Existen varios estudios que han demostrado que los ejercicios físicos alteran de manera positiva el ADN de nuestro organismo. Los genes están protegidos del daño tóxico evitando fumar y no excediéndose en el consumo de alcohol.
Según el portal ‘Russian 7‘, también existen otras maneras de mejorar nuestros genes y a continuación les presentamos algunas de ellas:
Cambiar la ración alimentaria. Investigadores de la Universidad McMaster de Canadá encontraron que con una dieta rica en frutas y verduras se puede evitar un infarto de miocardio ‘escrito en los genes’, y por tanto, cambiar el rumbo del destino a mejor.
Recurrir a la terapia genética. Es la técnica que permite la localización de posibles genes defectuosos de los cromosomas y su sustitución por otros correctos, con el fin de evitar las llamadas ‘enfermedades genéticas’, entre las que se encuentran muchos tipos de cáncer.
Realizar actividades físicas. Con una sesión de entrenamientos los músculos no aumentan en masa, pero se alteran los genes. Como consecuencia se producen ciertas modificaciones en los genes, que luego ayudan a los músculos a adaptarse a los entrenamientos.
Incrementar o disminuir la actividad cerebral. Existe el dicho: «piensa menos y serás más saludable», y parece que esta dudosa banalidad tiene argumentos científicos. Un estudio científico determinó que una repentina y fuerte actividad cerebral o el estrés pueden alterar negativamente las células del cerebro.
Reducir las colorías. Limitar la ingesta energética mejora la salud y retrasa el envejecimiento.