La importancia del Ascendente Astrológico
La astrología es un lenguaje. Si comprendes ese lenguaje, el cielo te habla. Te dice para qué has nacido y cómo puedes realizar mejor las potencialidades que hay en tu naturaleza.
Esto es lo más importante que puedes conocer, es decir, cómo llegar a ser plenamente aquello que puedes ser, cómo desempeñar tu función en el Universo. Hay que hacerlo conscientemente, utilizando de forma inteligente el poder. Cuando se mira la carta natal, calculada para el momento exacto y para el lugar preciso en que se respiró por primera vez, hay que observar, lo primero de todo, los extremos de las líneas horizontal y vertical. Son los cuatro angulos de la carta.
El Ascendente (a la izquierda de la carta, si el circulo fuera un reloj, el punto que marca las 9) indica qué signo y qué grado del Zodiaco aparecían en el horizonte oriental cuando se respiró por primera vez. Éste es un punto importantísimo, porque representa el amanecer de tu consciencia, la firma de lo que eres en cuanto yo personal, la clave de tu individualidad. Más que ningún otro factor de la carta natal, por sí solo, te dice quién eres como persona con una función relativamente única en el universo (tu destino).
Por desgracia, en la mayoría de los casos, no es fácil tener certeza del momento exacto en que se respiró por primera vez. Pero sí se conoce, por lo menos, la hora aproximada; a menudo se puede «rectificar» la carta y descubrir el momento exacto y, con ello , el grado exacto del Ascendente en el Zodiaco.
El Ascendente es tan importante en tu carta como el Sol. La idea común de que se «es» Aries, Tauro, Leo, etc., es un error. En una carta, el Sol está indicando cuál es la cualidad básica de la energía vital dentro del organismo humano; puede decirse que indica qué clase de combustible necesita el motor de la personalidad para poder funcionar. Evidentemente, esto es un factor básico; pero se refiere, únicamente, a los cimientos del templo del ser individual.
El signo del Zodiaco y el grado en que está el Ascendente están hablando del carácter fundamental y de la finalidad que tiene ese templo; es decir, para qué se ha construido, o sea, tu relación más íntima con el universo. Cuando se reflexiona sobre el Ascendente, no hay que hacerlo como si fuera un factor aislado. Nunca hay que separarlo del Descendente -su opuesto en el Zodiaco- ni de los dos extremos del eje vertical de la carta que, por lo menos simbólicamente, señalan el nadir y el zénit, las raíces y el florecimento de tu existencia individual.
La personalidad (Ascendente) no puede separarse de la capacidad para entrar en relación con otros (Descendente) y la consciencia (el horizonte) queda sin efecto si no puede expresarse a través de una personalidad integrada (el Nadir) y mediante alguna modalidad de paticipación en una comunidad grande o pequeña (el Zenit).
Tu carta natal es una «palabra de poder». Como Palabra sagrada de los hebreos, Tetragrammation, tiene cuatro letras fundamentales, los cuatro Angulos. Son las consonantes esenciales. Los diez «planetas» de tu carta son las vocales que simbolizan las energías vibratorias de tu universo. La astrologia es, en efecto, un lenguaje sagrado. Establece una forma de comunicación fundamental entre el Universo y tu consciencia. Pero hay que aprender el secreto de escuchar en silencio, lo cual viene a a ser lo mismo que el ver con los ojos bien abiertos. Acalla tu mente personal y acalla las voces de tus sentidos y de tus emociones. Escucha las palabras que el cielo pronuncia. Habla siguiendo modelos de luz que se proyecta sobre la pantalla oscura del cosmos.
El astrólogo Juan Tolosa Paz nos hace un bello recorrido por las doce lunas.
Aries-Tauro-Géminis-Cáncer-Leo
Virgo-Libra-Escorpión-Sagitario
Capricornio-Acuario-Piscis
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