MÁS ALLÁ DE LOS SUEÑOS. EL INFIERNO

 

Según muchas religiones, el infierno (del latín inférnum o ínferus: «inferior, subterráneo») es el lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente alGehena del judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, y al Inframundo de las religiones paganas.

En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimeríasdel hombre (muerte, juicio, infierno y gloria). No se le considera un lugar sino un estado de sufrimiento. En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser neutros (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielocristiano).
Pocos conceptos han influido tan decisivamente en los humanos como el que encierra la palabra infierno y no por los sufrimientos que se le asocian sino posiblemente, por su naturaleza eterna. Terrible aventura la de la vida humana si se juega a una sola apuesta sus salvación o condenación eternas. Las reacciones humanas provocadas por temor al infierrno son por si solas un verdadero código moral capaz de provocar motivación hasta la represión más profunda.
El miedo al fuego eterno ha sido aleccionador para algunos, mientras que para otros mas impresionables, el terror al infierno ha hecho de su vida un anticipo de aquél.
Hay quienes consideran eterna su estancia en el como la religión católica, otras corrientes religiosas y filosóficas rechazan esta posibilidad argumentando que el infierno facilitaría la toma de conciencia de ciertas acciones y prepararía al ser para acometer otras experiencias.
En el mundo astral, el universo no físico, una dimensión donde el fallecido vive experiencias directamente relacionadas con lo que hizo o fue en vida. Todo lo que fue desfila ante él después de muerto.. Las imágenes grabadas en su sangre, en su cuerpo, son evocadas una a una, en sentido inverso a como se produjeron. Es decir, lo primero que contempla son las imágenes de su muerte y, a partir de ahí, va retrocediendo hasta ver su nacimiento.
Pero en esta primera revisión de su vida pasada sólo cobran protagonismo los sucesos  que supusieron una grave distorsión de las Leyes Universales y provocaron un daño importante a otros. Es decir, el fallecido contempla todas sus malas acciones y al mismo tiempo ve la escena, siente en si mismo el sufrimiento o daño que su acción produjo a otros. Esto puede ocasionar en el individuo una sensación de «abrasamiento»; estas escenas están contenidas en el cuerpo astral y relacionará así ese dolor con la acción de la que surge.
Así hasta visionar la última, y viendo lo que no se debe hacer, aprenderá a actuar mejor No importa que no lo recuerde si nace de nuevo; aquella lección está ya grabada en su consciencia y se pondrá de manifiesto en forma de intuición o vocecita interior que le aconseja una actuación en lugar de otra.
El infierno es un estado de conciencia. Cada uno tiene su propio infierno, el que él mismo ha generado con sus erorres y, cuando muera se enfrentará a él para comprender cuales han sido sus fallos graves y asumir sobre si mismo las energías infernales que éstos generaron.
Hay que pensar que todo en el Universo funciona en respuesta a una ley, a un orden, y cada ser humano y los no humanos también, tiene asignado un papel en dicho orden. El hombre puede elegir en cumplir con su rol o hacer otra cosa, es decir puede decidir entre manejar las fuerzas o energías disponibles para el fin previsto o manejarlas con otra intención. Como nada es casual, sino quede cada acción se deriva un efecto, ese hombre que eligió el camino de la distorsión, esta originando efectos no considerados en el orden establecido que podrían perturbar el normal funcionamiento de la «máquina» de Universo. Estos efectos contrarios al orden constituyen las «energías infernales» producidas por él mismo, de manera que cada uno tiene que ocuparse de limpiar el universo de dichas energías. Para ello, después de la muerte, es de decir, terminada la fase de las realizaciones, el ser se convierte en una especie de esponja que absorverá estas energías. Y esta experiencia es vivir en el infierno. Viene a ser un mecanismo de seguridad que preserva la obra de la Creación de los fallos cometidos por e hombre.
El infierno ocupa la más baja región del mundo astral, por lo que físicamente, abarca el espacio en el que nos movemos y nuestro propio subsuelo. La expresión, «bajar a los infiernos» es algo más que una frase.
Incuso podríamos decir que vivimos en el sólo repasando del ambiente social, las dinámicas sociales, económicas y políticas en marcha, el estado de salud del planeta, el de nuestra propia salud mental y física…
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