En “Principios para el Nuevo Mundo”, describí la sociedad humana como un gigantesco organismo en el que sus células (cada ser humano) no son conscientes de que forman parte de esa estructura común porque han olvidado los valores que los unen: la Verdad, la Justicia y el Amor.
Al plantearse la vida como un combate por la supervivencia entre esas células (por mor del dinero-deuda), el individuo pierde el sentido de su existencia, del por qué ha venido a la Tierra. Pierde el sentido de la vida. El gran mal de esta civilización.
Un sentido que en realidad se explica fácilmente: cada célula (ser humano, animal, planta) es una pieza única en el engranaje del organismo de la Naturaleza, cuyo fin último es volver al estado prístino de la Unidad del que salió Dios después del Big Bang que formó el Cosmos y la vida. El intríngulis de la vida es que cada Ser Humano debe encontrar en qué puede ser útil al plan divino, para colaborar con sus semejantes: ahí es donde se realiza y pierde el miedo a morir.
Curiosamente, la manera en que interpretan la realidad los Malos es muy parecida… pero al revés.
El Estado que padecemos, heredero de la psicopatía de Hobbes, Hegel y Maquiavelo, cree que es el Sistema y no los individuos, lo importante, porque éstos, los seres humanos, no saben vivir en libertad ni en paz. Por ello, el Estado debe tutelarlos y decirles absolutamente todo lo que tienen que hacer (véase propaganda institucional hoy día e Ingeniería Social). El individuo es el enemigo y el Sistema, lo que se ha de preservar.
La diferencia, como vemos, es que mientras en el sentido místico de la existencia, cada individuo saca lo mejor de sí mismo en beneficio de la comunidad, tanto la versión derechista como la izquierdista del Sistema actual desconfían del Ser Humano y postulan que hay que acabar con su Libertad, es decir, anularlo, en pro de la Máquina, lo que hoy conocemos como Mátrix. La razón de que piensen que el Ser Humano es malo es que ambos creen que dios es malo (los que descreen, lo hacen por lo mismo; los derechistas que creen, lo hacen por obediencia, no por conciencia).
En un reciente vídeo sobre La Música, describía el Paraíso como aquella realidad en la que los seres humanos armonizan sus capacidades como en una gran sinfonía cósmica; curiosamente, de la misma manera ha descrito el físico Michio Kaui, pionero de la teoría de cuerdas, el orden cósmico final.
https://youtu.be/JsM_j6A4umE