La inflación en Venezuela está disparada, pero nadie sabe exactamente hasta qué punto.
La semana pasada se cumplieron seis meses desde la última vez que el Banco Central de Venezuela (BCV) publicó la cifra, que para el 2014 estimó en 70%.
Desde entonces reportes extraoficiales –así como estimaciones de agencias financieras y consultoras– dicen que la inflación pasó la cifra de tres dígitos.
Y cerrará el año entre 150% y 200%, según las previsiones, convirtiéndose en la más alta del mundo y no muy lejos de poderse catalogar de hiperinflación.
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Sube, pero ¿cuánto?
Mientras tanto, un taxista cuenta que pagó por el aire acondicionado la semana pasada más de lo que le costó el carro hace dos años.
De hecho, la tarifa oficial de taxis del aeropuerto de Maiquetía a Caracas se ha duplicado en tres meses.
La conserje del edifico relata que pagó por el arreglo de la puerta lo mismo que costaba un apartamento hace cuatro años.
Y el gerente de una pequeña empresa explica que no sabe cuánto subir los sueldos porque no tiene un referente oficial del aumento de precios.
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¿Especulación o impresión de billetes?
Para este reportaje BBC Mundo intentó entrevistar al ministro de Economía y Finanzas, Rodolfo Marco Torres. Pero no hubo respuesta.
Y en una reciente reunión con periodistas el presidente del BCV, Nelson Merentes, explicó que la inflación no se publica porque hay una inconsistencia metodológica con otra entidad gubernamental que mide la inflación, el Instituto Nacional de Estadística.
El oficialismo venezolano considera que la alta inflación es producto de la especulación de algunos comerciantes que suben los precios como mecanismo de una guerra económica contra Venezuela y el socialismo, que también, dicen, son atacados por medio del acaparamiento y el contrabando de productos básicos.
Para solventar la constante escalda de precios, el gobierno aumenta el salario mínimo cada cierto tiempo con un argumento central: «Proteger al pueblo de la inflación inducida».
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Sin embargo, analistas de varios sectores dicen que la inflación se debe, principalmente, a la creciente impresión de dinero no respaldado en reservas internacionales.
En una economía sin inflación hay un balance entre el dinero circulante y los bienes y servicios disponibles en la economía.
En Venezuela –durante los últimos años y sobre todo desde que cayó el precio de su mayor fuente de ingresos, el petróleo– la liquidez monetaria ha aumentado, según cifras oficiales, mientras que los bienes y servicios se han reducido.
Mientras la caja menor del gobierno está en crisis, explican analistas, el gasto público no se ha detenido, generando un déficit fiscal que alienta la inflación.
Preocupados en medio de la incertidumbre
Hoy en día, la inflación se ha convertido –junto al desabastecimiento de productos básicos– en la principal preocupación de los venezolanos, según varias encuestas.
Por eso la queja de que «está carísimo» se oye en cada rincón del país.
En medio de la incertidumbre, muchos venezolanos se han convertido en medidores de la inflación.
Con hashtags en Twitter como #PreciosQueSorprenden y #EstoSeLlamaInflación, los venezolanos en las redes sociales reportan a través de fotos una suerte de inflación informal.
Un famoso tuitero y analista, Luis Carlos Díaz, publica cada mes su Índice del Pollo en Brasas (IPB): con una foto de un restaurante en Caracas que pone el precio de un pollo entero en un cartel en la puerta del establecimiento, el tuitero muestra la magnitud de la inflación.
Cuando empezó a medirlo, en octubre de 2013, el pollo costaba 199 bolívares, y en su última foto, en junio 15, costaba 1.090 bolívares, con un aumento del 36% en el último mes.
Estos precios tienen varios equivalentes en dólares, debido a que en el mercado venezolano operan cuatro tasas de cambio: si el pollo cuesta 1.090 bolívares, su equivalente en dólares es US$173, US$85 y US$5, para la tres tasas oficiales, y US$2, para la tasa libre del mercado negro.
En la misma línea, un reconocido bloguero venezolano, el científico Miguel Octavio, anota el precio de una arepa con queso en un restaurante cada mes: su precio, reportó en junio 17, se ha triplicado en seis meses.
Si bien nadie sabe hasta qué punto sube la inflación mes a mes, los precios revelan cada vez más que está disparada.