Alquimia. Un Camino hacia la Gran Obra por Christian Franchini

 

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Es cierto que hay diferentes formas de abordar la “Alquimia”, en la mayoría de los casos se hace hincapié a referencias históricas sobre ciertos hombres que han perseguido el objetivo de conseguir oro (transmutándolo a partir de metales innobles) Hoy podemos afirmar que el auténtico legado que nos ha dado la Alquimia es mucho más importante que las especulaciones históricas poco documentadas. En contraposición, nos llega por medio de grandes investigadores como Carl Jung quien ha profundizado en los crípticos escritos de distintos alquimistas, aquellos que han sobrevivido a las hogueras de la inquisición, estos manuscritos han logrando inspirar la Psicología Analítica que Jung formuló años más tarde.

En este breve artículo recorreremos un enfoque diferente sobre la Alquimia, no como un conjunto de técnicas, ni como relatos históricos poco documentados, sino entendiéndolo como un Camino o como un Viaje de Iniciación que requiere un profundo autoconocimiento.

El mito nos dice que Hermes fue quien transmitió a sus sacerdotes este Arte Regio, en el antiguo Egipto. Un Arte que permite re-encontrarnos con ese Camino en Espiral desde las Formas hacia lo Sutil (lo que es lo mismo decir, desde lo físico hacia el espíritu) de ahí el postulado 1 de la Alquimia es, “Liberar al Hombre de la Materia”… ¿Pero cómo…?

Andes de esbozar el “proceso” que conlleva la Alquimia, es importante destacar uno de los principios claves del Kybalion, un texto fundamental que nos llega por medio de su autor; “Tres Iniciados”, alguien que ha atravesado este Camino, consagrado como el Tres veces Grande.

El Principio de Correspondencia que nos llega a través del Kybalion, nos enseña que: “Como arriba es abajo, como abajo es arriba”. Lo que es perfectamente aplicable a “Como adentro es afuera, como afuera es adentro”, alcanzando de esta manera un estado de Resonancia Armónica, que nos impulsará en este Viaje. Los Alquimistas sabían perfectamente esto; aquel contacto entre el Microcosmos y el Macrocosmos requiere un Viaje en Espiral…

Comencemos entonces a recorrer estos estadíos que comprende este viaje al “Opus” Alquimista, que al igual que todos los Caminos Iniciáticos se inicia en lo “denso”, en la forma más grotesca… en aquel Plomo que es necesario comenzar a disolver.. el primer nivel comenzando desde abajo, se denomina la Nígredo, es el momento de descomposición, incluso algunos antiguos textos alquímicos hablan de la “putrefacción” siendo un aspecto necesario para re-ordenar los elementos con los que seguiremos trabajando. Es un aspecto difícil, requiere enfrentar aquello que Jung denominaría; atravesar nuestras sombras, todo aquello que nuestro psiquismo no quiere ver o reconocer y que es necesario enfrentar. Dentro de nuestro Camino de Autoconocimiento esta etapa implica profundizar conscientemente en nuestros recuerdos, sensaciones, mandatos sociales aceptados, creencias cristalizadas que han moldeado nuestra personalidad y conducta. Como dije antes, este trabajo ocurre dentro y fuera del Alquimista…

El segundo paso de nuestro proceso de Alquimia se denomina Álbedo, es el momento de integrar lo que se diferenció en el proceso anterior en un reconocible color blanco. Los opuestos deben reconciliarse. Estas energías opuestas deberán nuevamente balancearse en el Crisol y en el Alquimista, comenzando a generar algo “nuevo” ya que lo denso habrá decantado en el paso anterior, con algunas resistencias… algunas proyecciones del pasado querrán persistir. En los textos antiguos esta integración de opuestos, era llamada como las “bodas alquímicas” donde se equilibran estas fuerzas creando un nuevo equilibro. Jung explicaría a esta etapa como la integración consciente de “lo opuesto”, es decir; del “Eterno Femenino” en el caso del hombre (arquetipo del “Anima”) y del “Eterno Masculino” en el caso de la mujer (arquetipo del “Animus”).” En ambos casos implica una integración de los aspectos opuestos de nuestra personalidad.

La última de las etapas del proceso alquímico corresponde a la Rúbedo, la “Obra en Rojo”, es la Unión de los nuevos elementos, en una Totalidad, la chispa divina es encendida, aquella verdadera esencia es alcanzada; el Espíritu fue liberado de la Materia, dando lugar a lo que Jung llamaría “Sí-Mismo”, es decir el Centro del Ser ha recuperado su Cetro, que permitirá alcanzar el Oro Alquímico. Muchos años más tarde Jung denominaría a esta etapa; “Dios en Nosotros”.

Como se puede observar en el gráfico de abajo, la Gran Pirámide posee estos tres niveles mencionados, la Cámara subterránea representando la Nígredo, el primer paso alquímico.. y el más “denso” donde el plomo debe ser purificado.

niveles-gran-piramide

El segundo nivel es la Cámara de la Reina, que está representado por la etapa Álbedo, la segunda instancia donde se requiere re-unir lo diferenciado y purificado, el tercer nivel, la Cámara del Rey, representa la Rúbedo, la etapa en rojo donde se ha integrado el Ser, el individuo se ha unificado su Divinidad con el Todo. El Fénix representa la “Gran Obra” cumplida, aquél Oro Alquímico… los colores de la bandera de Egipto guardan esta relación que fuimos recorriendo.

El siguiente esquema grafica la relación directa entre el proceso Alquímico y la Psicología Analítica que Jung develó, siguiendo los mismos arquetipos, llegando así a la Individuación del Ser. Nuevamente los mismos arquetipos se hacen presentes.

camino-alquimia-jung

Este mismo proceso es el que describo en mi investigación a la que denominé el Mapa de la Iniciación, un proceso de autoconocimiento en 3 niveles accesible especialmente a quienes hemos nacido en occidente y recorrimos un largo camino buscando aquella “Puerta de entrada” a ese nivel superior de “Unión”, toda una experiencia de identificación con nuestra Divinidad o Espíritu.

Esta experiencia (denominada por Jung como llegar al Sí-Mismo) era conocida por los Gnósticos como“Experimentar a Dios”, en un sentido literal, no se trataba de fe ni de creencias, sino Unirnos a nuestro Creador, después un largo Viaje, siguiendo un Camino en Espiral (que nunca es en línea recta) Jung lo denominaría un camino “serpenteado”, que una vez recorrido, hemos purificado nuestro Cuerpo, equilibrado nuestra Alma y encendido nuestro Espíritu, alcanzando así la Gran Obra; llegar a Dios.

Autor: Christian Franchini

Fuente: http://www.grupo-millenium.org/articulos/alquimia

 

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