Honduras: Margarita Murillo una campesina de la vida que siembra historia y cosecha memoria

A los doce años de edad Margarita Murillo decidió que su vida sería para luchar por los derechos de aquellos que al igual que ella eran víctimas del sistema de desigualdad, que tenían muchas ganas de trabajar, pero no poseían una parcela de tierra para producir sus alimentos.
Chalmeca, Copán, dio a este país una de sus más valiosas flores que prosiguió con muchos frutos. En 1963 nació Margarita en el hogar de Juan Pablo Rivera y Eufemia Murillo Villanueva, creció con las enseñanzas de su abuela paterna, y los relatos de su abuela materna que era de origen Maya, y le contaba que su marido peleó en la guerra de los Liberales contra el dictador Tiburcio Carías Andino (presidente de Honduras 1936-1949), y que el abuelo de ella fue fusilado en el Siglo XIX por ser morazanista, por lo que esto ya la inspiraba en su vida revolucionaria.
Asesinada el 27 de agosto del 2014,a la edad de 51 años, Margarita Murillo no tuvo días de descanso, porque cada instante lo dedicaba a la construcción de la patria, desde su propia esfuerzo, son sus ideales y compromiso social en favor de más de 300 mil familias campesinas que no tienen acceso a la tierra, y la asesinan mientras cultivaba en su parcela.
A casi un año de su partida, la semilla de la Margarita florece en la memoria colectiva, en la necesidad de justicia, y no solo en Honduras que prepara una serie de actos conmemorativos, sino en Latinoamérica que también la recuerda y necesita se haga justicia.
El pasado 13 de agosto, miles de mujeres del campo participantes en la quinta edición de la «Marcha de las Margaritas» en Brasilia, Brasil, con una caminata en defensa de sus derechos, la democracia y contra la violencia, y entre ellas exigir al Estado hondureño se esclarezca el asesinato de la lideresa campesina Margarita Murillo.
La Marcha de las Margaritas se inició en 2000 con el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, pero logró fuerza y avances con los mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva y el actual de Dilma Rousseff.
Es una caminata en la cual participan cerca de 100 mil personas de todos los municipios de Brasil para pedir más democracia, más educación y salud e igualdad de género.
En la apertura de este encuentro, el ex presidente Lula da Silva resaltó la valentía y fuerza de las trabajadoras rurales en la defensa de sus derechos y de las conquistas sociales, flameaban banderas de muchos países, entre ellos la de Honduras, a nombre de Margarita y representada por Esperanza Cardona.
La Marcha de las Margaritas se lleva a cabo en homenaje a la colega y lideresa sindical Margarida Alves -asesinada el 12 de agosto de 1983, por encargo de propietarios rurales y dueños de centrales azucareros de Paraíba-, y ha tenido como lema “Desarrollo sostenible, pero con justicia, autonomía, igualdad y libertad”.
Oportunamente, esta marcha que es cada cuatro años, coincide con los actividades que en Honduras se realizan en el marco del aniversario del asesinato de Margarita Murillo, quien de manera similar, fue asesinada por ser una incansable militante por la justicia agraria, la liberación nacional y defensora de derechos humano.
De niña, Margarita ayudaba en la economía de la casa, fue promotora de las Escuelas Radiofónicas, educadora popular y organizadora de bases campesinas; tenía aptitudes de enfermera, y compartía recetas aprendidas en casa, ya sea para quitar el dolor o conciliar el sueño.
Fue tanto lo que dejó al paso de su vida, que en la escena de su asesinato no quedó ningún rastro, “en la escena del crimen no había casquillos, huellas, no había nada, y la única persona que estaba en los predios no vio nada, solo escuchó de lejos los disparos” recuerda su hija Kenia Murillo.
“Mi madre era una mujer transgresora, rebelde y luchadora, una campesina de sepa que no se vendía ante nada”.
Fue víctima de desaparición forzada por 27 días en 1987, siendo torturada en forma brutal frente a sus hijos menores, y de eso logró sobrevivir, también supo lo que es abandonar a sus hijos pequeños, su familia su patria, y vivir en el exilio, estando en La Habana y México.
Volvió a Honduras después de que se hablaba de Amnistía, en el gobierno del entonces presidente Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), y continuó con sus ideales en defensa de los más desposeídos.
Y en ese mismo escenario de lucha la asesinaron, trabajando de la única forma que ella lo podía hacer, cultivando su tierra, pero sus ideales no terminaron allí, porque Margarita continua siendo empuje para exigir justicia y que su caso no sea una cifra que abone la impunidad, ni un expediente más en los archivos de las fiscalía de Delitos Contra la Vida del Ministerio Público, MP, que asignó el caso a la fiscal Leyla Mejía.
Kenia Murillo lamenta que la Dirección Nacional de Investigación Criminal, DNIC, tras el asesinato de su madre no investigó a los responsables del crimen, sino que les preguntó por las armas de Margarita, hecho similar a lo sucedido con la Dirección de Investigación Nacional, DIN, en 1980 en Santa Ana de Aguán, Yoro, antes de triturarla a golpes frente a ella, y ahora la Agencia Técnica de Investigación Criminal, ATIC, les habla de un vaciado telefónico que nunca termina.
En Margarita una luchadora por la justicia e igualdad, se recoge la impunidad y, por eso es que hay una demanda colectiva que el MP dé los resultados de la investigación e identifique a los responsables intelectuales y materiales de su asesinato.
Y es la misma Margarita Murillo que mueve a su familia a exigir que la verdad florezca, ya que ella desde niña fue ruda y luchadora, valiente y no se dejaba de nadie, manifiesta su hermana Domitila.
Y es que esta dirigente campesina, innata, era enemiga de la hipocresía, mujer legal, decía las cosas de frente. No aceptaba reparticiones ayudaba sin tener nada. Vivió siempre humilde, con una mochila al hombro recuerda su hermana.
El estancamiento en el MP, sobre las investigaciones, iniciaron con la muerte de la fiscal Marlene Banegas, el 10 de octubre del 2014, en San Pedro Sula, ella conocía el caso de Murillo y tenía interés de dar con la verdad, según Kenia, ella quería que se resolviera, pero dos días antes de conversar sobre las líneas de investigación, la asesinaron.
Y es que, el Estado no está dispuesto a resolver el asesinato, ni a reparar los daños, la única forma de reabrir el caso es a través de la memoria de Margarita.
Kenia Murillo, quien ha continuado con el legado de su madre en la lucha social, afirmó que la Subsecretaria de Derechos Humanos, Karla Cuevas, manifestó que no hay un documento que avale las medidas cautelares para su madre.
Sin embargo hubo una de carácter colectivo con registro193/2009 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, emitida de oficio y prorrogada hasta fines de 2011, por la peligrosidad de la situación en Honduras para defensores y defensoras de DDHH, no fue una medida individualizada pero los criterios si incluían a Margarita Murillo.
Ahora ella está entre las 14 personas asesinadas desde 2009 a la fecha que gozaban de medidas cautelares solicitadas al Estado de Honduras por la CIDH. En 2014 la Comisión decidió suspender la medida después de las elecciones, creyendo que se retornaba a un Estado de Derecho.
Las personas que la conocieron y que mantienen viva su memoria y la exigencia de justicia ante su vil asesinato, continuarán repartiendo margaritas, caminado con imágenes de su rostro, que al paso de los años y luchas asumidas, nunca cambió su sonrisa.
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