Los agricultores de El Salvador están consiguiendo una victoria por partida doble.
La primera victoria ha sido empezar a resistirse a utilizar las semillas de Monsanto. La segunda victoria han sido las cosechas récord que han conseguido, sin usar semillas genéticamente modificadas.
Juan Luna Vides, el director de la producción diversificada de la Asociación Mangle, una organización no gubernamental que se creó para apoyar un movimiento social de base para la conservación del medio ambiente en El Salvador, dice:
“Recuerde que Monsanto es junto con DuPont, Pioneer, todas grandes empresas que controlan el mercado mundial de semillas. Desafortunadamente, muchos de los gobiernos de América Latina, o quizás del mundo, tienen relaciones de beneficiarios con estas empresas”
El Ministerio de Agricultura acaba de lanzar una nueva ronda de contratos para el suministro de semillas a los agricultores de subsistencia en todo el país.
Monsanto intenta hacer negocios en otros mercados utilizando otros nombres de empresas o marcas, pero el holding es el mismo.
Por ejemplo, empresas como Pioneer crean anuncios en varios medios de comunicación de El Salvador tratando de vender sus productos agroquímicos y ejerciendo una gran influencia sobre los agricultores locales del país.
Muchos agricultores de El Salvador, sin embargo, están viendo la importancia de mantener su suministro local de semillas. El productor de semillas a pequeña escala, Santos Cayetano afirma que:
“Estamos perdiendo las tradiciones de las semillas locales, por lo que estamos tratando de mantener esa tradición aquí. Las semillas nativas no son como estas otras semillas que vienen con productos químicos”.
Cayetano, que suministra semilla de maíz del programa del gobierno que utiliza semillas locales, libres de transgénicos y que también trabaja para cultivar maíz nativo, dijo que la diferencia entre el uso de semilla local frente a la de Monsanto es bastante sorprendente.
“Siempre las semillas nativas prooducen y son resistentes a la sequía”
Este y otros agricultores también comentan el hecho de que las semillas locales se han adaptado a las condiciones específicas de la región, y que las semillas de Monsanto no lo hacen. Las semillas locales crecen bien incluso en suelo seco. Los agricultores también pueden guardar y reutilizar las semillas sin tener que preocuparse por una posible infracción de patentes, ni tienen que recomprar semillas cada temporada ya que gran parte de la semilla transgénica de Monsanto o de Pioneer, están creadas genéticamente para autodestruirse después de sólo una temporada, con el fin de obligar a los agricultores a comprarlas de nuevo.
Como en muchas áreas del mundo, uno de los objetivos siniestros de Monsanto es forzar a los agricultores a comprar semillas de la compañía todos los años, a precios muy inflados. Estas semillas también dependen de los fertilizantes industriales tóxicos y de su herbicida más vendido, el RoundUp.
Cayetano explica que la mayoría de los agricultores en El Salvador no se pueden permitir las semillas de Monsanto.
“Si todos los productores producen semillas importadas, los productores locales perderían sus negocios…esto es lo que Monsanto quiere”
BRAVO!!! Salvador
Esperemos que latinoamérica se contagie!!!
Una gran noticia, gracias Aida.