Cerca de 1.000 años atrás un bebé inca hallaba su lugar de descanso eterno en una desolada ladera. El niño fue encontrado recientemente junto con docenas de esqueletos momificados cuando arqueólogos contratados por el gobierno peruano exploraban la zona en busca de restos o reliquias como trabajo previo a la construcción de una nueva carretera.
El cuerpo momificado del bebé se ha preservado por mil años en las afueras de la capital peruana.
De acuerdo a National Geographic, pasados tres días del proyecto, los investigadores hallaron el cementerio. «Hasta ahora tenemos cerca de 40 [momias] y el número se incrementa día a día», dijo el arqueólogo limeño Guillermo Cock. «Dada la proximidad a la ciudad y la tradición del saqueo en el área, nos sorprende que esto esté casi intacto, solo unos pocos fardos funerarios han sufrido daños por acción humana», agregó.
En total, el equipo ha localizado 26 tumbas, conteniendo tanto adultos como niños.
Además del bebé, los arqueólogos también encontraron momias de adultos bien preservadas. Este último descubrimiento fue realizado en las inmediaciones de Puruchuco-Huaquerones, el cementerio inca más grande jamás excavado. En los últimos 60 años los investigadores apenas han logrado examinar un 10 por ciento del sitio histórico, un porcentaje equivalente a 2.000 momias, variados artefactos de cerámica, telas, y cientos de piezas de cobre, plata, oro. Los fardos funerarios que contenían las momias halladas en las últimas excavaciones, ya han sido trasladados a un museo para que el gobierno pueda proseguir con su plan de construir la nueva carretera.
Arqueóloga mostrando uno de los fardos funerarios que llegaron al museo con el objetivo de analizar la momia que contiene en su interior.
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