EL DESCONOCIDO YOGA DE LOS CRISTIANOS DE ORIENTE.

En Siria, en el Libano, en Turquia,  Grecia y Egipto, los cristianos de vida monástica, y los laicos de vida profunda, practican un verdadero y auténtico yoga mental y espiritual, que en nada es inferior al que practican los sanyasines de la india, los hijos del Gurú Nanak y los adeptos del budismo Zen o los del Lamaismo.

Sólo los católicos romanos y los evangélicos protestantes ignoran, en su gran mayoría, la existencia de ese Yoga de Jesucristo y de los apóstoles. En occidente sólo los Jesuitas practican esas disciplinas internas y respiratorias que se usan en el cercano oriente cristiano y ortodoxo.

Lo mismo que en los montes del Himalaya, los monjes del Monte Athos y del Monte Sinaí, practican ejercicios espirituales tan poderosos como los de Asia, y desde hace casi dos mil años, con raíces en la misma Biblia, y en los padres apostólicos, discípulos de los Apóstoles.

Sin embargo, gradualmente algunos directores espirituales de occidente ya van introduciendo gradualmente entre laicos comprometidos esos ejercicios espirituales ante la avalancha de libros, videos, y gurues del extremo oriente que han invadido nuestro hemisferio con sus doctrinas y prácticas mántricas y pranayamas.

Claro, aquí llamamos yoga al Gnana yoga, al Bakti Yoga, al Kundalini Yoga, y al Raya Yoga, o al Tantra Yoga, no al Hatha yoga,                 que no pasa de ser un conjunto de ejercicios para párvulos, al lado de los grandes yogas, destinados a la búsqueda de la Unión con Dios, la experiencia de la Conciencia Cósmica y el dominio de la mente y de los sentidos. Como también a la liberación del samsara y o a la salvación.

La gente común solo busca la salud y la paz mental con un poco de hatha yoga, y paga por ello, pero en realidad no avanza ni un metro hacia las grandes y sublimes metas del verdadero Sendero de Perfección. Se droga con ideas ilusorias y meditaciones aguadas, y nunca se enfrenta con sus defectos y pecados, los que de continuar vivos en esta vida nos acompañarán en el más allá, y en cualquier probable reencarnación. Pues todos esos defectos y pecados nacen de la mente, no del cuerpo. Por tanto están enraizados en el cuerpo astral y en la mente que nos acompaña en el viaje final fuera del cuerpo.

Los alumnos de los cursos de hatha yoga harían reir con pena a un verdadero adepto de yoga oriental,  pues en algo tan sencillo como las normas de Aimsa, que es obligatorio para todos los yoguis de cualquier color o escuela en india, los occidentales fracasan rotundamente. Pues Aimsa es la regla absoluta de no dañar a ningún ser vivo, ni con actos, palabras o pensamientos. Lo cual no es cumplido por los maldicientes, los criticones, los iracundos, los agresivos, los juzgadores del prójimo, los narcisistas, los murmuradores, ni por los envidiosos. Hablar mal de alguien, decir garabatos, pensar mal, juzgar intenciones, etc. son contrarios al Aimsa, no solo no matar animales o maltratarlos.

En realidad el hatha yoga serviría de algo más que de medicina barata si la gente que lo practicara hiciera vida de oración a toda hora, luchara contra sus vicios, se purificara de sus ambiciones, de sus envidias, de sus pensamientos torcidos. Y mejor haría si estudiara los libros sagrados y proyectara la paz de sus ejercicios a la vida privada y a su trabajo. Pues el Yoga es un CAMINO de vida integral y no solo una terapia para los nervios maltratados. Los nervios alterados no lo son solo por un mundo competitivo y duro, también son alterados por nuestras propias iras, miedos, ansiedades y preocupaciones egoístas.

Volviendo a nuestra intención original de explicar el yoga cristiano, se debe indicar las fuentes documentadas de consulta y sus autores: La Filocalia (de la Oración de Jesús), La Escalera al Paraíso, de san Juan Climaco, El Peregrino Ruso, y Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, son los documentos esenciales, los que junto a la biblia y a algunos escritos patrísticos, nos describen el desarrollo del Ojo espiritual, la iluminación, la purificación del ser, las respiraciones controladas y los mantrams u oraciones a Jesucristo, que el devoto debe repetir miles de veces al día, tal como un bakti yogui usa un japamala de 108 cuentas entre los harekrishnas con 16 vueltas de rosario al día, totalizando 1728 repeticiones del mantram harekrishna, que a su vez tiene 16 nombres de Dios en su texto.

Son 27.648 nombres divinos que los devotos de Krishna repiten al día, en un grado bajo y básico. Los que aspiran a maestros debe llegar a unas 90.000 repeticiones al día, es decir, tantos como son los latidos del corazón en  24 horas. Lo mismo hacen los monjes del monte Athos, y los del monasterio de Santa Catalina de Alejandría del Monte Sinaí, parten como aprendices con 2000 repeticiones del Nombre de Jesús siguiendo el modelo del grito insistente del ciego de Jericó que decía JESUS, HIJO DE DAVID, TEN MISERICORDIA DE MI. Más trescientos padres nuestros, y seiscientas avemarías.

Y debe llegar a 10.000 invocaciones diarias o más. Sin contar los padres nuestros y avemarías que también van aumentando con el tiempo y según las instrucciones del Staretz. Y el fruto es que empiezan a ver el mundo externo e interno lleno de luz divina, igual que los tres apóstoles en la cumbre del monte Tabor en la presencia de Cristo Transfigurado. Sin contar con el hecho de que se convierten en templos conscientes de Dios y en el terror de los demonios, que huyen a perderse de esos monjes.

No son raros en ese ambiente las iluminaciones proféticas y los milagros de lectura del pensamiento, ni las sanaciones espontáneas, tal como en los ashrams indios. Afortunadamente, en las iglesias orientales no se combate a los carismáticos con la fiereza y descalificaciones que se usan en la iglesia romana, así los sensitivos a la Divina Voz tienen un estatus social y la gente los consulta, como se hacía en el antiguo testamento con los profetas, sin mayor conflicto con la jerarquía eclesiástica.

Los métodos usados para abrir un ancho camino a la Gracia Divina iluminadora y transformante consisten en acompasar la mente orante con el flujo respiratorio. La oración a Jesús comienza en el mismo momento en que se comienza la inhalación larga y profunda, con retención de aire por algunos segundos y luego exhalar justo al terminar la plegaria. Y así sucesivamente, por una hora. O más. La oración a Jesús dice: SEÑOR JESÚS, HIJO DE DIOS, TEN MISERICORDIA DE MI.

Mientras se hace esa oración sincronizada con la respiración la mente se enfoca en el corazón, como queriendo introducirse en el interior del órgano, con el aire y el pensamiento y la conciencia. Los ojos deben permanecer cerrados y la cabeza inclinada ligeramente hacia el pecho, en posición sentada. Tras un tiempo de lucha contra las dispersiones de la atención y la oscuridad, el ser mental logra ingresar en el reino de Dios que está en el Corazón del Corazón, en lo más íntimo de lo íntimo. Allí descubre tesoros ocultos y riquezas espirituales sin límite, y la visión de la luz infinita, de Jesús y de los santos. La paz interior fluye como un rio de agua viva ilimitada, junto a la alegría del Espíritu Santo.

Si lo desea puede usar un rosario ortodoxo para contabilizar las oraciones. Este contador de cuentas devocional tiene 100 nudos y es de lana negra. La gente más avanzada no usa eso y puede abstenerse de la `parte final de la oración de Jesús, y decir solo: SEÑOR JESUS HIJO DE DIOS, o solo decir, Jesús ten piedad,  o solo Jesucristo, Señor, etc. Pero la mente se desconecta de los sentidos y vive en  otra dimensión de luz y de amor. Se encienden fuegos en el  corazón, y se experimentan energías que no son de este mundo.

Se tienen visiones a distancia, se escucha la voz de Dios, y se deifica el alma humana. Los pensamientos inquietos ya no vuelven a molestar al buscador, y su mente se vuelve un poderoso instrumento para el de conocimiento de Dios. Así un yogui cristiano se unifica con Dios tal como lo hace un devoto de Krishna en la india. Mueren sus dudas y sus miedos existenciales para siempre. Llega a conocer la Verdad Divina directamente. Así también comprende que las sagradas Escrituras no lo han engañado ni su iglesia tampoco.

La obediencia a los mandamientos, el arrepentimiento o metanoia, la purificación del carácter, son cosa indispensable en el yoga cristiano, tal como lo establecen las reglas del Yama y del Niyama del Rajayoga y de Patanjali. La lucha contra los demonios y el triunfo final contra las debilidades del alma caída, va, junto a los ejercicios espirituales, produciendo una teosis de unificación con Jesucristo. Ese Yoga cristiano es una transición de la moral hacia la mística, que es precisamente el objetivo que nos pone el Evangelio de san Juan frente a los ojos del Entendimiento, cuando en el cap. 17 nos dice que el Señor quiere que TODOS SUS DISCIPULOS SEAN UNO, UNO CON EL PADRE, UNO CON CRISTO Y UNO ENTRE ELLOS, Y UNO CON LOS QUE EN EL FUTURO BUSQUEN A CRISTO DE TODO CORAZON.

Ser uno con Dios es la meta última del Yoga Indio. Uno con la madre cósmica es la meta de los tantricos. Pero primero la mente debe ser controlada y dirigida, purificada y transformada. Primero deben corregirse los apetitos groseros y las palabras impuras. Después vendrá la realización espiritual. Tal como decía santa Teresa de Avila acerca de las tres vías. La purgativa, la iluminativa y la unitiva. El dato debe destacarse, pues son muchos los occidentales que quieren estudiar y practicar meditación avanzada sin haber purgado los más elementales pecados del hombre común.

En ese caso la caída puede ser grave, se logran iluminaciones parciales y luego los demonios vuelven a controlar a la persona y a su ego carnal, tal como los evangelios advierten en aquellos textos que narran la historia del espíritu malo que fue expulsado del hombre, anduvo por lugares desiertos y luego cuando vio que la casa mental donde vivía antes esta barrida y ordenada, va y llama a siete espíritus peores que el primero y vuelven a invadir la casa arruinando definitivamente la casa mental de hombre.

Respirar el Espíritu Santo, decía san Juan de la Cruz, y los monjes de la iglesia oriental, pues justamente, Jesucristo resucitado SOPLO SU ALIENTO sobre los apóstoles, y les dijo recibid el Espíritu Santo. Asi repitió el acto creador de Yahveh Elohim que insufló el alma en el Adam de lodo. Y así crear al hombre nuevo, que muere a la ignorancia y al pecado, para nacer a una vida nueva en Cristo. Así los yoguis cristianos de oriente procuran respirar aquellos átomos de aire bendito que Jesús exhaló sobre sus discípulos, tanto material como espiritualmente, y gozar de la contemplación del rostro infinito de Dios.

Fernando Edmundo del Cármen Laredo Cárter

http://www.reeditor.com/columna/15589/8/cultura/el/desconocido/yoga/los/cristianos/oriente


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