09- Querer conectar con tu interior es una idiotez: simplemente, sé lo que eres.
¿Quieres conectar con tu interior, con lo que auténticamente eres, con tu verdadero ser…? Pues es una idiotez, otra falacia de la mente. No le hagas el juego y no pretendas conectar con tu interior, con lo eres. Porque a ver, ¿quién, qué o desde dónde va a conectar contigo, con lo que eres? ¿Acaso puedes dejar de ser tú para, desde lo que no eres, conectar con lo que eres? ¿No te das cuenta de la incongruencia que ello representa? Tú no necesitas conectar contigo mismo porque es precisamente lo que eres y es imposible que no lo seas. Lo único que sucede es que te has identificado tanto con el coche –el “yo” físico, mental y emocional que usas para experienciar esta vivencia humana- que te has olvidado de que no eres ese coche, sino su Conductor divino, infinito y eterno. Y es este olvido es el que te lleva al absurdo de querer conectar con lo que eres. ¿Lo entiendes? En lugar de querer conectar contigo, simplemente recuerda lo que eres, sé lo que eres y pon tu divinidad en acción en el aquí-ahora. Mientras insistas en conectar contigo mismo, seguirás en el olvido. La mente es la que crea esa estupidez de desear conectar con tu interior, con tu Corazón, con tu Energía, con lo que eres… La mente es el sistema operativo del coche y el coche nunca podrá conectar con el Conductor que eres. Y el Conductor no precisa conectar consigo: lo único que tiene que hacer es coger el volante del coche y llevar el mando consciente del mismo y de la vida. Cuando persigues conectar con lo que eres es señal inequívoca de que no llevas ese mando consciente, ante lo cual la mente habrá activado el piloto automático del ego, que será quien dirija lo que llamas tu vida, aunque realmente no es tal, sino el devenir del ego.
10- Eres, no estás; vives, no estás.
Estar aquí y ahora es tan sólo un estado de ser de entre los infinitos posibles que lo que eres vive instantánea y multidimensionalmente. No permitas que el estar te haga olvidar lo que eres… Eres fuera del espacio y el tiempo: vives infinita y eternamente; eres la Vida misma, en su totalidad e integridad. Y lo que llamas “tú” y “realidad” aquí y ahora constituyen sencillamente una experiencia de estar desde lo que eres. Podrá variar donde estás, pero nunca lo que eres; podrá evolucionar la realidad, pero nunca lo que eres, lo Real. La ciencia contemporánea aporta pistas al respecto cuando muestra que en el continuo espacio-temporal se despliegan todos los eventos físicos de este escenario dimensional y que el tiempo como tal no existe, ya que no es nada separado de las tres dimensiones espaciales. Pues bien, de la misma manera, tampoco existe el estar como tal, ya que no es nada con independencia de ser. Estar es sólo una plasmación, entre las infinitas posibles, de lo que eres en el continuo espacio-temporal del plano dimensional donde desarrollas la experiencia humana. Ser es lo Real; la Vida es lo Real. Estar es tan sólo una experiencia de lo que eres. Por tanto, céntrate en lo que eres, pon la consciencia en ser. La denominada realidad es fruto de una experiencia de ser en forma de estar. A partir ahí, observa la realidad y observa a lo que denominas tú: son la forma de estar que la vida que eres adopta en esta vivencia humana. Observa la realidad y obsérvate sin pensamientos; mírala y mírate sin emociones; y acéptala y acéptate tal cual están. No te preguntes por qué la realidad es así y no de otra manera. Lo que eres no está aquí-ahora para hacer disquisiciones mentales, sino para vivir: ¡vivir! Simplemente, vive y saborea la experiencia… No hay nada que cambiar. Este mundo es el marco absolutamente idóneo y perfecto para desplegar las experiencias conscienciales de ser que este plano posibilita. Hay infinitos planos donde lo que eres está. Pero aquí-ahora tienes consciencia de éste. ¡Gózalo! Sin juicios, sin quejas… Ni pensando, ni sintiendo, sólo siendo, sólo viviendo… ¡Vivir Viviendo!