«El ser humano ha venido a la tierra para hacer un trabajo y en primer lugar un trabajo sobre sí mismo, para poder superarse, sobrepasarse.
Cada día vemos a la gente que va al trabajo, pero los esfuerzos que hacen son sobre todo para asegurarse su subsistencia, su seguridad material, su bienestar y el de sus parientes. No piensan en hacer un trabajo psíquico que les permitiría dominar todas las situaciones. Los creyentes cuentan con el Señor para estar protegidos y es incluso por eso que le dirigen sus plegarias. En cuanto a los no creyentes, esperan ayuda y socorro de la sociedad. Pues no, los humanos deben saber que ni el Señor ni la sociedad les pondrán a resguardo.
Han sido enviados a la Tierra para aprender, para desarrollarse y las dificultades, las pruebas con las que se encuentran están ahí justamente para obligarles a ello, no se pueden escapar. Así que, en vez de correr por todas partes para protestar, exigir y pedir ayuda, cada uno debe hacer un trabajo interior porque es dentro de sí mismo donde encontrarán primero los remedios, los consuelos y la esperanza.»
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