueda distraerte.
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