Este término no es nuevo. Ya he comentado sobre frases célebres de pensadores y personalidades que en diferentes regiones y culturas del mundo han hecho referencia al mismo. Sócrates hizo, entre otras, la siguiente alusión: «La manera de ganar una buena reputación es la de tratar de ser lo que se desea parecer».
Por su parte Aristóteles dijo que «Conocerse a sí mismo es el principio de toda sabiduría». A Lao-Tsé se le atribuye la frase «Conocer a los demás es sabiduría, conocerse a sí mismo es la iluminación».
En la actualidad el término mantiene total vigencia y ha sido tomado como contenido de estudio e investigación de diferentes disciplinas: filosofía, psicología, psiquiatría y sociología, entre otras.
Carl Gustav Jung (26 de julio de 1875 – seis de junio de 1961) fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda. En uno de sus textos Jung apuntó:
«Debemos saber lo que son nuestras convicciones y defenderlas. Tras una filosofía propia, consciente o inconsciente, depende la interpretación definitiva de los hechos. Por lo tanto, es conveniente ser lo más claro posible sobre los propios principios subjetivos. Como el hombre es, así será su última verdad».
J. Russell Lowell, poeta, crítico, editor y diplomático estadounidense, que vivió entre 1819 y 1891, en Cambridge, Massachusetts, escribió: «Nadie puede lograr grandes cosas si no es totalmente sincero a la hora de tratar consigo mismo».
Esta idea de Russell Lowell está explícita en el primer párrafo de este artículo: si una persona desea conocerse debe ser sincera con ella misma.
Para conocernos mejor es indispensable evitar el autoengaño
El autoengaño obstaculiza el proceso, puede estar presente de diversas formas, por ejemplo, cuando se posee una visión exagerada de nuestras capacidades y quizá una cierta ignorancia de nuestros defectos y excesos.
Este autoengaño, con distorsión de la realidad, se acompaña de algunas características: incapacidad para reconocer errores, arrogancia, sed de poder, rechazo a las críticas, narcisismo y persecución de objetivos poco realistas.
Por eso se insiste en que el proceso de autoconocimiento debe estar ligado al plano consciente, para no caer en una idealización de lo que somos. Es paradójico observar cómo algunos individuos conocen más a su pareja, a sus hijos y a sus padres, que a sí mismos.
Autoconocimiento implica la posibilidad de describirnos de la manera más real y objetiva posible en los aspectos esenciales de nuestro ser: gustos, preferencias, habilidades, fortalezas, debilidades, prejuicios, valores, etc.; por ello se debe desterrar el autoengaño.
En este momento me parece oportuno introducir una nueva idea, que puede ayudar a comprender un poco más el asunto.
Tres personas en una sola
Cada ser humano, si hace un análisis, de alguna manera puede encontrar a tres personas en sí mismo. Estas son:
1- La persona que creemos que somos: Es la imagen del yo que tiene cada persona, la construcción mental de cómo se percibe. Si es positiva, mejorará la autoestima. Esto es autoconcepto, que incluye todos los parámetros relevantes para la persona: desde la apariencia física hasta las habilidades o creencias. (El autoconcepto, aunque relacionado, no es lo mismo que autoconocimiento).
2- La persona que otros creen que somos.
3- La persona que somos realmente. Consiste en la opinión emocional profunda que los individuos tienen de sí mismos, y que sobrepasa, en sus causas, la racionalización y la lógica del propio individuo. (Es la que descubrimos a través del autoconocimiento real, consciente, sin engaños).
Te invito a explorar y descubrir tu potencial como ser humano, identificar todo lo que funciona bien en tu vida y cómo fortalecerlo a través de diferentes métodos y herramientas. Es una invitación a que emprendas «un viaje hacia sí mismo».
Para ello debes estar en un ambiente tranquilo, cierra los ojos y comienza un recorrido mental en el que viajes, de manera vivencial, por diversas situaciones que has vivido: en la escuela, alcanzar un título, conseguir un trabajo, un viaje, una relación de pareja, el matrimonio, el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido y otras pérdidas (como la de la pareja por separación, o la pérdida de bienes materiales), un libro que te haya gustado, una conversación que nunca olvidas, una película que te impactó, la contemplación de un paisaje.
Piensa y reflexiona en las situaciones mencionadas y en cómo te comportaste y qué sentiste al vivirlas en su momento, luego analiza si en la actualidad reaccionarías y actuarías de igual manera.
Un viaje hacia sí mismo es también una manera de acercarte a tu autoconocimiento.