Wayne Walter Dyer (Detroit, Míchigan, 10 de mayo de 1940-Condado de Maui, Hawái, 29 de agosto de 2015) fue un psicólogo escritor de libros de auto-ayuda y crecimiento espiritual. Su inspiración fue la rama de la llamada psicología humanista y en concreto, Abraham Maslow. Ha fallecido a los 75 años según ha anunciado su familia: «Wayne ha abandonado su cuerpo, falleciendo en el transcurso de la noche. Él siempre decía que no podía esperar para comenzar esta próxima aventura y no tenía miedo de morir».
Wayne decía: «El objetivo real de estar aquí, en primer término, es recorrer la vida gozando al máximo sin maltratar a nadie y realizando tareas que hagan de este planeta un lugar mejor para todos los que viven en él y para los que lo habiten cuando nosotros nos vayamos» […] «Cada persona puede vivir una vida extraordinaria. Mi propósito es ayudar a las personas a que se vean a sí mismas y comiencen a cambiar sus conceptos. Recuerde, no somos nuestro país, nuestra raza o religión. Somos espíritus eternos. Vernos a nosotros mismos como seres espirituales sin etiqueta es una manera de transformar el mundo».
Estos son algunos pensamientos de Wayne Dyer:
Lo desconocido es el lugar donde se produce el crecimiento.
Somos aquello en lo que creemos.
El tener conciencia de la rutina es dar el primer paso para cambiarla.
El progreso depende de seres que son innovadores, que rechazan los convencionalismos y modelan sus propios mundos.
Valora el momento presente. Aférrate a cada momento de tu vida y saboréalo.
Entender la cólera como una elección más, que como algo que sencillamente le ocurre, le permitirá eliminarla cuando le inmoviliza o cuando inmoviliza a otros. Si se limita a aceptar la idea de que no puede evitar ser como es y que sus emociones simplemente se producen, es evidente que no podrá hacer nada por cambiarlas cuando interfieran en su vida.
La gente siempre le echa la culpa a sus circunstancias por lo que ellos son. Yo no creo en las circunstancias. La gente a la que le va bien en la vida es la gente que va en busca de las circunstancias que quieren y si no las encuentran, se las hacen, se las fabrican.
Siendo la muerte una propuesta tan eterna y la vida tan increíblemente breve, pregúntate a ti mismo: ¿Debo evitar hacer las cosas que realmente quiero hacer? Ser feliz, vivir efectiva y eficientemente y amar son metas mejores y más importantes.
El prejuicio se basa no tanto en lo que uno odia o le desagrada, ya sean ideas, actividades o gente, sino en el hecho de que es más fácil y más seguro quedarse con lo conocido.
Tú puedes hacer lo que te propongas. Eres fuerte y capaz. No eres frágil ni quebradizo. Al postergar para un momento futuro lo que quisieras hacer ahora, te entregas al escapismo, a la auto-duda y lo que es peor aún al auto-engaño.
Puedes mirarte a ti mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano…o puedes seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren.
GRACIAS!!
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