Hay cosas que todos podemos hacer para mejorar y mantener la salud.
El Alzheimer es la causa más común de demencia en las personas mayores, afecta a la pérdida del pensamiento, recordar y razonar, hasta el punto que entorpece la vida y las actividades diarias de quien lo padece.
Actualmente y según algunos estudios apuntan, la demencia senil y el Alzheimerafectan a menos personas que hace unos años. No es muy frecuente que el Alzheimer aparezca antes de los 60 años, hasta los 70 años, lo padece cerca del 1% de las personas, pero el riesgo aumenta bastante a partir de esa edad.
El Alzheimer es una enfermedad complicada, y aunque de momento, hoy, no hay una prevención conocida o cura definitiva. Algunos estudios apuntan la esperanza de que algún día se pueda retasar su avance, y sus síntomas, o llegar prevenir que aparezcan.
Se sabe que el daño al cerebro empieza de 10 a 20 años antes de que aparezca algún síntoma evidente.
El cerebro en los últimos 50 años, está mucho más estimulado que antes y en ello ha influido la modernización y la aparición de las nuevas tecnologías.
Actividades como practicar la música, jugar con juegos de entretenimiento, a las cartas o estudiar, ejercitan el cerebro y ayudan a luchar contra la demencia y el Alzheimer.
También en las últimas décadas las personas ejercemos profesiones más intelectuales que nos exigen más y hacen que nos afecte algo menos el Alzheimer. Igualmente la vida social más activa que llevamos, estimula positivamente el cerebro, haciendo que mantengamos más tiempo nuestras facultades mentales.
La conclusión que podemos sacar es que nos interesa estar activos y cuanto más utilicemos el cerebro, más tiempo funcionará.
Pero para mantener unas facultades mentales inmejorables necesitamos que la sangre riegue bien el cerebro, y, esto sólo pasa cuando los vasos sanguíneos están en buen estado.
Consejos para reducir o retrasar el Alzheimer
Con unos hábitos de vida saludables podremos reducir hasta el 40% de los casos o retrasar la aparición de esta enfermedad, evitando el tabaco, se sabe que el riesgo de demencia es un 45% mayor entre los fumadores, y el alcohol y comiendo mucha verdura y fruta fresca, variada, rica en antioxidantes, así como también los aceites grasos omega 3, que están en el pescado azul de agua fría, y las nueces, entre otros, y también reduciendo el ácido graso omega 6.
Además, seguir una dieta de este tipo reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares porque, como es evidente, las arterias están mejor protegidas. Lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro.
Lo que es bueno para nuestro corazón lo es también para nuestro cerebro. Un factor de riesgo importante son enfermedades como la hipertensión, ladiabetes, la obesidad y el colesterol.
Un peligro para los vasos sanguíneos es el azúcar blanco refinado. Las personas que tienen diabetes pueden quedarse ciegas y sufrir otros trastornos desagradables al no regular el azúcar en la sangre. Un nivel muy alto de glucosa daña los vasos pequeños, y los capilares, siendo estos últimos los que se estrechan en el ojo, se obstruyen, dejan escapar líquidos, y de ahí los problemas de ceguera.
Pero los capilares también desempeñan su papel importante para todos los órganos y, el cerebro.
Seguir una dieta variada, nutritiva, y de bajo índice glucémico que Incluya alimentos que contengan vitaminas C, D y E, ácidos grasos omega 3 y los antioxidantes luteína y zeaxantina.
La dieta mediterránea por su variedad y calidad, aporta muchos de estos nutrientes, contiene verdura fresca, fruta, pescado y aceite de oliva, y con poca carne y alimentos industriales.
Las comidas tranquilas, sin prisa, con platos fáciles de maniobrar, ayudan a mantener la persona relajada
El consumo desmesurado de comida basura favorece la obesidad y la diabetes, aumentando el riesgo de padecer Alzheimer.
Hacer ejercicio habitualmente y mantener un peso correcto ayuda a mejorar nuestro sistema inmune y la presión arterial, además la salud del cerebro y de los ojos.
Vigilar la presión arterial y el colesterol nos va a ayudar a que no aparezca una enfermedad cardiovascular que podría contribuir a la aparición del Alzheimer.
Reducir el estrés también es importante.
Una vez aparecida la enfermedad, los tratamientos se centran en diferentes aspectos, como ayudar a las personas a mantener la actividad mental, en manejar los síntomas relacionados al comportamiento, y en desacelerar, retrasar o prevenir la enfermedad.
Entre los síntomas frecuentes de esta enfermedad, están, el insomnio, nerviosismo, caminar titubeante, ansiedad, enfado y depresión. Los médicos estudian por qué pasan esos síntomas y estudian nuevos tratamientos, con o sin medicamentos, para controlarlos.
La persona con Alzheimer se sentirá más a gusto en un ambiente familiar y que le es conocido. Una actitud firme y una rutina diaria ayudarán en la actividad habitual.
Fuente: JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata