Cuenta con entre 10.000 y 20.000 combatientes, lo que las convierte en una de las organizaciones más poderosas que combaten en Siria.
Y su lucha es contra los dos grandes enemigos de Occidente en ese país: el presidente Bashar al Asad y el autollamado Estado Islámico (EI).
Es Ahrar al Sham («Hombres Libres de Siria»), la fuerza que podría jugar un papel clave en una sangrienta guerra que ya dura cuatro años.
Y también podría ser un potencial poderoso aliado de Occidente en la lucha contra EI.
«Desde que emergieron en 2011 en el noroeste del país, lograron un enorme impacto en el campo de batalla», dice la revista The Economist.
«Y pronto otros grupos clamaban unirse a ellos», afirma la publicación.
Influencia
Ahrar al Sham no sólo se ha establecido como una fuerza militar importante, es también una fuerza política organizada, con aliados clave en la región –Turquía y Qatar– y oficinas de Asuntos Exteriores, Asuntos Políticos y Cooperación.
Pero Estados Unidos y sus aliados se rehúsan a hablar con ellos, argumentando que es un grupo cimentado en la militancia islamista cuyos líderes han sido vinculados a Al Qaeda.
«Ahrar al Sham forma parte de una amplia coalición siria de grupos de oposición: el Frente Islámico. Y dentro de ellos es la fuerza más poderosa y mejor organizada», explica el corresponsal de la BBC en Medio Oriente, Jim Muir.
«El grupo quiere ver la ley islámica establecida en Siria, pero a la vez ha dejado en claro que sus objetivos son muy distintos a los Estado Islámico, a quien considera enemigo», agrega.
En abril el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, indicó que Estados Unidos «no ha trabajado ni ha ofrecido ninguna ayuda a Ahrar al Sham».
«Estados Unidos apoya a grupos de oposición sirios moderados. Aunque Estados Unidos no ha designado a Ahrar al Sham como Organización Terrorista Extranjera, seguimos teniendo preocupaciones por las relaciones del grupo con organizaciones extremistas», declaró Kirby.
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Llamados
En meses recientes Ahrar al Sham ha estado llamando, sin éxito, a Washington y a Londres, a considerar un acercamiento para unirse en la lucha contra Estado Islámico y encontrar una solución para Siria.
En julio, tanto el Washington Post, en Estados Unidos, como el Daily Telegraph, en Londres, publicaron amplios artículos de opinión firmados por Labib al Nahhas, «director de Relaciones Exteriores de Ahrar al Sham».
En sus artículos Al Nahhas habla del «rotundo fracaso» de la Cámara de los Comunes en Londres y de la administración de Obama en Washington para tomar acciones militares contra Al Asad y de «las consecuencias» de esta indecisión.
«El resultado: una cifra de muertos que se calcula entre 200.000 y 300.000 personas (aunque ciertamente es más alta), más de 11 millones de desplazados y numerosas ciudades en ruinas», dice Nahhas en el Washington Post, en el artículo titulado «Las consecuencias letales de etiquetar erróneamente a los revolucionarios de Siria».
«No se ha determinado una estrategia clara, las ‘líneas rojas’ de la administración (de Obama) no han sido cumplidas. Las medidas de corto plazo y temporales basadas en sus experiencias en Irak y Afganistán, junto con el ruido generado por medios obsesionados con Estado Islámico, han tomado prioridad sobre objetivos alcanzables a largo plazo».
Y agrega: «En ningún aspecto este fracaso es más claro que en la consecuencia de etiquetar de forma mal informada a los revolucionarios sirios como ‘moderados’ o ‘extremistas'» asegura.
¿Acercamiento?
Ni Washington ni Londres han apoyado el llamado.
Pero frente a la realidad en Siria, con una guerra civil cada vez más compleja, con desplazados que ya han llegado hasta las fronteras de Europa y ante el avance, al parecer imparable, de los extremistas de EI, algunos analistas se preguntan si acaso no llegó el momento de unirse a fuerzas como Ahrar al Sham.
Robert Ford, quien fue embajador de EE.UU. en Siria de 2010 a 2014 y ahora es miembro de The Middle East Institute,cree que «sí, llegó el momento de hablar con Ahram al Sham».
«Ahrar es una fuerza clave en el campo de batalla, pero los medios occidentales le han dado poco espacio, más allá de describirlo como ‘de línea dura’ o ‘yihadistas'», escribe Ford en la página de The Middle East Institute.
El exdiplomático ha dejado en claro que no aboga por darle apoyo material o militar a Ahrar al Sham, pero explica que «dada su prominencia en los frentes de batalla del norte y centro, tendrán un papel muy importante en cualquier negociación de paz».
«Creo que debemos encontrar un canal para comenzar a hablar con ellos»,sugiere.
«El actual enfoque de la administración hacia Siria –dice– está ayudando a asegurar la fragmentación del país».
«La actual trayectoria no producirá un futuro gobierno para una Siria unificada. Y colocar a Ahrar y a Nusra en el mismo lugar es intelectualmente descuidado, especialmente cuando ambos muestran diferencias ideológicas y políticas importantes», asegura Ford.
El exdiplomático también subraya que Estados Unidos «tiene muchas diferencias» con el grupo, «algunas de ellas, en particular en lo referente a derechos humanos, son muy graves. Pero Ahrar también tiene muchas quejas contra Estados Unidos».
Así, todo indica que en Siria no sólo se libra una batalla contra Asad y contra EI.
También está en juego quién, entre los cientos de grupos de la oposición que combaten en el país, puede ganar el apoyo de Occidente.
Tal como le dijo un activista sirio a Ben Hubbard, corresponsal del New York Timesen Medio Oriente: «Solíamos buscar a la mejor brigada posible, pero ahora tenemos islamistas extremistas (EI) y Ahrar al Sham. Así que elegimos a Ahrar«.
Y señalando a la mesa frente a él dice: «Este vaso está sucio. Pero el que está allá está más sucio. Así que elegimos al primero».
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150826_siria_ahrar_alsham_clave_guerra_men