Una de las diferencias entre las nuevas generaciones y sus progenitores está en la actitud que tienen respecto al trabajo. La sabiduría popular dice “quien honradamente quiera ganar, lo ha de sudar”. Anteriormente esto era un hecho indiscutible, prosperar significaba esfuerzo y trabajo persistente. Hoy el individuo quiere las cosas ya, y no desea ni esperar, ni luchar por conseguirlas. Esto ha generado graves problemas en nuestra sociedad, pues algunos no tienen inconveniente en pisotear los principios de la moral y de la ética. Así hemos llegado al imperio del dinero rápido, obtenido con el tráfico de drogas, al sicariato organizado, y a todas las modalidades imaginables de corrupción.
La humanidad contemporánea siente internamente un impulso que es correcto: ha llegado el tiempo de materializar nuestros deseos, sin tener que luchar. Pero hay algunas reglas del juego que las mayorías desconocen, tal vez porque no han tenido ni la información adecuada, ni quien les enseñe el manejo de los principios cósmicos que rigen la creación.
En la era que acaba de terminar, la Tierra estaba anclada a frecuencias vibratorias de tercera dimensión. Entonces el acto de crear dependía de una determinada secuencia de acciones: primero se concentraba el pensamiento en el objetivo, se agregaba la emoción (consciente o inconscientemente), pero, antes de lograr el éxito, era imprescindible que la persona realizara el esfuerzo apropiado para alcanzar su meta.
Ocurre que en estas últimas décadas el pulso del planeta, (o frecuencia Schumann) se ha estado elevando en forma constante, mientras que el magnetismo terrestre ha caído y continúa cayendo. Cuando ambas fuerzas alcancen un punto crítico, el anclaje a tercera dimensión se levantará y tendremos “un nuevo cielo y una nueva Tierra”. Ahora nos encontramos dentro del período de transición, pero mientras más nos acerquemos a ese punto cero, llamado “El Cambio de Era”, estaremos incrementando la posibilidad de experiencias de cuarta dimensión. Por eso ahora crear es más sencillo. ¿Deseas solucionar algo? Tu punto de partida es la intención, (enfocas tu mente en aquello que deseas, ya realizado), luego añades la emoción, y sin hacer ningún tipo de esfuerzo, el poder del espíritu materializará tus deseos, siempre y cuando no estén en contradicción con el plan divino.
Pero hay algo que debes tener en cuenta: la magia de “lograr las cosas sin esfuerzo” es una posibilidad de cuarta dimensión, que solo estará a tu alcance si tu frecuencia de vibración es correspondiente a ese nivel de evolución. La única forma de no tener que luchar, y conseguir lo que anhelas es aprendiendo a permanecer centrado en el espíritu. La promesa del maestro Jesús es real “Buscad el reino de Dios y el resto se os dará por añadidura”. Sabrás qué tan avanzado estás en el camino de la ascensión simplemente observando qué tanto demora tu pensamiento enfocado en crear sus objetivos. Algunos seres iluminados logran la materialización inmediata de lo que desean, solo como respuesta a su intención. Paradójicamente, cuando un ser ha alcanzado ese nivel de maestría, todas las metas materiales y las riquezas del mundo carecen de importancia.
En el modelo tridimensional de realidad, el factor tiempo trascurría en forma lineal y esta orientación obligaba al hombre a planear su vida con anticipación. Ahora comenzamos a vivir la etapa del “no tiempo”, y viajamos sumergidos en la multi-dimensionalidad. Esta opera como sincronía perfecta de múltiples sucesos que, para crear algo nuevo, encajan como un rompecabezas. Por ello se nos recomienda cancelar todo intento de preparación, porque en el tiempo multi-dimensional solo existe el “ahora” y no se dan respuestas anticipadas.
El poder de conseguir las cosas sin esfuerzo está fundamentado en la activación de la conexión con el espíritu y ocurre con la sincronía propia del tiempo multi-dimensional. ¿Surge un imprevisto desagradable? Céntrate en tu corazón y, desde la intimidad de tu ser, envía este mensaje: “Señor, te pido solución divina para este problema…. ( se visualiza el incidente ya resuelto) ¡Gracias, gracias, gracias!”. Después, puedes disfrutar observando como tus inconvenientes se disuelven sin dejar rastro, y el calidoscopio de tu realidad se agrupa en nuevos patrones más armónicos, permitiendo la manifestación de un orden más elevado.
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