LOS LIBROS MALDITOS Y LOS HOMBRES DE NEGRO

LOS LIBROS MALDITOS

Y LOS HOMBRES DE NEGRO

Los HOMBRES DE NEGRO representan una sinarquía que tiene como base (abominable, por cierto) hacer desaparecer los libros que hablan de los secretos de la Naturaleza, del lenguaje de los animales, de las fuentes de saber desconocidas que se encuentran latentes en el hombre. Permanentemente la conspiración continúa de un modo silencioso e irreversible; sus huellas las podemos encontrar tanto en Oriente como en Occidente.

Libros tales como Die Rosenkreuzer; Zur Geschichte einer Reformation; La magia negra, de Estanislao de Guatia; Estudios de los Mahatmas, sus misterios y sus soluciones, de Saint Yves d’Alveeydre, desaparecieron sin dejar rastros. No obstante, aún tenemos acceso a otros libros que se encuentran dentro de la categoría de los «prohibidos». Los más interesantes son, El papiro Voynich, Nefer-Ka-Ptah y el Libro de Thot, y Las estancias de Dzyan.

EL DOCUMENTO VOYNICH

Las Islas Británicas se destacaron durante los siglos XVI al XVIII por su soberanía marítima y la hegemonía de su Armada. Fue un país que dio al mundo los más avezados «Lobos de Mar».

La idea de lanzarse a los mares y a su conquista fue de un solo hombre, de origen inglés: su nombre es John Dee. Fue él quien concibió la idea de un meridiano básico: el de Greenwich, así como también fue él quien introdujo por primera vez dos globos terráqueos, que trajo desde Lovaina junto con los instrumentos de navegación marítima. Un solo hombre conquistó la fama que incluso hoy tienen las Islas Británicas como soberanas del mar. Pero, ¿quién era John Dee? Nació en Londres en el año 1527 y falleció en 1608. Era notorio por sus extraordinarios conocimientos de matemática y también por ser un destacado científico inglés.

Cursó estudios en la Universidad de Cambridge y se distinguió por su elocuencia e inteligencia. Inteligencia que, si bien lo llevó a ocupar posiciones destacadas, también fue la que lo condujo a la expulsión directa de la mencionada Universidad. John Dee era amigo de fabricar desde muñecos mecánicos hasta extrañas computadoras. Fue un cerebro excepcional, pues en 1540 nadie había pensado en construir algo así. Durante el mes de junio, en la Universidad, se efectuó una representación de teatro de Shakespeare, a la que asistió lo más selecto de la sociedad británica. Para esa oportunidad, John Dee fabricó un enorme escarabajo mecánico, que provocó el pánico y causó que se suspendiera la función. Ello supuso que se procediera a la expulsión definitiva de este inquietante hombre de la Universidad de Cambridge. Los jueces dictaminaron que Dee había cometido… brujería. Para finalizar este breve comentario, el 23 de mayo de 1581 fue una fecha especialísima para John Dee, pues, tras varias tentativas en el terreno de la física y de la química, logró crear el «espejo mágico», un espejo de color negro, construido con antracita.

Este espejo se conserva intacto en el Museo Británico. La fórmula para mirar en él y descubrir mundos dimensionales se la llevó John Dee a la tumba. John Dee dedicó gran parte de su vida a recorrer el mundo y coleccionar extraños escritos, que, por lo general, eran de papiro muy antiguo. Nunca se supo de dónde los sacaba, o quién se los conseguía.

Durante el reinado de Enrique VIII, el duque de Northumberland se dedicó a quitar de circulación todo escrito cuyo contenido fuese poco claro o tocase el tema de la brujería; para ello requisó todos los monasterios del reino, que eran los lugares por excelencia donde se guardaba por siglos semejantes obras.

El duque era amigo de Mr. Dee; en una oportunidad, realizando requisas, encontró en una pequeña abadía en el Condado de Essex un manuscrito cuyas páginas semejaban papiro. El texto estaba escrito en forma cifrada y había sido copiado del original (según rezaba el Prólogo) por Roger Bacon, considerado el gran mago de su siglo.

El Prólogo decía lo siguiente: «Esta es copia fiel del original que se encuentra guardado bajo las montañas que corren sobre la costa Oeste de un lejano lugar situado en el extremo sur del planeta».

Teniendo en cuenta que el «copista» del manuscrito, el científico Roger Bacon, había nacido en 1214 y dejado de existir en 1294, queda bien claro que no se había descubierto América, y sin embargo, de acuerdo a la mención del Prólogo, ese «lejano lugar» que tiene una cadena montañosa que corre sobre su límite Oeste: la Cordillera de los Andes, sería un país del extremo Sur de América.

Como ya se ha dicho, el Duque de Northunberland y John Dee eran amigos; cuando el primero encontró en Essex el manuscrito de Roger Bacon. Luego de leer el Prólogo y ver que las páginas interiores estaban escritas de forma cifrada, recordó que Mr. Dee era aficionado a coleccionar papeles extraños y se lo regaló.

John Dee trató de descifrarlo, pero no pudo. Sólo logró establecer que la primera parte del escrito decía que ese libro contenía «los secretos de los mundos olvidados y subyacentes».

En 1586 John Dee regala al emperador Rodolfo II el famoso libro-papiro. A partir de 1666 el misterioso documento pasa de mano en mano y recorre el mundo gratuitamente; nadie logra descifrarlo; hasta que en 1962 llega a Estados Unidos, y se encuentra a la venta hasta nuestros días. Su valor sobrepasa el millón de dólares; un tal Kraus, alemán residente en Nueva York, es quien lo tiene, esperando un posible comprador.

La historia del manuscrito, denominado en la actualidad Documento Voynich, es la siguiente:
Luego de la desaparición de Dee en 1608, nadie se ocupa del Documento Voynich hasta el año 1666, en que el doctor Marcue Marci, rector de la Universidad de Praga, envía el escrito al jesuita Kircher, experto en criptografía y codificación, para su interpretación; fue inútil, no logró desentrañar el misterio.

Se pierde el rastro del Documento hasta 1914, en que se lo vuelve a encontrar en el pueblo de Frascatti, Italia: era propiedad de unos jesuitas que allí tenían un convento, lugar donde se guardaba el Documento.

 

El famoso e indescifrable escrito tomará el nombre que actualmente lleva: Voynich, a causa de que el editorialista, W. Voynich, es quien compra a estos jesuitas el extraño documento en ese año. Se lo lleva a Estados Unidos. En 1916, un caballero de los tantos que habían sido consultados con la finalidad de descifrar el documento, el señor Adolph Cyrus Roidingereht, pide poder hacerlo, pues uno de sus antepasados había sido amigo de Roger Bacon y regaló a su pariente una guía de traducción de un código secreto que utilizaban los habitantes protohistóricos del extremo Sur del planeta y que actualmente obraba en su poder por derecho de legado.

Al poner el señor Roidingereht manos a la obra descubre que el libro hablaba de una civilización desaparecida cuyos integrantes eran seres de no más de un metro de altura, y que dominaban la fuerza de gravedad, que poseían máquinas que les permitían horadar la roca construyendo grandes ciudades subterráneas y que intercomunicaban con el resto del planeta por debajo de la Tierra; inclusive nombra una máquina llamada «Nilotrosa» (¿alguna relación entre el río Nilo, los egipcios y sus avanzados conocimientos de psicotrónica?).

Asimismo muestra un mapa celeste de un sector desconocido del firmamento donde aparentemente figuran dos lunas y dos soles.

 

Cada página del Documento está pintada de un color diferente, todos ellos muy vivos y brillantes, semejantes a los del aura humana.

Sobre una de estas páginas hay una especie de diccionario de botánica con plantas dibujadas, que son muy singulares: algunas de ellas parecen tener ojos; son especies desconocidas en nuestro planeta.

 

Hasta aquí lo que pudo descifrar Roidingereht del Documento Voynich, pues el 22 de enero de 1917 desapareció misteriosamente sin dejar rastro: daba la impresión de haberse visto obligado a huir precipitadamente, pues su pipa aún humeaba sobre el cenicero; sin embargo, el indescifrable libro había quedado abierto en una de las partes donde figuraban los planos de una extraña máquina semejante a la de las turbinas de los modernos jets… a un costado de una hoja un modelo a escala de lo que sería en la actualidad el avión Concorde…

Posteriormente, en 1919, el decano de la Universidad de Pennsylvania, William Newbold, se dedicó a la tarea de continuar descifrando el Voynich. En 1921, ante una rueda de prensa dijo haber descifrado cosas interesantísimas en el Documento y se dispuso a dar una serie de charlas sobre el particular, pero extrañamente, no pudo llevar a cabo esta tarea; luego se contradijo y cada vez fue más difícil llegar a él.

Los Hombres de Negro comenzaron su tarea de contra-ofensiva, el mundo no debe enterarse de que existen famosos «agujeros negros» en nuestra galaxia, ni tampoco la fuerza energética que en ellos se acumula.

Newbold comienza a recibir amenazas, algunas de ellas escalofriantes; muere en 1926 y, al igual que Bacon, se lleva el secreto a la tumba.

Sin embargo, aún hasta nuestros días es ardua la tarea de estos «conspiradores contra el conocimiento oculto»; somos muchos los que poseemos fotografías de las páginas del extraño documento. Es preciso que el mundo conozca el verdadero contenido del Voynich. Una pequeña parte del protohistórico documento dice así:

«Posee el ser humano una energía muy especial que se gesta en la parte superior del cerebro y su medida es la del ‘volucielo’. Esta es la tercera organización cerebral independiente, cuya sede se encuentra en la columna vertebral. Cada zona intervértebra tiene relación particular con el conocimiento asequible por el ser humano y actúa a modo de archivo o depósito. Las zonas intervértebras están relacionadas íntimamente con el conjunto ‘sonomedular’, que tiene, al igual que el volucielo, su centro de actividad en la parte superior de la cabeza».

Esto es una llamada de atención al mundo y a los Hombres de Negro. Al mundo porque el Documento Voynich habla de una «Tercera Organización Cerebral», que es aquella mediante la cual las civilizaciones desaparecidas lograron sus impresionantes conocimientos, dado que sabían poner en funcionamiento ese «sonomedular» cuya utilización significa descubrir nuestra identidad divina.

Ya es demasiado tarde para que los Hombres de Negro puedan rescatar la enorme cantidad de copias del Documento Voynich que circulan alrededor del planeta, y si seguimos descifrando el famoso pero no menos temible Documento, tal vez descubramos la verdadera identidad de este grupo cuya misión es implantar el «Reino de la Ignorancia» sobre nuestro viejo y querido planeta… Tierra.

http://www.telecable.es

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.