En el Mar Egeo, sobreviviendo a las profundidades en el abismo de la muerte, con su hijos a cuesta, evitando el ahogamiento, el final de unas vidas tan bellas, nacidas para resistir los embates de un sistema capitalista podrido, gobernado por psicópatas, por criminales de lesa humanidad que como ya hicieron sus admirados antecesores del nazismo masacran a los pueblos, se inventan nuevas guerras e invasiones para quedarse con los recursos de países soberanos como Afganistán, Irak, Libia o Siria.

Huyendo del genocidio financiado por occidente, el llamado “mundo libre” que funda y financia grupos terroristas criminales, degolladores, violadores, asesinos, que como ISIS son armados por Europa y los Estados Unidos.

Estos niños del mar, de la esperanza, salvados por su padre jamás olvidarán ese tremendo dolor, lo llevarán para siempre impregnado en la suavidad de su piel, en el temblor de la sonrisa, en la tristeza eterna de sus conciencias.

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