La Energía sigue al pensamiento; nos movemos hacia, pero no más allá de lo que podemos imaginar.
Aquello que asumimos, esperamos o creemos, crea y da color a nuestra experiencia.
Expandiendo nuestras más profundas creencias sobre lo que es posible, cambiamos nuestra experiencia de la vida.
Nuestras vidas están moldeadas tanto por nuestras experiencias, como por nuestras expectativas.
Mientras me indicaba que nos debíamos levantar para continuar el camino, el maestro me dijo: Lo que ves depende de dónde escoges mirar y dónde miras, de lo que esperas ver.
Si crees, por ejemplo, que no se puede confiar en la gente, verás el mundo a través del filtro de estas expectativas y subconscientemente irás en busca de evidencias que apoyen tu forma de ver.
Tus creencias influencian las alternativas que escoges, las direcciones que tomas, incluso los amigos, adversarios y el destino que encuentras.
Tus creencias ponen en movimiento procesos interiores y comportamientos que influyen cómo te mueves, actúas y sientes.
A unos niveles más sutiles, tus pensamientos incluso afectan el color de tu campo de energía, al cual otra gente responde.
Si, por ejemplo, percibes a la gente de alrededor de ti como amigos a los que gustas, estás relajado y expansivo, tu energía y comportamiento los acerca a ti. Ésta es una de las maneras de cómo tus expectativas moldean tu realidad. Realizar algo es fácil, dijo el maestro, el reto es superar los pensamientos negativos que frenan dicha realización.
Antes de realizar cualquier acción, debes ver cómo ocurre en tu mente. De igual forma en tu vida diaria, si creas imágenes positivas, circunstancias felices y resultados exitosos, estos se vuelven reales para tu mente más profunda, la cual a partir de estos pensamientos-forma construye para atraer situaciones afines en vibración a las generadas por tu pensamiento.
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