Alven: los duendes de la reina Máxima de Holanda

Los Alven pertenecen a una extraña raza de duendes provenientes de Holanda.

El folklore de aquellas tierras sostiene, no sin alguna dificultad, que los Alven son seres diminutos compuestos de aire y de luz.

Casi todos los relatos fantásticos sobre estas criaturas describen a los Alven como minúsculas motas luminiscentes que flotan sobre arroyos y ríos.

Un razonamiento lógico sobre la escasa participación de los Alven en la literatura y el cuento popularpropone que su ausencia se debe, justamente, a su no presencia.

Los Alven son transparentes, en el mejor de los casos, o traslúcidos, en el peor, lo cual atenta contra cualquier aspiración de protagonismo en el cuento folklórico, cuyos integrantes suelen ser criaturas intensamente coloridas.

No obstante, la ausencia explícita de los Alven no los excluye en absoluto, sino más bien los convierte en una posibilidad detrás de cada espacio aparentemente vacío.

Folkloristas de neto corte romántico sostienen que, de hecho, los Alven aparecen en numerosos textos, por ejemplo, en la Ilíada, el Paraíso perdido y el Martín Fierro, por citar algunos.

Los modernos compiladores de mitos telúricos nos describen algunas de las actividades favoritas de losAlven, la mayoría, francamente miserables.

Al parecer, los Alven disfrutan infantilmente salpicando a las mujeres enamoradas que se pasean a orillas del Rin, o bien desatándoles el nudo de sus zapatos.

Pero la verdadera pasión de los Alven solo puede explicarse como un amor intenso e inexplicable por las flores, especialmente por los tulipanes.

En este contexto, los Alven son diligentes en la tarea del riego y la lucha contra los insectos. En Holanda se asegura que la frescura y lozanía de los tulipanes se deben exclusivamente al celo de los Alven, dato que los estadígrafos floricultores han desestimado.

Ya retirados de las leyendas populares, los Alven y su oficiosa estima por las flores naranjas los ha llevado a ser considerados como los duendes de la casa real de Holanda, en donde se encargan de cuidar diligentemente de las flores de la reina de turno.

El problema que supone encontrar un Alven dentro de un texto radica en que la mejor manera de describirlos es no haciéndolo, ergo, las mejores descripciones que poseemos sobre los Alven son aquellas que nunca fueron hechas, principalmente en libros que jamás se toman la libertad de nombrarlos.

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