Denominado «Lamassu» era la divinidad protectora del Medio Oriente. Se encontraba en el Museo de Mosul, saqueado por los guerrilleros en febrero de 2015

Lamassu, deidad protectora de los asirios. (Avadema Khan)

Lamassu destruida por guerrilleros ISIS y divulgado el 26 de fenrero de 2014. (Captura de Vídeo)

Con picos y hachas, guerrilleros y jihadistas de ISIS destruyeron la gran escultura del toro alado con cabeza humana conocida como ‘Lamassu’, divinidad protectora de los asirios, que se encontraba en el Museo de Mosul, Iraq.

Pese a la devastación de la invaluable pieza arqueológica, esta divinidad no queda en el olvido en la cultura del Medio Oriente, en especial, en el corazón de los iraquíes y sirios que intentaban protegerla.

El ‘Lamassu’ de 4,20 x 4,36 x 0,97 metros sucumbió al igual que otras valiosas estatuas de hombres barbudos, que pertenecían a las capitales Dur Sharrukin y Ninive, del floreciente imperio Asirio en Mesopotamia.

En Dur Sharrukin se excavó en 1843 una pareja de estos toros alados a ambos lados de una entrada, símbolos de divinidad fuerte y protectora, y el Museo Louvre expuso esta monumental obra en sus salones, según la Academia Khan. (Vídeo)

La civilización Asiria ocupó desde hace cinco mil años lo que era el fértil valle de Tigris, al Norte de Iraq, y surgió dos mil años más tarde con todo su esplendor, dominando el Medio Oriente.

A través de los períodos de la historia mesopotámica, su creencia fue que los humanos habían sido creados y enviados a la Tierra por los dioses. Para sus habitantes, los elementos de la naturaleza también estaban regidos por diferentes divinidades, según registros históricos de Tammi Schneuder, publicados por la Universidad de Cambridge.

Dur Sharrukin, ahora es conocida como la ciudad deKhorsabad, que se encuentra a solo 15 kilómetros de Mosul. Fue construida por el rey Sargón II, entre los años 713 y 717 a.C. Con anterioridad el rey asirio Asurbanipal II (883-859 aC) estableció Nimrud como su capital.

Sennacherib (704-681 a.C), hijo de Sargín II, al tomar el poder trasladó la capital de los asirios unos 20 kilómetros más al sur, a Ninive, una ciudad de mayor tamaño a orilla este del río Tigris y al sureste de Mosul. Ocupaba unas 750 hectáreas, las cuales eran rodeadas de muros. Un siglo más tarde fue destruida por los Medi y los Caldeos, en el declino del imperio.

La devastación del Museo de Mosul llegó en las impactantes imágenes de vídeo que divulgaron los guerrilleros ISIS en Twitter. En la película se escucha una voz que reconoce que las estatuas pertenecían al pueblo que habitó antes de la llegada de Mahoma, sin embargo advierte que ”nuestro profeta ordenó destruirlas”, cita la traducción del diario italiano Messagero.

La destrucción fue precedida por el bombardeo de la Biblioteca Pública de Mosul, cuatro días antes, lugar donde se encontraban valiosas tablillas milenarias y manuscritos.

En el Museo de Mosul había incluso una colección de oro, que podría pasar al mercado negro, según el informe de Christopher Dickey, citado por Npr.

Franco d’ Agostino, profesor de asiriología de la Universidad de la Sapienza en Roma, explicó en la Televisión RAI el 27 de febrero, que muchas obras que originalmente se encontraban en el lugar, habían sido trasladadas años atrás a otros lugares.

A su vez aclaró que pese a la destrucción divulgada masivamente, la realidad es que justamente con las obras vendidas al mercado negro, ISIS está financiando la compra de armas.

Museo Británico

Muchos relieves y estatuas de los Asirios se encuentran hoy en el Museo Británico, especialmente procedentes de Nimrud. «Muchas de las principales salas y patios de su palacio fueron decoradas con losas de yeso tallados en relieve con imágenes del rey Asurbanipal II como sumo sacerdote y del cazador como victorioso guerrero», destaca el Museo, al describir el lugar histórico.

Nimrud fue embellecida durante los reinados posteriores, e incluso Salmanasar III erigió en este sitio el Obelisco Negro, que representa un tributo de Israel, señalan los expositores.

En el Museo Británico también se encuentran relieves de Nínive, en particular una representación del sitio y la captura de la ciudad de Laquis en Judá.

La Gran Época