Los humanos pronto se dieron cuenta de la utilidad de los perros. Aquí acompañan a una caravana de transporte de la sal en el Tíbet. KAZUYOSHI NOMACHI/CORBIS
Fuente ABC.es | 19 de abril de 2015
Los humanos pronto se dieron cuenta de la utilidad de los perros. Aquí acompañan a una caravana de transporte de la sal en el Tíbet. KAZUYOSHI NOMACHI/CORBIS
Fuente ABC.es | 19 de abril de 2015
El origen de la domesticación de los perros es un interesante debate científico que no solo revela cómo apareció nuestro mejor amigo sobre la faz de la Tierra, sino que también desvela algunos aspectos de la historia humana. ¿Cuándo y dónde sucedió? ¿Quién fue el primer hombre que se hizo acompañar por una mascota? La revista científica Science ha presentado esta semana un interesante especial sobre los perros que revela alguno de estos aspectos.
En 1907, el científico inglés Francis Galton sugirió que los perros entraron por primera vez nuestras vidas cuando nuestros antepasados atraparon cachorros de lobo y los adoptaron como mascotas. Esta hipótesis se mantuvo durante décadas, pero finalmente los científicos se dieron cuenta de que la domesticación debía de ser un proceso largo y complicado que no sucedió repentinamente, sino que llevó cientos o incluso miles de años.
Los esqueletos de un ser humano y un perro, descubiertos debajo de una casa de 12.000 años de antigüedad en el norte de Israel, son una evidencia temprana del vínculo humano-can.
En 1977, los científicos descubrieron un cachorro enterrado en los brazos de un ser humano bajo una casa de 12.000 años de antigüedad en el norte de Israel, lo que sugería que los canes fueron domesticados en Oriente Medio, poco antes de que los humanos se iniciaran en la agricultura. Pero más tarde se encontraron nuevos cráneos en cuevas de Rusia y en Alemania 4.000 años más antiguos, lo que indicaba que los perros acompañaron a nuestros antepasados en Eurasia cuando aún eran cazadores-recolectores.
Con independencia del lugar y el momento, en el que no se ponen de acuerdo, lo que la mayoría de los investigadores cree que ocurrió, según explica Science, fue que los perros dieron el primer paso para domesticarse a sí mismos a cambio de una rica cena. En sus asentamientos, los primeros humanos dejaban a su alrededor una buena cantidad de restos de animales, cadáveres que suponían un foco de atracción para los lobos. Los más audaces se acercaron para alimentarse y, seguramente, esto hizo que sobrevivieran más tiempo y tuvieran más crías. Este proceso, generación tras generación, produjo animales del mismo perfil, cada vez más atrevidos y más confiados ante los humanos, hasta que llegó el día que uno de ellos se acercó y comió de la mano de uno de los nuestros.
Ardern HULME-Beaman, fotografiado en el Museo Sueco de Historia Natural
Utilizados para el transporte
Ahí empezó la segunda fase de domesticación de los perros. Nuestros antepasados se dieron cuenta de que esos seres curiosos y hambrientos podían serles útiles y comenzaron a criarlos para convertirlos en mejores cazadores, pastores y guardianes. Los investigadores han comparado miles de esqueletos de antiguos perros y lobos, y han descubierto un aplanamiento de las puntas de las vértebras dorsales de esos perros, lo que sugiere que los animales transportaban pesadas mochilas a la espalda. El equipo también ha descubierto que les faltan pares de molares, cerca de la parte posterior de la mandíbula, lo que puede indicar que llevaban algún tipo de brida para tirar de los carros. Estos servicios, además de su destreza en la caza, pudo resultar crucial para la supervivencia humana, permitiendo incluso a los humanos modernos tener una ventaja frente a la otra especie humana inteligente, los neandertales, e incluso convertirse en agricultores.
Colmados de oxitocina
El especial de Science incluye un estudio de Takefumi Kikusui (izquierda) de la Universidad de Azabu en Sagamihara, Japón, que señala que esta relación entre los perros y sus dueños se estrecha cuando ambo… ya que ocurre un curioso proceso: aumenta la cantidad de oxitocina en el cerebro, la llamada hormona del amor, que se produce, por ejemplo, cuando las madres y los bebés humanos se miran entre ellos. Es posible quelos primeros perros copiaran esta respuesta para formar parte de la nueva familia humana.
(derecha) zooarqueólogo en el Museo Nacional de Historia Natural de París, señala a la revista que los perros podrían arrojar luz sobre la prehistoria humana y la naturaleza misma de la domesticación, al ser un animal «tan profunda y fuertemente conectado a nuestra historia».
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Mirar a los ojos de tu perro estrecha la relación entre ambos
Fuente: ABC.es | 18 de abril de 2015
¿Cómo han conseguido los perros arraigarse tanto en las sociedades humanas? ¿Por qué tenemos hacia ellos sentimientos de genuina amistad, cariño y apego? ¿Y por qué este sentimiento parece ser mutuo? La respuesta podría estar en una cualidad tan aparentemente “humana” como la mirada. Lo explica un trabajo publicado en el último número de Science, que merece además un comentario aparte, de Evan MacLean (izquierda) yBrian Hare (derecha) del Centro de Cognición Canina de la Universidad de Duke.
Ambos investigadores indican que durante mucho tiempo el estudio de la evolución social y cognitiva se ha centrado en los primates más próximos a nosotros, que se han usasdo como modelo, pero resulta que tenemos “sentado a nuestros pies” un caso notable de convergencia evolutiva entre canes y humanos.
Y es que, los perros reconocen la sonrisa, leen nuestas emociones en los gestos, escuchan nuestras palabras y el tono en el que las decimos, tienen celos… Es evidente, como resalta la revista, que tienen muchas cosas que enseñarnos sobre cognición y sobre nosotros mismos. Más de las que podríamos haber imaginado según las últimas investigaciones.
«Psicología» canina
Si la “psicología” canina cambió durante el proceso de domesticación a lo largo de decenas de miles de años, ¿qué mecanismos biológicos están implicados y cómo han conseguido que la relación entre ambas especies tenga tanto éxito desde una perspectiva evolutiva? La pluriempleada hormona del amor, la oxitocina, que estrecha lazos entre los humanos, tiene la respuesta.
Según estos dos investigadores, los perros han logrado “apropiarse” de forma muy hábil del circuito cerebral responsable de la unión entre las personas, encargado también de despertar en los humanos actitudes de cuidado hacia la prole. Y el mediador en esta ruta es precisamente la oxitocina.
Se trata de una pequeña y primitiva molécula compuesta sólo por 9 aminoácidos que empezó su“carrera” en la evolución encargándose de mantener el balance adecuado de sal y agua. Pero poco a poco fue ascendiendo, y se ocupó de las conductas reproductoras y maternales. De hecho la oxitocina se produce durante el parto. Después extendió su influencia inicial en círculos concéntricos cada vez más amplios: pareja (la oxitocina se libera durante el orgasmo), familia (caricias e interacción visual) y otros miembros de la tribu. Y ahora parece que los canes durante su proceso de domesticación han aprendido de la relación de los humanos con sus hijos y ahora son capaces, como los niños, de leer en nuestra mirada.
Curiosamente, los investigadores han comprobado que los lobos no muestran esta respuesta a la mirada humana, ni siquiera cuando han sido criados por seres humanos. De ahí deducen que esta forma tan “humana” de estrechar lazos ha coevolucionado en perros y humanos en el transcurso de la domesticación de los canes.
Mantener la mirada
Estas conclusiones se basan en dos experimentos. Por un lado, los investigadores estudiaron el comportamiento de 30 perros y sus dueños mientras permanecían aislados durante media hora en una habitación. Tomaron nota de las veces que los dueños les hablaban, acariciaban y miraban. A continuación midieron los niveles de oxitocina en la orina y descubrieron que el aumento del contacto visual entre los perros y sus dueños habían elevado los niveles de oxitocina en el cerebro de ambos.
Para estar seguros de que era la mirada la que hacía subir los niveles de esta neurohormona, y por tanto estrechaba lazos, en un segundo experimento, los investigadores rociaron oxitocina en la nariz de algunos perros y los colocaron en una habitación con sus propietarios y además algunos desconocidos. Curiosamente solo las hembras respondieron al espray de oxitocina aumentando la cantidad de tiempo que miraban a sus amos. Y después de 30 minutos, los niveles de oxitocina se habían incrementado también en sus dueños. Una prueba más en favor del circuito de retroalimentación mediado por oxitocina que estrecha los lazos entre los perros y sus dueños.
Atando cabos
Curiosamente, estos experimentos reflejan el resultado de otros, llevados a cabo en varones con hijos, que muestran que la administración de oxitocina por el mismo procedimiento incrementa el comportamiento parental.
De ahí que concluyan que el contacto ocular frecuente y sostenido entre los perros y sus dueños haya “atrapado” a ambas especies en un circuito neural que afianza su unión y que varía de forma sincronizada en ambos. La evolución es ahorradora, dicen, y recicla viejos mecanismos para nuevos usos.
Este trabajo puede también explicar por qué tener un perro es tan saludable, en especial para personas con algún tipo de dificultad, como ancianos o en niños con trastorno del espectro autista. La clave está en el incremento de oxitocina, que disminuye los niveles de estrés. Además facilita las relaciones sociales, de ahí que se haya propuesto, aunque no libre de controversia, como tratamiento para esta patología. Los perros podrían tener cierto efecto terapéutico y sin efectos secundarios.
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