«Vigilantes No Humanos» (Redes, cap. 279).


La contaminación del aire es hoy en día uno de los principales problemas de nuestro planeta y nadie mejor que la propia flora para indicarnos los efectos que este conjunto de sustancias tóxicas puede tener para el ecosistema. Así es como un manzano o un líquen, por ejemplo, pueden actuar como bioindicadores, es decir, su reacción nos dice qué efectos nocivos están produciendo las sustancias que contaminan el aire.

Pero la vegetación natural tiene sus limitaciones y, por esta razón, a menudo se sustituye por aparatos. Unos aparatos que introducen un elemento biológico y que, por medio de un agente externo, son capaces de actuar y reaccionar como si se tratara de un elemento natural. También se desarrollan plantas con distintas necesidades de nitrógeno que se colocan a diferentes distancias de la fuente de emisión. De esta manera es posible hacer una mejor evaluación de los niveles de riesgo y toxicidad del ecosistema.

Georg Krause se dedica al estudio de la contaminación atmosférica con bioindicadores y preside una comisión de estudio de la Comunidad Europea sobre la polución del aire en los bosques europeos. Con este currículum, este Investigador de la Agencia Alemana de Medio Ambiente a buen seguro podrá aportarnos muchos datos interesantes durante la charla que mantendrá con Eduard Punset.

En plató nos acompañaran Eugenio Vilanova Gisbert, toxicólogo del Instituto de Bioenergía de la Universidad de Elche y Mª José Sanz, investigadora de la Fundación CEAM.


Redes, Divulgación y Cultura

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.