«Cómo librarse de la angustia según el pensamiento Zen»


Diversas comprobaciones negativas surgen del análisis del sufrimiento humano según el pensamiento zen. Cuando observamos nuestro interior, notamos que nuestros pensamientos y sentimientos no son voluntarios; si bien puedo elegir en qué pensar, no puedo elegir cómo pensar. Y si no podemos ser artífices de nuestros pensamientos, no podemos librarnos del sufrimiento. Esta falta de dominio en nuestras emociones provoca el problema fundamental del hombre, que es no poder eludir la tristeza. Veamos cómo librarse de la angustia según el pensamiento zen.

Ligada a la falta de dominio en cuanto a nuestro modo de pensar y nuestras emociones, observamos en nuestro interior una sensación de angustia que a veces no podemos evitar.
El pensamiento zen advierte que es equivocado el camino de adquirir una conciencia por medio de un trabajo interior largo y progresivo, recorriendo paso a paso el camino de nuestra liberación o iluminación.

El zen expresa que el hombre no debe adquirir paso a paso esta iluminación o conciencia ya que no carece de ella, el hombre no carece de nada y tiene en sí mismo todo lo necesario; el hombre es así comparable a una máquina completa, perfecta. Pero el desarrollo del hombre supone una modalidad que lo divide en dos partes: soma y psique. Por falta de esta unión, el hombre se siente angustiado, no se considera completo y no goza de las prerrogativas de la Esencia Absoluta.

Según el zen el hombre está completo, mas le falta esta unión sin la cual no puede librarse de la angustia que lo atormenta. Una comparación que hace el zen es que en el hombre existe una masa de hielo a la que no le falta nada para ser de la misma naturaleza que el agua, pero hay que producir cierto calor para que el hielo se derrita.


El zen expresa que el hombre es una máquina perfecta a la que nada le falta, sin embargo, no puede eludir el sufrimiento dado que no puede establecer una conexión entre su cuerpo y su psique. Veamos cómo se puede comprender esta falta de unión y las consecuencias que ello trae para el hombre y de qué modo superarlas, es decir, cómo librarse de la angustia.

Un hombre que ha llegado a la unión de su soma y psique es un hombre realizado, liberado de ese sentimiento de angustia que lo esclaviza. Este hombre es un organismo psico somático, formado por un soma o cuerpo y una psique. La psique de este hombre es una Inteligencia Independiente que funciona de manera libre de su esencia o máquina animal. Su comportamiento no es determinado por su cuerpo, sino por la influencia superior de la Verdad Absoluta. Esta psique se denomina según el zen Razón Divina o Inteligencia Cósmica.

Una fuerza que deriva de esta Inteligencia une los dos principios; el cuerpo animal contiene cierta sustancia que combinada con esta Inteligencia da como resultado la Sustancia Absoluta del hombre realizado. Esta sustancia del soma, según el pensamiento zen llamada “sustancia pro-divina negativa” se une con la con la sustancia contenida en la Inteligencia, llamada “sustancia pro-divina positiva”. La fuerza que emana de la sustancia pro-divina positiva y penetra en la sustancia pro-divina negativa forma el amor del hombre por sí mismo y de la combinación de estas dos sustancias nace la Sustancia Divina Absoluta.

La Inteligencia, sustancia pro- divina positiva es también llamada según el zen “masculina” o “el esperma del ser” y el cuerpo, la sustancia pro-divina negativa, es llamada la “sustancia femenina”. La unión de estas dos sustancias, dada la penetración de la inteligencia en la máquina animal de nuestro cuerpo, es una especie de “coito” interior del hombre y es considerado por el zen un acto de amor del hombre por sí mismo, acto que da nacimiento a un nuevo hombre y derriba el sufrimiento y la angustia.


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