El Ejército brasileño inició a partir de la medianoche del primero de abril la retirada de los militares que garantizan la seguridad en el Complexo da Maré, conjunto de favelas en Río de Janeiro cuyo control fue arrebatado a bandas de narcotraficantes
La retirada de los cerca de 3.300 efectivos que ocupan 16 barriadas pobres se realizará gradualmente entre el 1 de abril y el 30 de junio
El Complexo da Maré es estratégico: atravesado por tres importantes avenidas y a pocos kilómetros del aeropuerto internacional
El proceso de retirada de los cerca de 3.300 soldados del Ejército y fusileros de la Marina que ocupan 16 barriadas pobres en un área de cerca de siete kilómetros cuadrados se realizará gradualmente entre el 1 de abril y el 30 de junio, según un comunicado del Ministerio de Defensa.
En julio la seguridad será de responsabilidad exclusiva de la policía del estado de Río de Janeiro, que desde hace varios meses viene formando varios agentes para poder instalar en la región algunos de los puestos de vigilancia permanente conocidos como Unidades de Policía Pacificadora (UPP) .
El actual efectivo militar presente en el Complexo da Maré será reducido inicialmente en un cuarto hasta el final de abril, explicó el jefe de Operaciones Conjuntas del Ministerio de Defensa, almirante Ademir Sobrinho, citado en el comunicado.
Según el Ministerio de Defensa, en el casi un año en que permanecieron en la región, los militares realizaron 467 arrestos de personas acusadas de delitos comunes y 116 de acusados de delitos militares.
Durante su permanencia en las barriadas pobres y gracias a las cerca de 2.200 denuncias recibidas de la población, las Fuerzas Armadas realizaron 521 decomisos de drogas, 54 de armas y 119 de municiones y se incautaron de 56 vehículos y 87 motocicletas robadas.
Según un comunicado de la gobernación de Río de Janeiro, las UPP que se instalarán en el Complexo da Maré se sumarán a las que ya operan en 38 comunidades “pacificadas” (en referencia a las favelas de las que ha sido expulsadas las bandas de narcotraficantes que las dominaban) y que benefician a 1,5 millones de habitantes de Río de Janeiro.
“Casi diez mil policías actúan en los territorios recuperados por el Estado” , asegura la gobernación.
La instalación de las UPP, reforzada con inversiones en infraestructura, educación y salud, forma parte de una política de seguridad pública iniciada por el Gobierno de Río de Janeiro en 2008 para expulsar a los narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos que la ciudad organizará en 2016.
El Complexo da Maré, localizado en un lugar estratégico de la ciudad de Río de Janeiro, atravesado por tres importantes avenidas y a pocos kilómetros del aeropuerto internacional, fue ocupado por las autoridades dos meses antes del inicio del Mundial de fútbol Brasil 2014.
El conjunto de favelas era considerado como el último gran bastión del narcotráfico en Río de Janeiro hasta abril del año pasado, cuando 1.200 policías, apoyados por 21 blindados militares, ocuparon las barriadas.
Pese a la presencia del Ejército, el conjunto de barriadas fue escenario de varios enfrentamientos con narcotraficantes, en uno de los cuales, en noviembre pasado, murió el primer militar asesinado desde la ocupación.
Suena a retirada,las exiguas cifras que exhibe el informe no parecen alcanzar para decir que se ha erradicado ese flagelo.
Por típicas que parezcan las favelas, es bueno que desaparezcan en pro de mejoras sociales.