«Pensáis uniros para toda la vida con un hombre o una mujer. Si queréis que vuestro amor sea duradero, tenéis que saber que hay un orden que debéis respetar. ¿Qué significa eso? Que en vuestro corazón, en vuestra alma, debéis poner en primer lugar al Señor, al Ser de todos los seres, la luz del universo, el dispensador de todos los bienes. Y después, podéis escoger a aquel o a aquella que vaya a ser vuestro compañero o vuestra compañera.
El verdadero espiritualista, sea hombre o mujer, pone dentro de él en primer lugar al Creador como fuente del amor, de la sabiduría y de la verdad. Después busca a la criatura que sea más capaz de mantenerle en conexión con Él. Cuando la ha encontrado, hace de ella su colaboradora, su inspiradora, porque siente que hay algo en ella que lo acerca a la Fuente, que es una mensajera que le habla del mundo divino. De esta manera, está seguro de que nunca perderá su amor. »
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