«Cuando entres en un bosque toma conciencia de que una multitud de criaturas están ahí de un lado para otro, ocupadas en diferentes actividades, y que te observan. Trata de buscar tu lugar en relación con ellas, e incluso dirigeles la palabra para demostrarles que aprecias su trabajo.
Acercate a un árbol, por ejemplo, y dile: «¡Qué hermoso eres! ¡Qué fuerte, resistente y sólido! ¡Oh! ¡Si pudiera tener yo también tu resistencia y tu solidez! Te encargo de decirles a todos los árboles del bosque que son magníficos, que los amo; saluda a cada uno de mi parte, y transmíteles mi beso».
Abraza al árbol, y entonces, las entidades que viven en él transmitirán vuestro amor a todo el bosque. Así, mientras continúes paseando, las otras entidades que han recibido vuestro mensaje salen de los árboles para contemplarte; se sienten maravilladas y danzan a vuestro paso.
Y cuando regreses a casa, te sentirás feliz, sentirás que saboreaste algo de la vida verdadera.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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