Desde que somos bien pequeños nos hemos sometido a unos de los dogmas más fuertes e inamovibles de la ciencia y la “farmafia”.
Pediatras, colegios, institutos, en todos ellos ha habido, y siguen habiendo, auténticas campañas de inyección de enfermedades y muerte, o como algunos médicos y el sistema lo llaman; “campañas de vacunación”.
Nos han metido en la cabeza, cual programa informático, que debemos vacunar a los menores para de esa forma evitar una larga pila de enfermedades. Una vez más y como se viene haciendo a lo largo de la historia poniendo como premisa nuestra salud y cómo no, jugando con nuestro miedo, nuestro miedo, ese sentimiento tan frágil que por desgracia ha caído en las garras de un sistema genocida como es la farmacia, colaborando juntamente con la corrupta OMS y un sistema podrido.
Nos hacen creer que estas vacunas van a mejorar nuestra calidad de vida, una afirmación que se diluye como un terrón de azúcar a medida que avanzamos y profundizamos en diversas investigaciones y en numerosos datos que por suerte se mantienen intactos a las manipulaciones.
Se han llevado a cabo investigaciones por diferentes médicos con unos férreos principios que mediante libros y diversas informaciones nos han mostrado la oscura cara y el tenebroso trasfondo de las vacunas.
En diversos países de la Unión Europea, EE.UU, y algunos países de Sudamérica se ha investigado y se ha averiguado que a raíz de las campañas de vacunación se han hallado incesantes brotes de enfermedades, enfermedades las cuales se les vacunaba en su contra a los niños.
Muchas vacunas utilizan el mercurio como conservante (timerosal). Ya en 1999 la Academia Americana de Pediatría y los Servicios de Salud Pública de los Estados Unidos recomendaron que se eliminase el mercurio de todas las vacunas porque probablemente estaba causando daño cerebral en los niños, lo cual hasta hoy en día no se ha realizado. Los niños tienen 27 veces más probabilidad de volverse autistas cuando se les suministran vacunas con timerosal (mercurio).
Resulta revelador que no se haya dado ningún caso de autismo entre los Amish, cuya religión les prohíbe vacunar a sus hijos.
El gobierno de EEUU envía también vacunas preservadas con timerosal a numerosos países en desarrollo, donde algunos reportan una repentina explosión en los índices de autismo. En China, donde el autismo era desconocido antes de la introducción de timerosal por los fabricantes de medicamentos de los EE.UU. en 1999, los informes de prensa indican que hay casi dos millones de niños autistas.
Según la última investigación sobre la Estadística de Mortalidad en la Práctica General en los diez años hasta 1992, el cáncer en la niñez casi se triplicó, las enfermedades graves en niños aumentaron un promedio de 85%. La plaga del asma al igual que la muerte súbita infantil, debido a la lesión inducida por la vacunación del nervio vago es desenfrenada. La diabetes en niños de 5 años está aumentando a una velocidad de más del diez por ciento en los últimos diez años, correspondiéndose con la introducción de las vacunas contra la MMR.
La vacuna MMR contiene: virus vivos del sarampión y la paperas – ambos cultivados en células embrionarias de pollo – virus vivo de rubéola, cultivado en medio fetal, neomicina, sorbitol, gelatina hidrolizada…
Nos engañas con gráficos enseñándonos una continua bajada de diferentes enfermedades a partir de la introducción de las campañas de vacunación, pero si ampliamos esos gráficos a unos cuantos años antes vemos claramente cómo bastante antes de introducir las obligadas vacunas, los casos de las enfermedades ya habían comenzado a descender de manera continua sin que se hallase ningún brote.
Algunos estudios nos indican que la vacuna no fue la cura para todo, como muchos pensaban. De hecho se ha hecho un desastre masivo en todo el mundo, al seguir los programas de vacunación.
El Sarampión, por ejemplo, estaba desapareciendo en Australia, y luego cuando comenzaron los programas de vacunación volvió a crecer. Lo que ha ayudado muchísimo contra el Sarampión es la mejor alimentación, y el simple amento de la salud de la población en general.
Aumentos en los niveles de la vitamina A. La vacunación no resolvió estos problemas para nada. Incluso muchos que se vacunaron se sintieron enfermos después de vacunarse.
La médica canadiense Guylaine Lanctot, autora del best-seller “Medical Mafia” afirma:
“Las autoridades médicas son mentirosas. La vacunación ha sido un desastre para el sistema inmune. Ella causa un gran número de enfermedades. Estamos ahora cambiando nuestro código genético a través de la vacunación. De aquí a 100 años nosotros sabremos que el mayor crimen contra la humanidad fueron las vacunas”.
Viera Scheibner, después de un exhaustivo estudio de la literatura médica sobre las vacunaciones concluye que:
“No hay evidencia sobre la habilidad de las vacunas para prevenir alguna enfermedad. Todo lo contrario, hay una abundancia de evidencias que ellas causan serios efectos colaterales”.
En 1989 el Centro de Control de Enfermedades (CDC norteamericano) informa: “Entre niños en edad escolar han ocurrido brotes de sarampión con niveles de vacunación mayores al 98% y hasta con 100.
En Nueva Inglaterra se informaron incrementos de polio un año posterior al comienzo de la introducción de la vacuna Salk. Al igual que en Río de Janeiro donde de una cifra histórica de 80 casos de polio se pasó a 700 al comienzo de la vacunación Salk y a 1200 luego de la introducción de la Sabin en 1965.
Durante 1962 en el Congreso Estadounidense el Dr. Bernard Greenberg, jefe del Departamento de Bioestadística de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Norte, testificó que no sólo los casos de polio se habían incrementado sustancialmente (50% de 1957 a 1958 y 80% de 1958 a 1959) luego del inicio de la vacunación obligatoria, sino que las cifras habían sido manipuladas por el Servicio de Salud Pública para dar una impresión opuesta.
A los niños les inyectan pedazos de animales, bacterias y ADN de virus, que pueden incorporarse en el cuerpo humano, incluso en el genoma. Por lo tanto, las vacunas pueden cambiar la estructura del ADN de las personas inoculadas. Además las vacunas incorporan reconocidos metales pesados neurotóxicos como el mercurio (timerosal) relacionado con el autismo, o el aluminio asociado con el Alzheimer, además de otros tóxicos como el formol.
En 1978, en EE.UU se produce la vacunación masiva. Los estados, de manera individual, aprueban leyes donde se obligan a someterse a la inmunización, como requisito para el ingreso escolar primario (niños de entre 5-6 años).
-Me parece de locos que sin aceptar la obligación de vacunarse a tu hijo, se le impida escolarizarse.-
Como resultado de ello se multiplican por tres ambas patologías, en el reporte de los casos de Tos Ferina, los niños contraían la enfermedad para la que habían sido vacunados, por la vacuna.
Al realizar estas afirmaciones por la investigadora Viera Sheibner, los encargados de estos programas de vacunación dijeron que era imposible que los niños contrajesen dicha enfermedad por la vacuna, ya que las bacterias estaban muertas en la vacuna.
Pero la Tos Ferina es una enfermedad que se desarrolla por medio de toxina, es decir, que no importa que la bacteria en la vacuna esté viva o muerta. Porque la vacuna acelular de la Tos Ferina no contiene una célula entera de la bacteria. Sólo contiene una proteína. Los niños pueden llegar a desarrollar esta enfermedad a través de la vacuna.
El Dr. Andrew Wakefield demostró que el virus del sarampión en algunos niños puede producir una infección crónica en el intestino, que genera una permeabilidad intestinal permitiendo que todo tipo de sustancias, sin digerir pasen del intestino al torrente sanguíneo y de ahí al cerebro. Esto produce una cascada de complicaciones a nivel digestivo, metabólico y neuronal.
El Dr. Vijendra K. Singh ha demostrado que el virus del sarampión produce en algunos niños una reacción autoinmune (ataque del propio organismo) contra la mielina (tejido aislante de los nervios) en varias partes cerebro, esto produce una alteración de la transmisión de nerviosa y patologías autoinmunes cerebrales como la inflamación de la parte afectada.
La bacteria del meningococo – Neisseria meningitidis – vive en el área de la nariz y garganta de los seres humanos y se disemina mediante la tos, el estornudo y la saliva despedida al hablar. La forma más efectiva, para la mayoría de las personas, de provocar esta enfermedad es precisamente mediante la vacunación.
Los grupos de bacterias de meningococos van de la A a la Z: las consideradas malignas son A, B, C, W135 e Y.
Cuando las bacterias dejan la nariz y garganta e invaden el torrente sanguíneo se produce una septicemia: si el cerebro o médula espinal son afectados entonces el resultado es una meningitis.
VACUNA DEL VPH (Virus del Papiloma Humano)
Desde que se está aplicando la vacuna Gardasil, del fabricante, Merck & Co., Inc, contra el Virus Papiloma Humano (VPH), surgieron reclamos de adolescentes afectadas, médicos e investigadores de distintos sectores del mundo por los riesgos y efectos colaterales.
En Tokio se desarrolló en febrero de 2014 un simposio internacional de reacciones adversas experimentadas por las niñas vacunadas y recientes estudios de tres investigadores franceses confirman afirmaciones previas que Gardasil contiene ADN viral, el mismo que podría estar formando de compuestos químicos de alto riesgo por causar mutaciones y numerosas enfermedades.
En Dr. Lee continuó con sus estudios y en 2012 descubrió que esta unión de ADN de los virus y el aluminio habían formado en las vacunas un compuesto químico nuevo de “toxicidad desconocida” de un tipo de formación descrita como ADN nº B, agrega el informe de SANE Vax.
“Las conformaciones ADN nº B se sabe que están asociados con mutaciones genéticas vinculadas a más de 70 enfermedades graves en los seres humanos, incluyendo la enfermedad poliquística del riñón adrenoleucodistrofia, linfomas foliculares, y el fracaso de la espermatogénesis, sólo para nombrar unos pocos”
Efectos reportados por la AAVP (Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma humano):
“Convulsiones, accidentes cerebrovasculares, enfermedades autoinmunes, fatiga crónica, pérdida de cabello, dolores en el pecho, debilidad muscular, cambios del ciclo menstrual, visión temporal, pérdida de la audición, y parálisis, además de la muerte”.
Se ha demostrado que los niños no vacunados son mucho menos propensos a desarrollar alergias, enfermedades auto inmunes, problemas neurológicos, enfermedades endocrinas y otras enfermedades, en comparación con sus homólogos de la vacuna.
El alemán y médico homeopático, Andreas Bachmair, ha recopilado datos sobre la salud de más de 8.000 niños no vacunados de por lo menos 15 países diferentes. Los comparó con los datos de salud recopilados en más de 17.400 niños vacunados que participan en un estudio realizado en Alemania.
El estado general de salud de los niños no vacunados fue a pasos agigantados por sobre los niños vacunados. La tasa de alergia entre los niños vacunados, por ejemplo, era más del doble que entre niños no vacunados. Y peor aún, los niños vacunados se encontró que eran ocho veces más propensos a desarrollar asma o bronquitis que niños libre de vacunas.
¿Por qué no hay estudios oficiales a largo plazo de los efectos secundarios post-vacunas? ¿Qué ocurre a nivel celular y molecular después de una vacuna? ¿Por qué no hay estudios sobre los efectos adversos de las vacunas? ¿Por qué no se advierten los riesgos de las vacunas por ley?
Son algunas de las preguntas que los médicos y los encargados de estos programas de vacunación prefieren evitar o no contestar.
Nuestra salud pende de un hilo, un fino hilo que sujetan las manos de una industria que se beneficia directamente con nuestra enfermedad con la que hacen caja a diario. Una caja que parece no tener fondo, ¿para qué querrían mantener a una población sana y sin enfermedades mientras que puedes seguir con el eterno negocio de enfermarnos?
Muchas de estas responsabilidades caen sobre los médicos que aconsejan estas vacunaciones, unos médicos presionados por el lobby de la farmafia y otros tantos médicos totalmente carentes de principios cuya alma parece ausente, los cuales el dinero está muy por encima de su moral y quienes son son renuentes a admitir que sus vacunas son las responsables de la enfermedad de un niño y que diagnosticar que la causa es “genética”, “congénita”, o un “misterio” es mucho más reconfortante.
Un saludo
Gran Misterio