»Cuatro Nobles Verdades, o las leyes de la estancia del Hombre en la Tierra»
»Nacer es un sufrimiento. Un niño nace de su madre causándole dolor y teniéndolo él, pues sólo con dolor puede nacerse en esta Tierra y el acto de nacer causa dolor y sufrimientos a los demás. La decadencia es sufrimiento; cuando un hombre envejece y las células de su cuerpo no pueden sustituirse como es normal, comienza la decadencia, los órganos no funcionan ya correctamente. Hay cambio y por tanto sufrimiento. No se puede envejecer sin padecer. La enfermedad hace sufrir y con el fracaso de un órgano para operar correctamente hay dolor, sufrimiento, pues el órgano obliga al cuerpo a readaptarse a la nueva condición. Por eso causa la enfermedad dolor y sufrimiento. La muerte es el fin de la enfermedad; la muerte causa sufrimientos, no el mismo acto de morir sino las condiciones que rodean a la muerte y que son dolorosas. Por tanto, de nuevo tenemos que ser desgraciados.
»El sufrimiento lo causa la presencia de objetos que odiamos. Nos hallamos en tensión, en frustración, por la presencia de los que no nos agradan. Nos hace desgraciados que nos separen de los objetos que amamos; cuando quedamos separados de una persona querida, quizá sin conocimiento de cuándo podremos hallarnos de nuevo con ella, sufrimos dolor, padecemos frustración, y por tanto somos desgraciados.
»Desear y no obtener lo que deseamos, esa es la causa del sufrimiento, y de que perdamos la felicidad, causa de miseria. Ocurre esto cuando deseamos y no obtenemos; entonces sufrimos y somos desgraciados.
»Sólo la muerte trae la paz, solamente la muerte nos libra del sufrimiento. Por tanto está claro que aferrarse a la existencia es empeñarse en sufrir, aferrarnos a la existencia es lo que nos hace desgraciados.
Si nosotros no aceptamos los hechos no podemos suprimir el sufrimiento. Hasta que uno comprende por qué hay sufrimiento no puede progresar por el Camino Intermedio.
«Si soy desgraciado es porque no vivo felizmente, porque no vivo en armonía con la Naturaleza. Y si no vivo armoniosamente es porque no he aprendido a aceptar el mundo tal como es, con todas sus desventajas y POSIBILIDADES de sufrimiento. Sólo puedo obtener la felicidad dándome cuenta de las causas de desgracia y evitando esas causas»
—Esta es la Primera de las Nobles Verdades.
Ahora tratemos de la Segunda de las Nobles Verdades.
«Sólo os enseño dos cosas, el sufrimiento y la liberación del sufrimiento.
Ahora bien, esta es la Noble Verdad en cuanto al origen del sufrimiento. Es la sed insaciable que causa la renovación de los renacimientos; y esa insaciable sed va acompañada de delicias sensuales y busca su satisfacción ahora aquí y luego allá. Toma la forma de afán de satisfacer los sentidos, de sed de prosperidad y de posesiones mundanas».
»Podemos entender que, el sufrimiento sigue a algo que hemos hecho mal, es el resultado de una actitud equivocada respecto al resto del mundo. El propio mundo no es un mal sitio, pero algunas de las personas que viven en él lo hacen aparecer peor y son nuestra actitud y nuestras propias faltas las que hacen que el mundo parezca tan malo. Todos tienen deseos, afanes o apetitos que le llevan a uno a hacer cosas que, en un estado de ánimo más equilibrado, cuando se ve libre de tales pasiones y apetitos, no haría.
»Quien anhela no puede ser libre y una persona que no es libre no puede ser feliz. Por tanto vencer el deseo anhelante es dar un gran paso hacia la felicidad.
»Toda persona ha de hallar la felicidad para sí sola. Hay una felicidad que no produce contento sino que es sólo pasajera y es el tipo de felicidad que una persona logra cuando él o ella quieren estar siempre cambiando, contemplando nuevas vistas y conociendo a nuevas personas. Ésa es la felicidad transitoria. La verdadera felicidad es la que le da a uno una profunda satisfacción y libra al alma de uno del descontento. «Cuando yendo tras la felicidad me he dado cuenta de que se desarrollan malas cualidades y se disminuyen las buenas cualidades, entonces hay que evitar esa clase de felicidad. Cuando yendo tras la felicidad he visto que disminuían las malas cualidades y se desarrollaban las buenas, esa felicidad es la que hay que seguir».
»En consecuencia, debemos dejar de perseguir las cosas inútiles de la carne, las cosas que no perduran en el otro mundo; tenemos que dejar tratar de satisfacer deseos que crecen cuanto más los alimentamos y, en cambio, hemos de pensar en qué estamos buscando y en cómo lo encontraremos. Debemos pensar en la naturaleza de nuestros deseos, en la causa de éstos y, después de haber conocido la causa de nuestra apetencia, procuraremos tratar de suprimir esa causa.
—Ahora hablaremos de la Tercera Noble Verdad, una de las más breves y sencillas de las verdades.
Cuando se deja de anhelar una cosa ya no sufre uno respecto a esa cosa; el sufrimiento termina con la absoluta supresión de deseos.
»Cuando una persona tiene deseos, suele anhelar los bienes de otra persona, se hace ambicioso, ansía lo que posee esa otra persona y, cuando no puede tener esas cosa, le invade el resentimiento y tal persona toma antipatía a quien posee los deseados bienes. Eso da lugar a decepción, ira y dolor.
»Si uno desea algo que no puede tener, surge la desgracia. Los actos que vienen de los deseos nos llevan a la infelicidad. Se logra la felicidad cuando uno no ambiciona ya, cuando se toma la vida como viene, lo bueno con lo malo.
—Ahora llegamos a la Cuarta de las Cuatro Nobles Verdades, pero la Cuarta de éstas ha sido dividida en ocho partes llamadas la Santa Senda óctuple.
Puede uno dar ocho pasos hacia la liberación de dos deseos de la carne para obtener la liberación de los anhelos. Los repasaremos.
Estos son:
»1) El Punto de Vista acertado.
»2) Recta Aspiración.
»3) Habla Acertada.
»4) La Recta Conducta.
»5) Recta Vida.
»6) Recto Esfuerzo.
»7) Rectitud de Propósito.
»8) Recta Contemplación.
Gautama (Buda)
http://nodejardeleer.blogspot.com.es/2015/05/las-4-nobles-verdades.html