¿Qué es la fuente Q?

Introducción

En el presente contenido nos limitaremos a reseñar una síntesis histórica de la investigación sobre la fuente Q, que Consta principalmente de los dichos de Jesús y se le conoce como la fuente de los logia (abreviatura Q= Quelle).

Con las aportaciones más significativas de la misma, partiendo de cómo se da su nacimiento, su reconstrucción y la relación con la tradición sinóptica de los evangelios de Mateo y Lucas con respecto a Marcos. Quienes relatan aproximadamente la misma historia, siguiendo mas o menos un idéntico orden en su redacción y usando parecida terminología. Mateo y Lucas utilizaron otra fuente que se ha perdido, pero que todavía puede reconstruirse partiendo de los dos evangelios.

Cómo nace Q

La fuente Q nace a partir de la teoría de las dos fuentes cuya finalidad es, conocer cual es la segunda fuente que utilizaron los autores de Mateo y Lucas. Tal como dice el Doctor Leif E. Vaage:

La «hipótesis» de Q nace de esta discusión. Q será la «otra» fuente sinóptica utilizada por los dos evangelistas, Mateo y Lucas, en la composición de sus obras literarias, aparte del texto del evangelio de Marcos. Aquí se, se supone que la «teoría de las dos fuentes» es la mejor solución al conocido «problema sinóptico» [1]

El documento Q es un escrito de los primeros años del movimiento cristiano, cuyo contenido son los dichos de Jesús, que fueron recopilados al parecer, en el sur de la región de Galilea.[2] Se conoce con el nombre de Q debido a su expresión en el idioma alemán, tal como lo refiere Felipe Ramos.

Q es la letra inicial de la palabra alemana Quelle, que significa fuente. Ha sido llamada así porque, prácticamente, lo único que sabemos de ella es su existencia. Esto es lo que conocemos con seguridad. La respuesta a las múltiples cuestiones que plantea se hallan dentro del terreno de las hipótesis mas o menos fundadas.[3]

Normalmente la fuente Q, no ha sido tomada en cuenta por la teología protestante, debido a que no contiene el relato de la cruz y la resurrección. Así lo afirma George Strecker cuando dice:

Por eso la denominación «medioevangelio» podría ser la expresión adecuada para indicar la ubicación histórico- teológica de Q, aun cuando se trata estrictamente de un genero literario determinado. La fuente de los logia no es, pues, el producto final de un proceso anónimo de tradición, sino una composición consiente de unos redactores.[4]

Tocamos con ello también la otra cuestión que ha de ser mencionada aquí, a saber si Q ha existido como fuente critica, o más bien si solo fue un legado de la tradición oral. En principio se supuso el carácter escrito de Q como algo natural y mas tarde se fundamento de alguna manera, pero desde algún tiempo se ha llegado a poner en duda, como lo dice Philipp Vielhaver.

En mi opinión, sin embargo, erróneamente. Los intentos que apuntan en este sentido se han llevado a cabo, a mi entender, con medios suficientes, y los indicios que abonan el carácter escrito de Q no son rebatibles.[5]

La fuente Q todavía no ha desvelado todos sus secretos. Sin embargo, las ultimas investigaciones han logrado perfilar, de alguna manera, su identidad. Ya no puede ser presentada como una colección de normas practicas para la regulación de la vida de la comunidad (Dibelius). Este punto de vista, propio de la historia de las formas, fue superado por la historia de la redacción. El iniciador fue Borkamm ( en 1958), al oponerse a la presentación hecha por Dibelius y afirmar que » gran parte del material de Q y la razón misma de la colección no puede explicarse por motivos puramente pareneticos. Detrás de Q tenemos una concepción teológica distinta a la expresada en el kerigma de la pasión»[6]

Hoy en día se reconoce universalmente que la tradición acerca de Jesús se reunió en dos <<formas de evangelios>>: en la fuente de <<logia>> en la historia de las formas.

  • a) La fuente de logia se considera como un escrito sapiencial.
  • b) Una alternativa consistiría en designar a la fuente de logia como libro profético.
  • c) Dado que el evangelio de Marcos se hecha de menos la fuente de logia este aparece como un <<medio evangelio>>.[7]

Reconstrucción del texto Q

Partiendo de la doble tradición, resulta relativamente fácil reconstruir a Q. Por otra parte de, del estudio de los pasajes comunes a Mateo y Lucas, procedentes de Q, sabemos que Lucas la ha seguido con mayor fidelidad que Mateo. Por eso en la reconstrucción que ofrecemos citamos a Lucas y remitimos al texto paralelo de Mateo, que las traducciones de la Biblia suelen ofrecernos al margen o en el encabezamiento de los títulos. De esta reconstrucción se deduce que la fuente Q comprendía desde la actividad del Bautista hasta el discurso de Jesús sobre las ultimas cosas o discurso escatológico.[8]

El método que permite reconstruir el texto de Q es principalmente la critica relacional (Redaktionsgeschichte) de los evangelios sinópticos durante la segunda mitad de este siglo, Leif E. Vaage ve que:

Cualquier intento de reconstruir el texto de Q obviamente presupone que Q fue originalmente un texto escrito. No se trata de nada «oral». Cada uno de los dos evangelistas, Mateo y Lucas, habrá tenido en las manos o sobre su escritorio una copia del «mismo» texto.[9]

Tradición sinóptica

La fuente Q es la critica literaria en la que se designan los materiales comunes a Mt y a Lc y no recogidos por Mc. Esta sigla según los diversos críticos, se puede referir o bien a un documento, cuya extensión, naturaleza y origen creen ellos que pueden delimitar, o bien a un centón de materiales de diversas procedencias:[10] en este ultimo caso, la sigla es una simple etiqueta cómoda para marcar la «doble tradición» es decir la tradición que subyace en Mateo y en Lucas, independientemente de Marcos.

Para la segunda tesis de la teoría de las dos fuentes, la existencia de Q, son determinantes las siguientes observaciones. Mt y Lc tienen a demás del material de Mc, numerosos pasajes comunes, que no aparecen en Mc, la mayoría de las veces discursos, que muestran tantas coincidencias en el vocabulario y en sus orden que ha de existir una conexión estrecha entre ellos.[11]

Los intentos de demostrar esta conexión como dependencia de Mt respecto a Lc, o de Lc respecto a Mt han fracasado según Vilhaver Philipp.

Por lo que podemos reconstruir, Q comenzaba con la predicación del Bautista, y concluía con las parábolas escatológicas de Jesús. Llaman la atención dos peculiaridades de su contenido, la ausencia de toda referencia a la muerte de Jesús, y también de las narraciones << propiamente dichas>>. Solo dos pasajes de Q producen la impresión de ser narraciones: las tentaciones de Jesús (Mt 4.1-11; Lc 4.1-13) y la historia del centurión de Cafarnaun (Mt 8.5-13; Lc 7.1-10).[12]

Q es decisiva tanto para la forma del evangelio de Mateo como para su posición teológica. Con respecto a su forma, los cinco grandes discursos de Jesús están en el centro del evangelio de Mateo. Se pueden considerar imitaciones del evangelio de dichos, una serie de pequeñas fuentes de dichos por decirlo así, como lo dice Gerd Theissen » la forma del evangelio de Mateo convierte las palabras de Jesús en el mensaje central (como en Q)»[13]

Así pues, el contexto general en que se coloca la fuente Q es el de la <<cuestión sinóptica>> que la mayor parte de los exegetas del siglo XIX y de la primera parte del siglo XX piensan resolver con <<la teoría de las dos fuentes>>. Así el evangelio mas antiguo sigue siendo el de Marcos; De el sacaron material, Mateo como Lucas. Sin embargo, Mt y Lc son mucho mas extensos que Mc y contienen algunos discursos o logia de Jesús, Antonio pita dice que.

En términos cuantitativos se trata de unos 200 versículos que se refieren sobre todo a la vida publica de Jesús. Al revés parece ser que la fuente Q no recoge testimonios sobre la pasión de Jesús. Efectivamente en esta sección los sinópticos contienen un material prevalente de <<triple tradición>>, o bien de un sondergut, es decir un <<material propio>> de cada evangelista. A partir de estos resultados se ha pensado en una fuente paralela de Mc igualmente escrita, que daría razón del fenómeno sinóptico.[14]

La fuente Q de dichos es moderadamente judeo-cristiana. No contiene tradiciones que cuestionen la Tora. En ella, Jesús nunca quebranta el sábado, no declara anticuada ninguna de las leyes de la pureza.[15]

En Q no existe nada parecido a una misión entre los gentiles a la que se aspire de manera pragmática. Ese cristianismo judío moderado de la fuente Q de dichos es la patria intelectual del evangelista.

El material de Q fue transmitido en principio en lengua aramea, Jesús hablo ciertamente arameo- y fue traducida bastante pronto al griego, muchas peculiaridades lingüísticas permiten reconocer aun la versión a partir de un idioma semítico, como lo refiere Philipp Vielhaver:

Queda totalmente excluido que los evangelistas Mateo y Lucas hayan traducido el material de Q por si mismos e independientemente el uno del otro; Las coincidencias literarias en el texto griego son demasiado amplias, ambos tenían, pues, ante ellos a Q ya en griego. Por otra parte, existen igualmente amplias diferencias en el tenor literal que no puede deberse exclusivamente a las intervenciones redaccionales por parte de los evangelistas o al influjo de la tradición oral. Se supone pues y al parecer con razón, que Q existía en diversas versiones griegas.[16]

Q es una fuente hipotética postulada por muchos investigadores para explicar lo que llamábamos antes la <<doble tradición>>, es decir, las concordancias, a menudo en las palabras mismas entre Mateo y Lucas en material ausente en Marcos.[17] La fuente Q es un documento compuesto en griego, puesto que nuestra única guía son los evangelios griegos, y por que un conjunto de tradición puramente oral no explica las amplias partes de esa doble tradición que hayamos en el mismo orden. «La fuente Q reconstruida consiste en dichos y algunas parábolas con un marco narrativo verdaderamente mínimo, por ello tiene un fuerte tono sapiencial».[18]

Desde Scheiermacher ( 1832) hasta Harnack (1907), deudores del error cometido por Papias, se defendio la existencia de un originario documento Q en arameo. J. Wellhausen, en 1905, propugno también, por razones lingüísticas, el origen de arameo de Q, cuyo texto debió estar disponible para Mt y Lc, además de la traducción griega del mismo, que manejaron, después, en 1911, admitió que Mt y Lc solo utilizaron recensiones distintas de una traducción griega del arameo, explicando de ese modo sus coincidencias y diferencias y diferencias.[19]

Algunos investigadores estaban tan convencidos de la existencia de Q como documento en sentido estricto que llegaron a creer en la posibilidad de detectar dos documentos, uno arameo y otro griego, en su base. Por otra parte, no resultaba difícil explicar la desaparición de Q, ya que este documento habría sido absorbido por Mateo y Lucas, con lo que se habría vuelto superfluo y terminaría por perderse.[20]

Conclusiones

La fuente Q nace a partir de la teoría de las dos fuentes cuya finalidad es, conocer cual es la segunda fuente que utilizaron los autores de Mateo y Lucas.

El documento Q es un escrito de los primeros años del movimiento cristiano, cuyo contenido son los dichos de Jesús, que fueron recopilados al parecer, en el sur de la región de Galilea.

La fuente Q es la critica literaria en la que se designan los materiales comunes a Mt y a Lc y no recogidos por Mc.

En Q no existe nada parecido a una misión entre los gentiles a la que se aspire de manera pragmática. Ese cristianismo judío moderado de la fuente Q de dichos es la patria intelectual del evangelista.

La fuente Q de dichos es moderadamente judeo-cristiana. No contiene tradiciones que cuestionen la Tora. En ella, Jesús nunca quebranta el sábado, no declara anticuada ninguna de las leyes de la pureza.

Q es una fuente hipotética postulada por muchos investigadores para explicar lo que llamábamos antes la <<doble tradición>>, es decir, las concordancias, a menudo en las palabras mismas entre Mateo y Lucas en material ausente en Marcos.

Bibliografía

Vaage, E. Leif. «El cristianismo galileo y el evangelio radical de Q», RIBLA, DEI-RECU, 22 (1996), 85.

F. Ramos Felipe. El Nuevo Testamento. Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988.

Schnelle Udo, y George Strecker. Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento. Salamanca:

Ediciones Sígueme, 2001.

Vielhaver, Philipp. Historia de la literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1991.

Bultmann, Rudolf. Historia de la tradición sinóptica. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2000.

Leon-Dufourt, Xavier. Diccionario del Nuevo Testamento. Traducido del francés por Santiago Gracia

Rodríguez. Bilbao: Desclee de Brouwer, 2002, 210.

Theissen, Gerd. La redacción de los evangelios y la política eclesial. Traducido del alemán por José

Pedro Tosaus Abadia. Navarra: Verbo Divino, 2002.

Pita, Antonio. «Fuente Q» en Luciano Pacomio, Vito Mancuso, dirección general, Diccionario teológico

enciclopédico. Traducido por Alfonso Ortiz Gracia. Navarra: Verbo Divino, 1999, 409.

E. Brown, Raymond. Introducción al Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta, 2002.

Gracia Muñoz, Manuel. «Historia de la investigación sobre la fuente Q» Verbo Divino 43 (2004) Pags, 5-8.

D. Davies, W. Aproximación al Nuevo Testamento. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1979.

Autor:

Edgardo Hernández Silva

Universidad Bíblica Latinoamericana

Curso: metodología de la investigación

Maestro: Victorio Araya

Lugar: San José Costa Rica

Fecha: 30 de Junio de 2006

[1] Leif E. Vaage, “El cristianismo galileo y el evangelio radical de Q”, RIBLA, DEI-RECU, 22 (1996), 85.

[2] Ibid., 88.

[3] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento. Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 105.

[4] George Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2001, 76.

[5] Philipp Vielhaver, Historia de la literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1991, 295.

[6] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento. Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 140.

[7] Una síntesis de critica literaria de estas tres definiciones de Q desde un punto de vista de la historia de las formas. J.S. Kloppenborg distingue en Q tres niveles: un nivel sapiencial( sin palabras apocalípticas), que se habría ampliado mediante un nivel profético de amenazas de juicio. La redacción final habría añadido un nivel biográfico, al que debemos los escasos fragmentos narrativos que hay en Q. En Rudolf Bultmann, Historia de la tradición sinóptica. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2000, 479-480.

[8] Felipe F. Ramos, El Nuevo Testamento. Madrid: Sociedad de educación Atenas, 1988, 127.

[9] Leif E. Vaage, “El cristianismo galileo y el evangelio radical de Q”, RIBLA, DEI-RECU, 22 (1996), 87.

[10] Xavier Leon-Dufourt, Diccionario del Nuevo Testamento. Traducido del francés por Santiago Gracia Rodríguez. Bilbao: Desclee de Brouwer, 2002, 210.

[11] Philipp Vielhaver, Historia de la literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1991, 291.

[12] Ibid.

[13] Gerd Theissen, La redacción de los evangelios y la política eclesial. Traducido del alemán por José Pedro Tosaus Abadia. Navarra: Verbo Divino, 2002,59.

[14] Antonio Pita, “Fuente Q” en Luciano Pacomio, Vito Mancuso, dirección general, Diccionario teológico enciclopédico. Traducido por Alfonso Ortiz Gracia. Navarra: Verbo Divino, 1999, 409.

[15] Subraya la validez eterna de la Tora: ni una coma perderá valor hasta que desaparezcan cielo y tierra ( Lc 16.17 como corrección de Lc 16.16)

[16] Philipp Vielhaver, Historia de la literatura cristiana primitiva. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1991, 292.

[17] Tras esa hipótesis se haya la plausible presunción de que el evangelista Mateo no conoció a Lucas, y viceversa, de modo que debieron haber utilizado una fuente común. Es necesario ser muy cauto a la hora de reconstruir Q. Se estima que usualmente que su contenido abarca unos 220-235 versículos o parte de ellos.

[18] Raymond E. Brown, Introducción al Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta, 2002, 181.

[19] Manuel Gracia Muñoz, “Historia de la investigación sobre la fuente Q” Verbo Divino 43 (2004) Pags, 5-8.

[20] W. D. Davies, Aproximación al Nuevo Testamento. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1979, 92

Edgardo Hernandez Silva

http://www.monografias.com

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