El primer intento de volar alrededor del mundo en un avión de energía solar fue puesto en marcha en la ciudad de Abu Dabi, en Emiratos Árabes Unidos.
El Solar Impulse 2 despegó con éxito rumbo a su primera escala de varias, en la ciudad de Muscat, en Omán.
Durante los próximos cinco meses, los dos pilotos suizos artífices del proyecto, Bertrand Piccard y André Borschberg, se turnarán para volar las doce etapas del viaje.
Saltará de continente en continente, atravesando los océanos Pacífico y Atlántico, a través de India, China, Hawái y Nueva York, y luego de regreso a Abu DAbi, a través del Océano Atlántico, sin usar una gota de combustible.
El plan es hacer paradas en varios lugares alrededor del mundo para descansar y hacerle mantenimiento a la aeronave.
El primero de los pilotos al volante es Andre Borschberg.
Lea también: Un avión cruza EE.UU. impulsado por el Sol
Mensaje sobre uso de tecnologías limpias.
De paso, los dos pilotos esperan difundir un mensaje de campaña sobre tecnologías limpias.
Antes de despegar, Borschberg le dijo a la BBC: «Estoy seguro de que tenemos un avión muy especial y que nos llevará a través de los grandes océanos».
«Puede que tengamos que viajar durante cinco días y cinco noches para hacer eso, será un desafío”, dijo el suizo. «Pero tenemos los próximos dos meses, mientras volamos hacia China, para entrenar y prepararnos».
El proyecto ya estableció una serie de récords mundiales de vuelos con energía solar, incluyendo la realización de un tránsito de alto perfil de Estados Unidos en 2013.
Pero la riesgosa vuelta al mundo es en conjunto más dramática y de enormes proporciones, y requirió la construcción de un avión aún más grande que el prototipo previo, Solar Impulse1.
Más ancho que un jumbo, tan liviano como un auto
Este nuevo modelo tiene una envergadura de 72 metros, siendo más ancho en sus alas que un jumbo 747. Aunque sólo pesa 2,3 toneladas.
Su peso ligero será fundamental para su éxito.
Así mismo lo será el rendimiento de las 17.000 células solares que recubren la parte superior de las alas, y las baterías de iones de litio de alta densidad energética que utilizará para aguantar el vuelo día-noche. La operación de vuelo en la oscuridad será particularmente importante cuando los pilotos tengan que cruzar el Pacífico y el Atlántico.
La baja velocidad de la nave impulsada por las hélices significa que estos trayectos tardarán varios días y noches sin escalas para completarse. Piccard y Borschberg tendrán que permanecer alerta casi todo el tiempo que están en el aire.
Sólo podrán hacer siestas de hasta 20 minutos, así como hacen los navegantes que le dan la vuelta al mundo.
También tendrán que soportar las molestias físicas de estar confinados dentro de una cabina que sólo mide 3,8 metros cúbicos, un poco más grande que una cabina de teléfono público.
Los dos pioneros no han sugerido que algún día la aviación comercial pueda ser impulsada por energía solar, pero quieren promover el uso de energía limpia.
Gracias domi, suerte para ellos y ojalá sea el comienzo.