«Estómago: Bolsa Emocional»

El estomago como “una bolsa contenedora de las emociones, que los intestinos procesan”. Un dato de la o.m.s. El 33% de las consultas en gastroenterología están asociadas al estrés. Su origen, según expertos, está relacionada con:• Dificultad para adaptarse a regímenes alimentarios y defecatorios en la niñez.• estrés laboral• traumas psico-sociales no resueltos (hospitalizaciones, cirugías, muerte de seres queridos, etc)• trauma sexual o físico.• Aspectos culturales o familiares.

Las consecuencias digestivas mas frecuentes son:• Síndrome de intestino irritable (Mal llamado “colitis”)• Malestares gástricos inespecíficos (dispepsia).• Inicio o descompensación de la colitis ulcerativa crónica inespecífica (CUCI)• Gastritis erosiva – hemorrágica.• Ulcera del Duodeno y su posible complicación, una hemorragia.

PONGAMOS UN EJEMPLO, EL SINDROME DEL INTESTINO IRRITADO: El síndrome del intestino irritado es un padecimiento bastante común llegando a ser la causa más común de consulta con el médico gastroenterólogo, el cual causa una amplia gama de sintomatología abdominal como: dolores abdominales, gases, llenura, distensión abdominal, estreñimiento o diarrea o la combinación y alternación de estas sintomatologías, las heces pueden ser delgadas o redondas, el paciente por lo general esta bastante ansioso pensando que alguna enfermedad grave está sucediendo internamente como una obsesión al cáncer. Este padecimiento ha sido denominado de varias maneras, términos como colitis, colitis mucosa, colon espástico; el termino colitis significa inflamación del intestino grueso (colon), el síndrome del intestino irritado no causa inflamación y no debe ser confundido con la colitis ulcerativa. Estos trastornos se han clasificado tradicionalmente como trastornos funcionales porque en su aparición no existe ninguna anomalía estructural o bioquímica subyacente ¿Cuál es la causa de este padecimiento? El mecanismo exacto de este padecimiento no es conocido pero…este padecimiento está relacionado por lo general a la ansiedad, los pacientes viven con angustia de alguna clase. El estrés en el estilo de vida, en el trabajo, en el hogar, conflictos emocionales etc. las preocupaciones de cada persona son diferentes pero lo habitual que son preocupaciones innecesarias las cuales pueden ser resueltas con ideas alternantes.

PONGAMOS EN EL “BANQUILLO DE LAS EMOCIONES” A NUESTRO ESTÓMAGO

El estómago recibe el alimento y lo digiere para colmar las diferentes necesidades de mi cuerpo en vitaminas, en proteínas, etc. Alimento mi cerebro del mismo modo por las situaciones y los acontecimientos de mi vida. Cada estómago tiene su propio funcionamiento. Por más que la forma general sea la misma, la digestión puede ser diferente de una persona a la otra. Así, la forma de mi estómago está en relación con mi personalidad. Mi estómago refleja el modo en que absorbo e integro mi realidad y mi capacidad en digerir las nuevas ideas o las nuevas situaciones. Puede compararse a un barómetro indicando mi grado de apertura y mi modo de reaccionar en la vida. Los problemas de estómago aparecen cuando mi realidad cotidiana está en conflicto con mis deseos y mis necesidades. Estos conflictos se vuelven a encontrar habitualmente al nivel de mis relaciones familiares, amicales o al nivel de mis relaciones de trabajo. Conozco el trabajo efectuado por mi estómago y sé que representa mi modo de digerir, absorber e integrar los acontecimientos y las situaciones de mi vida. Los estirones en el estómago están vinculados con frecuencia a una necesidad de amor, de “alimento emocional” y de alimentos. El alimento representa el afecto, la seguridad, el premio y la supervivencia. Si vivo un vacío cualquiera en mi vida, querré colmarlo con el alimento, en particular en los momentos de separación, muerte, pérdida o escasez de dinero. El alimento también puede ayudarme artificialmente a “liberarme” de las tensiones materiales o financieras. Siento como una carencia indispensable para mi supervivencia. La fermentación, por su parte, procede del hecho que no quiero enfrentar ciertas emociones que vivo con relación a personas o situaciones. Pongo estas emociones de lado, pero éstas siempre son presentes, se acumulan, “fermentan” bajo el efecto de mi actitud “ácida”. Rumio constantemente ciertas situaciones que viví y que “no digiero”. Por lo tanto tengo tendencia a “rumiar” situaciones pasadas y a vivir las mismas actitudes y las mismas emociones negativas. Éstas me quedan pues, en el estómago. Es muy difícil para mi estómago digerir emociones no vividas. Al estar mi realidad en conflicto con mis sueños y mis necesidades, esto me lleva a vivir diversas emociones. No expreso mis contrariedades, estoy irritado. La ira y la agresividad rugen en mí, pero las reprimo. Ya está! La úlcera y los ardores de estómago están aquí. Tengo grandes miedos, mi digestión se hace laboriosa porque mi estómago es nervioso y frágil. ¿Cuál es la situación de mi vida “que no digiero”? Vivo gran inquietud, sobre todo debido a mi débil confianza en mí, lo cual hace difícil la aceptación de mis emociones. Los dolores de estómago se producirán cuando vivo una contrariedad en el campo de mis finanzas personales o de mi vida profesional. Ciertas situaciones son tan repugnantes y asquerosas que mi estómago rechaza digerirlas. Reacciono frente a mi realidad de un modo negativo y “ácido” y padezco indigestiones y nauseas. La digestión es muy lenta si el estómago está tenso y rígido, evitando que cambios se produzcan en mi vida. Tomo consciencia que debo revelar más apertura en la vida y acepto que las situaciones y los acontecimientos están aquí para hacerme crecer. La aceptación permite transformarlos en experiencias y la presión o la tensión desaparece. Como lo indica su nombre, el ardor de estómago es señal de que algo, una situación, un suceso, una persona me quema, me acidifica, me enfurece. La situación me parece irritante, injusta y vivo interiormente impotencia. Cuando tal situación me sucede, puedo preguntarme: “¿qué es lo que me quema o me pone furioso? ¿Qué es lo que a mí no me gusta y que no consigo digerir”? También es muy posible que me enganche a esta ira de un modo inconsciente, porque tengo miedo de afirmarme, de soltarme y expresar mis necesidades, mis deseos y mis intenciones al nivel del corazón. Soy único en todo y los demás son diferentes de mí en todo. Debo pues quedarme abierto y atento a mis propias necesidades y aceptar la entera responsabilidad de mis actos, por más que la gente sea diferente de mí. El hecho de volver a reprimir, inhibir una emoción (ira, pena, rabia) aumenta la acidez de los gases gástricos y, al mismo tiempo, me impide tragar cualquier cosa (porque los ardores manifiestan un tipo de presión interna en el área del estómago). Debo ver el nexo entre mis auténticos sentimientos y los ardores de estómago. Conservo la calma y observo mi modo de ser, mis reacciones frente a las situaciones que vivo así como mi actitud frente a los acontecimientos cotidianos. Centrando mi atención en mi convicción que la vida es buena y que mis necesidades todas se colman en el momento adecuado, mi estima personal aumenta y mis próximas cóleras serán menos intensas. Tomo el tiempo de apreciar cada momento de mi vida y mi estómago se lleva mejor! La gastritis es una inflamación aguda o crónica de la mucosa del estómago, lugar donde empieza el proceso de digestión. Si hay inflamación, hay irritación e ira frente a algo o a alguien a quien no digiero: ciertas cosas no pasan como quisiera o puede ser una o personas que no actúan como lo deseo. Puedo tener el sentimiento de haber sido engañado y de estar cogido en una situación. Estoy irritado por algo que absorbió mi sistema de digestión y la realidad “digerida” me molesta en alto grado. Aprendo a aceptar las situaciones y a los demás tales como son, sabiendo que el único poder que tengo es el poder sobre mí – mismo.

¿QUÉ HAY DEL INTESTINO?

El intestino es el centro de absorción e integración del alimento y de los alimentos como el de los pensamientos, los sentimientos y de mi realidad actual. Todo lo que me causa tristeza, temor, confusión, rebelión, vergüenza o cualquier otro pensamiento o sentimiento discordantes puede encontrar una liberación y crear problemas intestinales. La digestión se hace a este nivel, por lo tanto si tengo contrariedades y me siento víctima de un “golpe bajo”, de una “mala jugada” o que tengo la sensación que alguien me ha hecho “una mala pasada”, tendré malestar en los intestinos porque no digeriré sencillamente! Estaré particularmente afectado si se trata de un miembro de mi familia que es el “cerdo”. Al poder digerir esta situación, se manifestará por un problema al nivel de mis intestinos. Si está afectado mi intestino delgado, puedo tener tendencia a juzgar las situaciones que se me presentan, teniendo opiniones muy marcadas con relación a mis nociones de “bien” y “mal”. También tendré tendencia a tener la sensación de carecer de muchas cosas en mi vida. Los intestinos (en particular el intestino grueso) también están vinculados con mi habilidad a dejarme ir, a sentirme suficientemente en seguridad interiormente para ser espontáneo. Mis intestinos simbolizan el hecho de dejar circular los acontecimientos en mi vida. Puedo tener una necesidad muy fuerte de retener y controlar lo que me sucede. Me agarro a ciertas cosas, a personas o situaciones, incluso hasta vivir celos y posesividad y mis intestinos están congestionados por todo lo que retengo y que ya no es útil, pudiendo causar, entre otras cosas, el estreñimiento. Aprendo a ser autónomo y a decirme que tengo todos los recursos necesarios en el interior de mí para crear lo que quiero. La única persona sobre quien puedo tener control, soy yo mismo! La colitis (itis = ira) es una inflamación a veces ulcerosa del colón, el intestino grueso. El papel del colón puede compararse a mi modo de comportarme, de tratar con mi propio universo. Cuando soy incapaz de ser yo mismo frente a la autoridad y frente a mis relaciones personales (cónyuge, padres, profesores, jefes, etc.) controlo mis gestos y mis acciones porque temo la reacción de la persona de quien puedo recibir la aprobación y el amor. Las colitis frecuentemente se presentan en los niños que temen las reacciones de sus padres que manifiestan mucha severidad y que son muy exigentes hacía ellos. Necesito tanto afecto, amor y valorización que quiero complacer a toda costa (incluso hasta ahogar mi personalidad y mis necesidades fundamentales). No soy yo mismo y no me atrevo a expresar mis emociones, las inhibo. Reprimo varias veces cosas que encuentro indigestas. Esta dependencia afectiva me lleva a vivir ira que me roe interiormente, frustración y humillación. Si vivo estos sentimientos en sumo grado, brotará una úlcera. Mis reacciones emocionales me advirtieron que debía cambiar mi actitud pero no he comprendido. Ahora es la señal física.

¿Cómo actuar? Acepto que venga la felicidad de lo que siento en el interior. Aprendo a amarme, a ser yo mismo y tomo mi lugar. Adquiero independencia y autonomía y comprendo que soy cada vez más feliz y que actúo ahora en conformidad con mi propia naturaleza. El estreñimiento toma lugar en el interior del intestino cuando los movimientos musculares que permiten la eliminación se hacen en ralentí, lo cual provoca un atascamiento de residuos. Estos residuos sólo son la manifestación física de mis ideas negativas, mis preocupaciones, mi ira, celos que me entorpecen. El estreñimiento generalmente está asociado a una dieta pobre en fibras alimentarias. Esto es la indicación de una gran voluntad de controlar los acontecimientos de mi vida y que resulta de una inseguridad interior. Soy una persona muy trastornada que necesita la aprobación de los demás. Por mi inseguridad, incluso llego a ser mezquino. Las situaciones favoreciendo el estreñimiento pueden producirse cuando experimento una situación financiera difícil, cuando tengo relaciones conflictuales o cuando salgo de viaje, porque es cuando soy más vulnerable a sentirme inquieto y “sin anclaje”. Me agarro a mis viejas ideas y a mis bienes personales. Lo que ya conozco me permite cierto control y me da una ilusión de seguridad. Tengo tanto miedo a ser juzgado que rechazo mi espontaneidad, me impido adelantar. Rechazo también mis “problemas” y mis emociones pasadas, por miedo a que vuelvan a aflorar y a que tenga que enfrentarme a ellas. ¿Cuándo me autoricé a tomar mi lugar y a ser yo mismo? ¿Cuál es la última vez que me sentí libre y lleno de entusiasmo? ¿Qué es lo que me detiene? Debo absolutamente abandonar todo lo que ya no me conviene, soltar. Acepto, aquí y ahora, liberarme del pasado, ir hacía delante y vivir una vida más excitante. Me siento más relajado y hago confianza en la vida.


Publicado por Mari Itza
SINCRO-DESTINO

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