La llaman «la cápsula del tiempo».
Es una aldea prehispánica que fue cubierta de lava hace más de mil años y que se ubica dentro de una de las capitales más pobladas del mundo, la Ciudad de México.
Arqueólogos creen que en el lugar se encuentra información valiosa sobre el período Preclásico o Formativo Medio, que ocurrió del año 1.200 al 400 antes de Cristo.
Una etapa donde se presentan los rasgos de civilización propios de los primeros pueblos mesoamericanos, y por ello se considera importante en la conformación histórica de la zona conocida como Cuenca de México.
Allí precisamente se asentaron algunas de las principales sociedades antiguas del continente americano, como los aztecas.
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Es una región geográfica en el centro del país donde ahora se encuentran los estados de México, Hidalgo, Tlaxcala, Distrito Federal y Puebla.
La aldea que propone un viaje en el tiempo se encuentra en el sur de la capital mexicana, en la zona de Cuicuilco que es uno de los primeros sitios de investigación arqueológica del país.
Los vestigios localizados hasta el momento revelan que los pobladores originales convivían con la actividad del volcán Xitle, uno de los cinco que hay en la zona. Pero una erupción súbita, que pudo ocurrir en 627 o 630 a.C. los obligó a huir.
Seis metros de lava
Al salir dejaron sus pertenencias que fueron cubiertas por lava y paradójicamente ello permitió que sus objetos se conservaran durante siglos.
Los primeros objetos se encontraron en 1917 y 1924, cuando se cavaron cuatro túneles para ubicar la superficie de la aldea cubierta por seis metros de lava.
Sin embargo, los trabajos se abandonaron durante décadas, hasta que recientemente los retomó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En la nueva investigación se encontró un trazo arquitectónico que podría ser el cimiento de una casa.
También aparecieron trozos de cerámica, figurillas y navajas de obsidiana que conservan su filo.
Es un hallazgo valioso, creen los investigadores, porque muestra rasgos de la vida cotidiana de esos primeros pobladores de la Cuenca de México, antes de la llegada del pueblo azteca.
Un ejemplo es que la mayoría de los utensilios domésticos fueron sometidos a un proceso térmico intenso; asimismo, los trozos de obsidiana conservaron su filo.
Esto puede ser una evidencia de que la piedra se utilizaba más con carácter ritual que como un instrumento de cacería, como era usual en otros antiguos grupos humanos.
Por eso la aldea bajo la lava del Xitle es como una cápsula del tiempo, señalan los investigadores del INAH.
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Vecinos incómodos
Cuando el volcán Xitle hizo erupción lo que hoy se conoce como Copilco era una planicie junto a un bosque de pinos, cercana a montañas, ríos y una laguna.
Ahora es un barrio de clase media alta en el sur de la capital mexicana.
El agua corre por las tuberías, la laguna redujo su tamaño y el río cercano, llamado Magdalena, es el único cauce vivo de la metrópoli.
La zona es sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las más importantes de América Latina.
Y a unos kilómetros se encuentra una de las zonas más lujosas de la capital, el Pedregal de San Ángel, y el primer centro comercial del país, Perisur.
Vecinos muy distintos a los habitantes originales de Copilco.
Gracias domi, muy interesante, todo cambia continuamente.