Una gran Abuela nos enseñó muchas cosas. Pero una era particularmente importante para ella: el sahumar. Decía: “De todo lo que producimos nosotros, los humanos, el humo es lo único que se disipa ante nuestros ojos. Por eso -decía- invitamos al humo a nuestras casas. Pues el humo se llevará todo lo que no forme parte de nosotros. Se disipará con el humo, se disipará en humo”.
Cuando sahumamos al orar, rogamos al UNO GRANDE que se lleve todo lo malo y perturbador de nosotros, que todo eso se disipe ante nuestros ojos como el humo. Lo mismo ocurre con nuestra mirada al mundo ¡Cuán a menudo no vemos la belleza de las cosas! ¡Cuán a menudo vemos solamente su utilidad! De eso nos libera el humo.
Te purifica los ojos y te permite ver claro. También purifica la boca.-
No importa demasiado con qué se produzca el humo. En general utilizamos poa de los prados, cedro, salvia blanca o tabaco. La medicina de la Tierra. En nuestro país no crece tabaco, pese a lo cual lo utilizamos. Pues el tabaco es una medicina fuerte. No cuando lo fumas, sino cuando lo utilizas debidamente. Por ejemplo frotando las hojas entre tus manos. Pues el zumo del tabaco te fortalece el corazón. Basta con un poquito, pero si lo fumas el tabaco te mata.
Sin embargo, también puedes utilizar otras plantas, si se puede sahumar bien con ellas. La idea no es que inhales el humo, sino que te purifiques con él, que te laves las manos en él para que toques bien a la gente a la que toques. Por eso también te purificas los ojos con el humo, para que cuando el humo se disipe, puedas ver la belleza de la vida en todo. Por eso te purificas las orejas con el humo, para que cuando el humo se disipe puedas oír todo lo bello que te rodea. Por eso te purificas la boca con el humo, para que cuando el humo se disipe, sólo digas palabras buenas. Por eso te lavas la cara con el humo, para que cuando el humo se disipe, ya sólo percibas la belleza de quienes te toquen.
Por eso llevas el humo a tu corazón, para que cuando el humo se disipe, tú seas una persona fuerte, buena y llena de amor y energía.
Pero el humo no sólo sirve para purificarse. También sahumamos para prepararnos espiritualmente. Puedes sahumar para calmar la atmósfera antes o después de una curación, iniciación o ceremonia y para purificar objetos sagrados antes de utilizarlos. Puedes sahumar para poner de manifiesto tu agradecimiento. Pues el humo tiene un efecto propiciatorio sobre tus intenciones y oraciones. Todos tus gestos al sahumar sirven para calmar tus pensamientos y centrar tu intención en la ceremonia. Además, el perfume acapara tu sentido del olfato y hace que tu experiencia consciente sea más profunda al estimular dentro de ti planos y vínculos muy diversos. De ese modo te permite desarrollar una experiencia sumamente amplia.
Al sahumar nos unimos a una tradición espiritual transmitida por incontables generaciones que se remontan tan atrás en el tiempo que ya nadie puede saber en qué época se inició. Sahumar es una ceremonia que todos los pueblos indígenas del Norte celebran cada vez que se presenta la ocasión, desde hace más de mil doscientos años.
Pero también se practica en muchas otras culturas y religiones del mundo. En ceremonias y asambleas, pero también en la vida cotidiana. En mi patria siempre te toparás con alguien que esté sahumando, te le puedes acercar y secundarlo. No es cosa del otro jueves. Simplemente lo haces. Luego prosigues tu camino, contento de haberlo hecho. Pues te sentirás limpio y libre. Sabes que podrás ver con mirada clara la belleza de la vida. Sabes que con el oído abierto sólo escucharás las cosas bellas que te digan. Y sabes que sólo dirás cosas buenas de la gente. El humo te permitirá ver a los demás tal como realmente son. Y te permitirá verte a ti mismo tal como realmente eres. En tu belleza y tu fuerza. Y podrás seguir tu camino erguido y lleno de fuerza y de belleza.
Sahumar te permitirá adquirir sabiduría honrando las plantas y sus propiedades curativas. Es una modalidad de la purificación que invoca al espíritu de la planta para restablecer el equilibrio dentro de ti y entre los hombres y alejar todo aquello que no forme parte de ti. Puedes celebrar esta sencilla ceremonia en cualquier momento. También en solitario. Sólo para estar en armonía contigo mismo y con tu entorno. Y cada espacio se convertirá para ti en un lugar sagrado en el que podrás vivir y trabajar. Un lugar de quietud, renovación y regeneración…
—
www.facebook.com
hermandadblanca.org
Gracis Pauline, me encantó el artículo.