El disco celeste de Nebra es la representación más antigua que se conoce de la bóveda celeste y de los fenómenos astronómicos. Se trata de un hallazgo arqueológico descubierto en el año 1999 en el monte Mittelberg, cerca de Nebra (Estado de Sajonia-Anhalt, Alemania).
Es una placa de bronce, casi redonda, que pesa casi 2 Kgs y tiene aproximadamente un diámetro de 32 cms. Pertenece a una cultura de hace 3.600 años, cuyos conocimientos eran autóctonos. Los expertos dicen que representa el firmamento, con representaciones de elementos abstractos.
No se sabe cual era su color original pues al cabo de 3.600 años de estar enterrado ha adquirido una coloración verdosa a causa del revestimiento del carbonato de cobre. Se encontró en el suelo, en posición vertical y con su anverso orientado hacia el norte. El estudio hecho sobre el disco celeste vino a demostrar que no era exactamente el originario, sino que sobre éste se habían hecho una serie de modificaciones a lo largo de los años con arreglo a los conocimientos y quizás también a su uso.
Se han podido constatar hasta 4 fases:
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Incrustación de un disco solar, más una luna creciente, más 32 estrellas.
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Incrustación de disco solar, más luna creciente, más 30 estrellas, más dos arcos en el horizonte orientados este-oeste.
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Incrustación de 30 estrellas, más luna creciente, más disco solar, más una nave entre los dos arcos del horizonte.
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El mismo disco que el anterior, con la variante de las perforaciones del borde. Son 38 taladros, realizados desde el anverso y distribuidos en espacios regulares, lo que podría suponer un intento de periodización. Puede verse muy bien en el anverso el martilleo que tuvo lugar para hacer los agujeros. Estos taladros vienen a demostrar que el uso del disco también sufrió diversas modificaciones.
Los arcos del horizonte que fueron añadidos, y en algún punto incluso taparon algunas estrellas de las fases anteriores, son característicos de la época del neolítico y se han podido ver en bastantes yacimientos arqueológicos. Demuestran el conocimiento avanzado de aquellas gentes en el campo de la astronomía. Uno de los arcos representa la salida del sol y el otro su ocaso. El ángulo que abarcan, 82 grados, equivale al ángulo que forman el ocaso solar entre el solsticio de invierno y el de verano en la latitud en que fue encontrado.
La barca solar (de la que existen versiones para el dios griego Helios o para el egipcio Ra) tiene más relación con la religión que con la astronomía. Se encuentra como símbolo en toda Europa, en yacimientos que corresponden a la Edad del Bronce y es bastante frecuente en las pinturas rupestres de Escandinavia. Está representada como un arco dorado y plumeado.
Las estrellas también han sido objeto de estudio y de especulación. Las Pléyades son visibles desde Europa Central desde la Edad de bronce y aparecen citadas como tales estrellas en los calendarios de varias culturas en todo el mundo.
Pero al lado de esta interpretación han surgido controversias y opiniones dispares. Los arqueoastrónomos saben que desde Centroeuropa y ya desde la Edad del Bronce podían verse tres grupos de estrellas: Pléyades, Pesebre y Delfín. Con arreglo a estos tres grupos, algunos astrónomos han supuesto que la constelación representada en el disco debía encontrarse cerca de la Eclíptica, por tanto queda descartada el Delfín; pero las otras dos, Pléyades y Pesebre, son suficientemente cercanas a la Eclíptica. Wolfhard Schlosser, catedrático de Astronomía, se decanta por la interpretación de las Pléyades, grupo estelar que se sabe que, al menos en la Grecia arcaica, servía de marcador para la confección del calendario agrario.
El tema de dicha interpretación se basa, pues, en suposiciones y especulaciones con las que muchos otros astrónomos y profesores no están de acuerdo. En lo que sí están todos de acuerdo es en señalar que el disco de Nebra es un objeto precioso que debió tener un gran valor decorativo y ritual.
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Hasta los norteños sajones estaban influidos por Egipto y Grecia.